Contra la resistencia
El grito, para obtener eco, necesita una pared.
No existe mejor apoyo que la resistencia. Nada garantiza más el éxito, que los obstáculos.
Provenientes de la escuela del sermón, intentamos frustar las acciones del otro diciéndole:
-No, no, no hagas eso.
Resultado obvio: obtiene la fuerza necesaria para hacerlo.
Los discursos en contra, son los soportes de aquello contra lo cual se lucha.
Si queremos derrotar al enemigo, hagamos lo que el judo: tendámosle la mano y será derrotado con su propia fuerza. A lo más bajo de lo bajo se llega solo.
La resistencia es propaganda.
Se resiste lo que no se soporta. Lo que no concuerda con las propias ideas. Se resiste lo que se odia en el otro. Lo que se odia en el otro es una proyección de lo que se odia en si mismo. La lucha contra eso, contra ello, contra aquellos, es una lucha contra mi: No quiero la guerra en ese país porque ya no soporto ser el campo de batalla de mi propia guerra.
Los polos se encuentran unidos por el mismo eje.
Para que un individuo, un grupo, un país, un planeta, llegue a la iluminación, debe primero bajar a los infiernos. Nadie debe oponer resistencia. La resistencias históricas prolongan indefinidamente la neurosis colectiva; y existen siempre grandes beneficiario$.
También existe la entropía.