jueves, abril 29

"Ven a predicar a otros lo que quieres. Te refieres a ti mismo, no al mundo"

Fritz Perls


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Luna o Dedo?

Cuando el sabio apunta a la luna, el idiota mira al dedo, dice el proverbio, y está en lo cierto; sólo que también existen casos en los que quien señala a la luna no es el sabio, y el idiota es el que precisamente mira hacia allá.

Ante los verdaderos problemas, es decir, los que están a mi alcance solucionar, siempre es mejor ver a la luna. Los problemas familiares que continúan y no se enfrentan, los problemas de pareja, en el trabajo, la injusticia que sucede ante nuestros ojos y ante la cual callamos. Todo lo que está a nuestra disposición para solucionarlo, pareciera ser el dedo al que no debemos mirar. Los medios se encargan de eso. Y no sólo los medios masivos de comunicación.

La luna del no sabio es: la agenda de viajes del presidente, el chupacabras, los programas televisivos acerca de la vida de los "artistas", el caso Elián González, el terrorismo, la guerra, inundaciones o la ola de calor; el chisme local, la agenda del presidente municipal o de la vecina; la vida amorosa de Britney Spears o la de la amiga que no trago. Todo esto es hacia lo cual se nos invita a mirar, para comentarlo seriamente, para que sea el tema de conversación entre los amigos, a los cuales, por supuesto, no les hablamos de la guerra que secretamente mantenemos contra ellos, o del terrorismo del que, tarde o temprano se enterarán. Mientras que los problemas reales tienen cuerpo y hablan, los problemas que nos interesan son los que creamos de cartón, figuras de poder contra las cuales se puede desquitar el resentimiento, la impotencia, el desinterés por lo que verdadermente existe.

La culpa sin duda, es de Milli Vanilli: blame it on the rain.

Cuando el pseudo sabio apunta a la luna, quiere distraernos. No quiere que veamos su dedo. O el de la persona que está junto a él. Podemos tirar piedras a la luna, gritar majaderías, escribirle tremendas amenazas, pero nada le llegará. Por eso el dedo que la señala tiembla. Sabe que si nos percatamos de su existencia, podremos arrancarlo, morderlo o destrozarlo. Sabe que es más peligroso el "idiota" que, sin obedecerlo, lo mira.