miércoles, mayo 26

Exclusión

La Nada es superior al Todo. El todo se fragmenta, se constituye de partes: la Nada, por carecer de elementos, es totalmente unitaria. El Todo adquiere connotaciones en cualquier ámbito. El Todo incluye. La Nada incluso puede negarse a sí misma. Puede decir que no hay nada semejante a la Nada.

Comprometerse con algo es formar parte del todo. Incluirse. Incluirse significa perder conciencia. Significa aceptar que existe algo por lo que vale la pena ser estúpido. Estúpido es un vocablo que no merece sacrificios. Basta perderse en una parte del Todo para contaminarse. Para creer que hay tal cosa.

¿Dónde está lo sublime? Si somos corpóreos, debemos encontrarlo en alguna parte del cuerpo.

Hace un par de días, encontré una especie de ciempiés en el lavamanos de mi cocina. Decidí aniquilarlo, y la única arma que encontré fue el jabón para trastes. Vacié un poco de esa sustancia sobre su cuerpo, y en ese momento, una parte de él se desprendió. Era una pata. El ciempiés estaba inmóvil, permitiendo que el Todo de la muerte lo recorriera, sintiendo como el jabón entraba por sus miembros. Pero la pata se retorcía, se negaba a ceder la vida. El animal siempre estuvo en su pata. Todo lo que amó, lo que sufrió, cada instante de dolor lo vivía en su extremidad. Y era esa misma la que se negaba a morir, mientras que el cuerpo paralizado aceptaba lo ya acostumbrado.

Sería cosa de identificar ¿Dónde me duele lo que me duele?

Si se va, me duele. Si se muere, me duele. Si me lastima, me duele ¿Dónde me duele?

Me duele en la concentración del Todo. No es como lo pensamos. El todo no se encuentra distribuido equitativamente en cada parte de nuestro ser. El Todo se manifiesta, porque teme ser descubierto por la Nada. El Todo con autoconciencia se transforma en Nada. En lo superior.

La Nada elimina, el Todo incluye. Incluir es no conocer límites, es abrazar ilusamente lo que se detesta, es aceptar con cabeza baja lo que lastima.

Sin embargo, la Nada es el sí al Todo. El sí Nietzscheano al Todo.

La negación afirmativa que descalifica.

El humano (ese extraño) se pierde en cada exclusión (en cada elección). En cada intento por formar parte del Todo a base de decidir.

La Nada otorga la condición de dioses que se ha perdido en el relato del Paraíso, en el momento en que el ser humano hace su primera elección, y se pierde, se estupidifica en ella. En el momento en que CREE en un árbol.

Alejarse. Apartarse. Renunciar a cualquier vínculo. La respuesta del que no se mancha de la frenética inclusión. Del querer ser. Del que deseando humillarse hasta la Nada, brilla de su negación-afirmación. Del que ha trascendido el pertenecer.

lunes, mayo 24

"Quisiera ser como tú, sin sangre en las venas" (J.Alfredo Jiménez)

Soy comerciable porque no soy perfecta. Porque estoy insatisfecha. Sufro porque alguien incluyó en el vocabulario la palabra Felicidad. O en la historia la palabra Salvación.

Camino tras de aquello que me permitirá "ser mejor", "más feliz", "más yo". Ese ser-que-está-por-ser.

La paz, la seguridad, la perfección, la felicidad, son las zanahorias atadas a la nariz del asno que camina tras ellas sin alcanzarlas jamás, pero sí llevando, sin darse cuenta, la carga de su amo (cualquier similitud con las campañas de los candidatos a puestos políticos es mera coincidencia) (lo es también se asemeja a la publicidad de los consorcios que construyen la nuevas mini-casas-ilusión-de-hogar para los recién casados) (o los infomerciales) (o este texto negativo que sugiere que "lo mejor" es olvidarse de que existe algo mejor).

Tanto nos han prometido.

Los eventos macro se repiten en universos cada vez menores que son, al mismo tiempo, los generadores de los primeros. Escuchar a un psicoterapeuta decir ante su paciente que la razón de que afirme que al fin se siente bien con su vida después de años de terapia es porque está evadiendo un problema muy serio, y que necesita trabajar mucho en ello significa: ¡es imposible que no consumas! ¿estás satisfecho con tu guardarropa? ¿con tu peso? ¿con lo que posees? Imposible. Conformista. Enfermo.

