viernes, junio 25

¿Prisionero en la libertad
o
libre en la prisión?



"Libertad no conozco sino la libertad de estar preso
en alguien
cuyo nombre no puedo oir sin escalofrío"

Luis Cernuda


"Rather one free man bind with chains of love
Than set a thousand prisoned captives free"

Omar Khayyam

sábado, junio 19

Hacia adentro

En esta ciudad las fachadas no revelan màs que la estructura de una construcciòn. No se puede distinguir una sucursal bancaria de una panaderìa, una agencia de viajes o una clìnica. Las fachadas son justas. Son seres humanos desnudos o uniformados. No venden.

Mientras que las empresas comerciales en las grandes ciudades tienden a negar su funciòn argumentando con sus construcciones que son centros de esparcimiento (cuando en realidad es el punto de venta de una fàbrica de textil), o escribiendo en su fachada que ¿quieren verte FELIZ?. Los centros comerciales con sus diseños cada vez màs semejantes al mundo màgico de Disney intentan evitar que el consumidor se sienta còmo tal. Es un visitante, un huèsped, un patrocinador, un amigo. La incongruencia con esas maravillosas construcciones y actitudes se llama caja registradora.

En esta ciudad de calles reducidas, tùneles y muerte, las contrucciones antiquìsimas guardan silencio. Sean museo, paleterìa, cafè internet u hotel, no llaman engañosamente a nadie. Las superficies son cuerpos similares con pensamientos distintos, con mundos ùnicos a los que sòlo se tiene acceso al internarse. Tal vez es por eso que las calles estàn saturadas de peatones.

sábado, junio 12

Has it no (humanity) ended up contaminating the world (of which it is, nevertheless, an integral part) with its not-being, its way of not-being-in-the-world?

Jean Baudrillard

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Me levantaré e iré a mi padre...

"En el principio era el Verbo(...)y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros". Al hacerse carne, se olvidó al Verbo. La evolución continuó, como continúan desarrollándose los hijos: lo más lejos posible de su origen. El origen es el Verbo. La carne reinó por ser lo opuesto. La carne durante siglos y siglos. Alabanza a la carne, utilización del cuerpo hasta casi destruirlo.

Llegó el cáncer.

El cáncer es olvidar la muerte. El cáncer es el recordatorio de nuestro origen inmortal: origen verbal. Unas células que olvidan desintegrarse y continúan multiplicándose indefinidamente, aún fuera del cuerpo. El cáncer nos recuerda al Verbo, y vamos hacia él.

El camino hacia el Verbo, por ser un camino de retroceso, es infinitamente más veloz que el camino hacia el cuerpo. En unas cuantas décadas de intentar la reconciliación con el origen, se ha avanzado lo que para el cuerpo tomó decenas de siglos. La información viaja a velocidades gigantes.

El sexo corporal se está volviendo caduco frente al cibersexo . Toda la utilización del cuerpo camina hacia la obsolescencia. La tecnología permite retroceder sin freno, ser información, vivir en la mente.

La época actual, lejos de ser transgresora, es la más tradicional. Hemos tenido tanto miedo de continuar la evolución siendo seres sexuados, que preferimos lo andrógino. De ser mortales, que buscamos la inmortalidad. De ser corporales que, como hijos pródigos, regresamos corriendo con los brazos abiertos al Verbo, declarándonos incapaces de llegar a la madurez humana que, lejos de ser una anulación de capacidades, es una integración de las mismas. Pero tenemos miedo de ser adultos. Mucho, mucho miedo.

martes, junio 8

¿Discriminación racial?

Para la mercadotecnia estadounidense, un negro, un latino o un asiático son un blanco perfecto.


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Ocupación: Mexicano

¿Qué país cuenta con la riqueza histórica, natural y cultural semejante a la de México? ¿Con esa complejidad social que mantiene al sistema en homeostasis a pesar de las crisis?¿Con ese futuro que siempre promete que será mejor?

Y todavía hay quien acusa al mexicano de ser haragán y conformista, cuando con dedicarse a ser mexicano basta.


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Psicofraude

Los malos terapeutas, al igual que los malos escritores o los malos filósofos, son quienes manejan un lenguaje técnico cliché. Y lo hacen porque así reciben reconocimiento instantáneo o mejor prestigio dentro de su campo. Así construyen adecuadamente su personaje y, por consiguiente, obtienen del lector-oyente-paciente lo que desean.

Al igual que un escritor, que es cualquier persona que utiliza la escritura de cierta manera; que un filósofo, que sabe cómo y cuándo utilizar ciertos términos y posturas para construirse como tal, un psicoterapeuta no "facilita" a su paciente el descubrimiento y la resolución de su dilema existencial, sino que simplemente lo guía, con su lenguaje, a que dé las respuestas correctas. El personaje de terapeuta bien construído genera pacientes que responden como personajes-pacientes bien construídos (y generalmente,clichés). El problema son los terapeutas bestsellers; los que recurren a la misma y gastada utilización del lenguaje para hacer brotar las emociones más básicas del lector/paciente, conduciéndolo al pensamiento imbécil del happily ever after del melodrama.