Anormal.

El hombre actual (entiéndase por esto: hombre blanco, clase media, entre 30 y 40 años, y de aspecto andrógino) es el nihilista que no esperando nada lo quiere todo. Preparado a la perfección, está programado de manera tal que nunca reconozca el sitio en el que se encuentra. El eterno viajero de sí mismo que jamás llega, pues su destino es el del otro. Y ni siquiera eso: es el destino que se la ha prometido al otro.

viernes, mayo 14

Relaciones diplomáticas del tercer tipo

Un noticiero anunció hace unos días que el gobierno mexicano probablemente sería el primero en reconocer la existencia de los extraterrestres. Esto después del video que presentó la Secretaría de la Defensa Nacional, en el que se observaba un conjunto de círculos luminosos que viajaban por el cielo.

No tiene caso que México reconozca esto. Tan pronto se entere la Casa Blanca, exigirá que nuestro país rompa relaciones diplomáticas con los extraterrestres.


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No hay escondite

Si la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma ¿por qué hay quienes ostentan el título de creadores?

Materiales. Pintura. Terreno. Una casa. La retórica de la construcción. Un orden de factores que sí altera el producto. Un producto que es una aseveración ideológica.

Toda mezcla personal es una aseveración ideológica.

ESTO ES UNA OPINION.

Elegir un idioma. Elegir un lenguaje dentro del idioma. Elegir un vocablo de entre sus sinónimos. Elegir el orden en que se presenta ese vocablo entre los demás elegidos. Elegir omitirlo.

Una elección es una exclusión.

TODA EXCLUSION ES UN JUICIO.

Ser DJ resta divinidad, es cierto. Volcarse completo en cada mezcla es demasiada exposición. Pero incluso se vuelca quien se contiene. Contenerse es también una elección.

Oh! no somos dioses. Oh! nuestras guaridas también son un lenguaje.

No estamos a salvo en ningún lado (ni siquiera tras un texto) mientras, sin remedio, tomamos de la realidad los elementos que revolvemos dentro, y que lanzamos de nuevo (vísceras incluídas) en los recipientes humanos que los revolverán.

Por eso la putrefacción.


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Después de leer a Terry Eagleton, he decidido abandonar las teorías posmodernistas. Me tienen harta.

Definitivamente, y como dijo Lupita D'alessio: Hoy voy a cambiar.


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Saturación.

La descalificación por el exceso.

Una ciudad.




sábado, mayo 8

ZAPATA


The Hero’s Dream
Convertir la historia de un país en una obra destinada a la diversión de las masas tiene consecuencias como esta, que escuché en el cine mientras observaba el estreno de la película.

—¡Prendan el aire acondicionado, huele a Zapata!

La enseñanzas que se obtienen después de ver esta cinta son:

1.-Zapata era amanerado.
2.-Ser revolucionario es algo que hacen los “indios” supersticiosos.
3.-Lo que importa de la revolución no es la lucha, sino las canciones.
4.-La revolución fue posible gracias a una extranjera.
5.- Sin lo extranjero, los “indios” no hubieran podido hacer nada.
6.-En México, los problemas socio-políticos se arreglan con un plato de mole y La cucaracha.

La película (2004), contrario a los comentarios de la crítica, no está mal lograda: es un éxito. Es un éxito para la empresa Zapata Dreams LLC (o Latin Arts LLC en Estados Unidos) y Comala Films (en España), que aparecen como las principales inversionistas en la cinta. Un éxito para quien tiene la intención de ridiculizar la historia de México, descalificando la lucha campesina al colocar como protagonista de ella a Alejandro Fernández y confiando la producción a Alfonso Arau (y a la sombra de Laura Esquivel). Actores y productores son promovidos por sus reconocidos “triunfos” (o me conviene lo vergonzoso de tu obra para tu cultura). Arau tiene, en su amplio currículum, producciones cinematográficas cuyos títulos lo dicen todo: Calzonzin Inspector (1973) y Mojado Power (1979); así como la actuación en la película Three amigos (1986).

Desde su título, Zapata: el sueño del héroe (o en inglés, Zapata: The Hero’s Dream), ya se perfila como un intento de convertir la historia de la lucha revolucionaria en una mera cinta épica al estilo hollywoodense. Arau no pretende conformarse con la taquilla mexicana: quiere que su película, la más costosa en la historia del cine en nuestro país, participe en los Óscares de 2005, por eso ha norteamericanizado toda su campaña publicitaria: el subtítulo de A Hero’s Dream, el sitio oficial de la película cuya dirección es www.zapatathemovie.com y la explicación absurda en la cartelera del cine: “hablada en español” ¿Es necesario que se especifique esto cuando se trata de una cinta filmada en México cuyo tema es la Revolución?

Las compañías productoras extranjeras han recibido un premio a su inversión. Tal vez en España hubiesen preferido que la cinta tratase de Miguel Hidalgo, pero con Zapata fue suficiente, pues: el triunfo de la revolución mexicana se debió al favor que le hizo una española a un campesino indígena de finos modales. Parece que la “Esperanza” (nombre que lleva Lucero en la película) del mexicano estará siempre puesta en un español que lo traicionará: la historia de Hernán Cortés (aquí Esperanza) se repite. Zapata es “el elegido por los dioses” y, al igual que Quetzalcóatl “el dios” también es confundido con un español(a). Esperanza lo elige para divertirse un poco de su aburrido matrimonio junto a Victoriano Huerta y, a cambio, es “la diosa” que le permite conviertirse en el caudillo de la Revolución. Una vez que su marido la sorprende, ella, para salvarse, traiciona a Zapata.

Otra de las escenas más aberrantes, y en la que se lleva a cabo la más frontal burla hacia la Revolución, es en la cual se encuentran Francisco Villa y Emiliano Zapata para desayunar. Tras una serie de albures barato con las meseras (Angélica Aragón y Carmen Salinas, quienes sin duda son actrices de una trayectoria infinitamente superior a la del protagonista, pero que, como en toda cinta extranjera, deben actuar de personal de servicio), Villa pregunta a Zapata acerca de los temas importantes de la Revolución, respondiéndole él mismo que no se trata de la lucha, ni la justicia, ni las tierras, sino de “las canciones”. Y para colmo, presentan una canción ridícula y mal interpretada, dirigida a Zapata, quien la escucha con una sonrisa imbécil.

Curiosamente, el único personaje que posee verosimilitud es el que oprime: Victoriano Huerta. Incluso su lenguaje es más creíble que las frases constantemente sabias de Zapata, quien jamás pronuncia algo que le permita delinearlo como personaje. Huerta se toma la libertad de insultar con majaderías, de burlarse del discurso tieso de Zapata mientras lo cuestiona acerca de la historia, cuando aparentemente le quema los pies. Ante un personaje bien construído, los demás quedan como meras caricaturas y sus actos más solemnes despiertan la risa del espectador.

Un espectáculo ridículo es también el papel que dan a los indígenas. Poseedores de una lengua incomprensible (el náhuatl), son los aparentes “sabios”, los hechiceros, los que danzan absurdamente con la única finalidad de entretener. La encarnación de esto es una mujer-nagual que desde el nacimiento de Zapata, predice ante todos, lo que después se convertirá en “el sueño del héroe”.

Innecesaria es una interpetación de una de las escenas casi finales en la que Zapata, aparentemente difunto, acude a una comida de muertos con un escenario tipo Como agua para chocolate, en la que convive con su esposa, su hermano y Victoriano Huerta: aquí todos olvidan sus problemas “terrenales” (la Revolución mexicana y asuntos de ese tipo) mientras disfrutan un plato de mole y escuchan la melodía que no puede faltar en toda celebración mexicana (según Hollywood, por supuesto): La cucaracha.

Casting para rating
A menos que seas licenciado en historia, alumno y sea tu tarea, o alguien preocupado por lo que los medios hacen con la historia de tu país, no te diriges al cine a ver una película de la Revolución mexicana. Solución: la Novia de México (Lucero) y el Charro Metrosexual (Alejandro Fernández). Es imposible que el público mexicano ignore una cinta en la que actúan estos personajes “limpios” y entrañables. No importa que Fernández nunca haya actuado en su vida (y continúe sin hacerlo) lo importante son los boletos vendidos.

Alejandro Fernández es el mejor representante de tendencias como las que persigue esta película. Heredero de la tradición de Vicente Fernández, se abre camino en el mercado de la música ranchera; pero el mercado es limitado. En la necesidad de ampliarlo, se globaliza: acude a los padrinos extranjeros de los latinos en crisis de identidad: Emilio y Gloria Estefan. Relaja su imagen de charro hasta convertirse en metrosexual. Sus videos son ahora anuncios de Sony. Una vez inmiscuido en el bolero pop, regresa a su traje de charro, con las uñas barnizadas y el cabello teñido. El personaje “perfecto” para la cinta de Zapata.