La psicoterapia (como cualquier relación de poder en la que se impone como verdadera una falacia) nunca cambiará una vida; pero la experiencia terapeútica podría elevarse si quienes la realizan, tuvieran la osadía de experimentar con su lenguaje: pero ahí está el miedo. El miedo a no recibir un "me siento otra persona". Miedo a enfrentar la realidad. Miedo de poeta. Miedo a darse cuenta de que lo que se hace no sirve para nada.

jueves, junio 3

Según las estadísticas, cada año aumenta el número de embarazos no deseados entre las adolescentes. Lo que no supone que existan más jóvenes embarazadas que hace diez, veinte o cuarenta años. Lo que sucede es que hoy, la preñez en sí es un estado indeseable.
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What to do when you outgrow the city you live in, and yet, you are still in love with it?

miércoles, junio 2

Para él o contra él = No yo


Ya había tenido experiencias desagradables de acoso absurdo en ese supermercado, de modo que esa vez decidí eliminar cualquier motivo que lo propiciara. No me bañé, ni deslicé sobre mi rostro colorantes artificiales. Por atuendo elegí los pants (pantalones deportivos en español) más holgados, y la camiseta más amplia.

Mientras giraba en el tercer pasillo del supermercado, ya me seguía un hombre.

Lo acepto, en ocasiones parezco ser una extraterrestre al desconocer las cosas más elementales de este planeta; pero creo tener bien claro que al sexo masculino le atrae la mujer embutida en ropa "sexy", aunque recuerde verdaderamente a un embutido. Creo saber que reaccionan al estereotipo de mujer sensual fijado en sus mentes. Lo que no entiendo es por qué, en el quinto pasillo del supermercado otro hombre me lanzaba las palabras más gastadas de adulación a la belleza femenina. I thought we had won here, girl.

Pero no.

Cierto que, gran parte de la mujeres que adoptan poses masculinas es para protegerse de la agresión que en algún momento han experimentado de uno de ellos. Cierto es que da la sensación de control, incluso de superioridad. Pero, escuchando un reportaje de las mujeres muertas en Ciudad Juárez, me he enterado de que uno de los recursos que utilizan para evitar ser atacadas es vestir de pantalón holgado, camisa suelta y cabello corto. Simular ser hombres para su protección, fundirse con el entorno. Cierto es también que esos asesinos prefieren atacar a una mujer de cabello largo y minifalda pero, las mujeres de pantalón holgado también han sido atacadas. También están muertas.

¿Acaso no es el vestuario, el aferrarse a un estereotipo y a la reacción adecuada ante éste una mera justificación del macho para ejercer su poder contra quien es más débil? Lo hacen contra los homosexuales, contra los niños, contra los animales. Siempre hacia abajo. La atracción sexual es la escondite del ser pequeño y atemorizado que vive dentro de ellos y que, al proyectarlo en su entorno, desean eliminar. Tanto lo destestan ¿Y no es caer en su juego el modificar nuestro guardarropa para ellos? ¿El disfrazarnos de hombres para sentirnos protegidas por nuestro atuendo-padre?

El vestido corto, los tacones y el cabello largo pueden entenderse como la autotortura de una mujer que desea llamar la atención del sexo masculino. Está "arreglándose para él". Pero ¿no lo hace también la que oculta su feminidad tras un atuendo masculino para no despertar a la "bestia": el pobrecito no sabe controlarse, así que "mamá" lo hará por él.

Ambas situaciones son elecciones que se toman en base a él. La mujer "femenina" y la mujer "masculina" son productos de la misoginia. Recuerdo bien hace un par de meses a una guapísima doctora en estudios culturales que, ante un público de hombres y mujeres de todas las edades, y sin afán de seducción, impartía una conferencia acerca de la narcocultura en la frontera vistiendo una entallada camiseta que delineaba sus pechos y sus pezones perfectos que, obviamente, no requerían sostén. No tuvo que disfrazarse de nada para ser respetada, su inteligencia y su actitud fueron suficientes. Y eso que estaba en México. Creo que tuvo bien claro que si alguno de sus espectadores se retiraba al baño a media conferencia para masturbarse, era su problema, y no el de ella. Sin embargo, el diálogo fue tan interesante que nadie salió.

martes, junio 1

Darse cuenta

Nunca vi cómo asomó los ojos tras el periódico. Ni cómo miró a su alrededor y se vió a sí mismo sentado en otras mesas: camisa igual, cabello cano, más de cincuenta. Tomó su taza de café y continuó, extrañado, leyendo su periódico. Luego un desayuno fuerte, abundante, restó por unos minutos su atención del texto.

A cada cucharada, analizaba su entorno. Veía a las mujeres que, en grupo, arrancaban trozos de espinacas y de champiñones de los omelettes de sus platillos. Grupos de hombres jóvenes que hablaban de negocios, y quienes no cesaban de responder a sus teléfonos móviles. Una que otra mesa con un par de norteamericanos. Y otra vez ellos, solos, sorbiendo café sin despegar la vista de las amplias publicaciones periodísticas. No se comunicaban a distancia con nadie, ni había prisa en su lectura, ni algarabía en su mesa. Pero ninguno lo miraba.

Horas después, cuando hubo bebido las suficientes tazas de café, cuando la lectura satisfizo, ordenó su cuenta. Se levantó, y los grupos de ellas, y los grupos de ellos, le siguieron con la mirada. No sucedió eso con la de sus similares. Pagó.

Ya para entonces estaba yo sospechando algo de este hombre que se alejaba del restaurante, pues al levantarse de su mesa, y antes de pagar, se había colgado mi bolso al hombro. Y rumbo al estacionamiento, no pude dejar de notar cómo miraba mis manos.

Bajó los escalones con cuidado, observando mis sandalias. Y, con naturalidad o mecánicamente, se dirigió a mi auto, sacó las llaves, lo encendió y se fue.

Ahora vive en mi casa, viste mi ropa, hace a mi trabajo. Incluso escribe este texto.