Alejandro y Lucero están en sus treintas. Son los representantes de la Generación X. La generación que experimenta la mayor crisis actual y, por lo tanto, la que acepta sin chistar la renuncia a toda tradición, el nihilismo, la mezcolanza de la globalización.

Antología de fragmentos
La película se encuentra elaborada en fragmentos representativos, fragmentos de los cuales la imagen de Lucero y Alejandro forman parte. Sin embargo, estos fragmentos no son novedosos, lo que aportan es una reiteración de la visión norteamericana de nuestro país. De las supuestas “tradiciones” y “misticismo” que nos constituyen. Pero los fragmentos no se reducen exclusivamente a lo “mexicano” pues este pastiche incluye a:

Moisés: En la escena del nacimiento de Zapata, le descubren una marca cerca del pecho que aparentemente es “la marca del diablo”. Sin embargo, la chamana que lo protegerá durante toda su vida, lo toma en sus brazos llamándolo “el elegido”: ha sido destinado desde su nacimiento para liberar al pueblo. Es hijo de “esclavos”, pero llegará a negociar algún día con el “Faraón”.

El caballero Medieval: Fragmento en el que Zapata, deslumbrado por lo bello de “la princesa” despliega ante ella su hombría y su destreza con el caballo para obtener sus favores. Todo esto en un escenario que corresponde más a A Knight’s Tale (E.U., 2001) que a una película de la Revolución mexicana. Aunque también, y respondiendo más a lo actual, podría decirse que Zapata fue el Rosa Salvaje de la Revolución.

El llanero solitario: Escenarios que recuerdan los westerns norteamericanos. Las peleas típicas entre indios y vaqueros. Lo artificial de las mismas en cuanto a los tiroteos y la dinámica de los enfrentamientos, colocando al público estadounidense en una atmósfera que puede reconocer y al mismo tiempo, considerar anacrónica y caricaturesca.

Tizoc: Fernández no deja sin utilizar su cotizada voz, para cantarle a su amada, en una escena descontextualizada (otra más), a la manera en que lo hizo Pedro Infante a María Félix: en un escenario campesino, y fingiendo terriblemente un acento indígena. Zapata-Tizoc fue creado con la finalidad de “sobremexicanizar” la cinta.

Las enseñanzas de Carlos Castaneda (y Bruce Lee): La visión “mística” que se maneja alrededor del personaje de Zapata, obedece a la formación de un “guerrero” según Castaneda. El papel de Castaneda lo toma una mujer indígena (cuya actuación resulta cómica más que mística), que enseña al futuro héroe los “Caminos del Corazón”. La supuesta hechicera es un nagual, que aparece y desaparece a su voluntad, con actitudes ridículas que recuerdan las viejas películas de Kung Fu.

El realismo mágico de Laura Esquivel: Recreaciones de Como agua para chocolate son otros de los registros de los que se hace uso en este pastiche. La escena de la boda de Zapata, su muerte, y la “comida” en la que participan incluso sus enemigos. La escena sexual de la noche de bodas. Arau, en un intento por revivir el “éxito” que tuvo su anterior película, filma de nuevo escenas de esta con los personajes de Zapata. Sólo que en este caso, la mitificación de “lo mexicano” como mágico contamina un hecho histórico .

Cuauhtémoc: Huerta, en una burla total hacia el personaje de Zapata y hacia Cuauhtémoc mismo y, ridiculizando la causa de la Revolución, le quema los pies al caudillo. Anteriormente en la película ya se había hecho alusión a la similitud entre Zapata y Cuauhtémoc. Aquí Zapata ya no es el héroe, es el superhéroe que contiene a todos lo héroes. Zapata es la historia que reformula las historias. Deshagámonos del libro de texto en el que el gobierno mexicano manipula la historia; ahora la podremos ver en video, versión light, manipulada por E.U.

La música tipo Linda Rondstant: La banda sonora juega un papel esencial en una cinta como ésta. No se escucha una sola canción mexicana durante la película. En su lugar, hay música que contribuye a la creación de esa atmósfera absurdo-ridícula. De cuando en vez, se escucha un tocar de guitarras al estilo lamento del medio oeste, que recuerda la música pseudo mexicana de Rondstant. Inclusive la música. Si hubieran comido tacos en la película, no dudo que los prepararan con queso amarillo.

Los cuadros de Diego Rivera: El norteamericano, para identificar la figura del “indio”, necesita verlo con un sarape y un sombrero enorme. La mujer mexicana, gracias a Rivera, ya no es la de las trenzas y el rebozo, es la mujer morena con alcatraces. En la escena de la noche de bodas se une la historia de Zapata, el escenario de Como agua para chocolate y un cuadro de Diego Rivera. Los estereotipos actuales de la visión norteamericana de la mexicanidad. Todo es válido cuando se trata de designificar por medio de la saturación, de reformular lo mexicano reduciéndolo a imágenes correctas y a “curiosas” tradiciones, en donde la definición del personaje no importa, pues se borra al ser humano como tal, al mexicano como tal, convertiéndolo en un maniquí que se disfraza de sí mismo y se acomoda en el escaparate del patrón.

Si Zapata es ahora el superhéroe que contiene a los héroes, la película Zapata es la historia que contiene las historias. Hollywood se está apropiando poco a poco de la historia universal. Si le es posible contar varias historias en una, lo hará. La mejor manera de manipular a una persona es a través de su pasado: los terapeutas lo saben por experiencia. Al recontarle a los pueblos su propia historia, convierten ésta en un instrumento de diversión, ridiculizan y confunden. El poder se encuentra en quien maneja mejor el lenguaje, pero permanece sólo hasta que las estrategias que utiliza son descubiertas públicamente.

Hollywood tendrá que buscar otras manera de recontar las historias de nuestro país, pues dudo que otro Frankenstein de Arau sea la respuesta, aunque, si a Arau Senior ya no le funcionará, Arau Junior ya sigue los pasos de papá. En la película (o “burlocumental”) A Day without a Mexican (estreno 14 de mayo: www.adaywithoutamexican.com), Sergio Arau aprovecha también los problemática social del mexicano (esta vez la actual, el chico es joven), para vender. La cinta trivializa la situación de los inmigrantes mexicanos en California llevándola al absurdo en una aparente crítica.

Zapata no será el final.

domingo, mayo 2

Historia de los narrados

No se busque en el consumismo, en la capacidad adquisitiva, en la ignorancia, en el trabajo o en la diversión. El elemento que ha esclavizado desde siempre al ser humano es la narración.

Somos narrados desde antes de nacer. La historia de nuestra vida ya existe en el pensamiento de nuestra familia y de la sociedad incluso antes de ser concebidos. Las voces del espacio geográfico, del tiempo histórico, de la realidad económico-política determinan el hilo narrativo de nuestra experiencia. Al desarrollarnos, obedecemos inconscientemente a esa narración previa: escuchamos las voces que nos cuentan. Después las narraciones se diversifican, al tiempo que crece nuestra preocupación acerca de ellas. Nos narran nuestros amigos, nuestros jefes, el sistema. Inevitablemente actuamos a favor o en contra de esas narraciones y, si poseemos un poco de rebeldía, elaboramos la nuestra. Nos construímos a los ojos de la narración que hemos formulado. Esa narración propia no es sino una mezcla personal de las narraciones externas; una especie de visión autobiográfica en pospretérito.

Cada acción realizada, obedece a una pre y a una postnarración. La experiencia presente se valida solamente en base a éstas. La obediencia que la narración solicita no se refiere al acto, sino a la congruencia con una visión pasada y futura del mismo.

Nos somos los controlados, somos los narrados. El control no se ejerce por medio de la narración, sino que es un producto derivado de la misma.

La escritura pretender apropiarse de este poder narrativo. El escritor toma el papel de esclavizador, como el vasallo que se sienta en la silla del rey cuando éste no se entera. Pero la narración siempre se entera.

La narración narra al narrador. Lo observa en su juego infantil con ese poder. Incluso, la narración se ensaña con él, haciéndolo una víctima aguda de su acción; y el narrador, en su lucha imposible por librarse de ella, se aísla. Pero, aún en la soledad, se sabe observado, pues él mismo se narra mil veces hasta perder la conciencia del límite entre su propio ser y La Esclavizadora.

La trascendencia es determinada por la narración. La existencia física de una persona es irrelevante, una vida sigue hasta que su narración se suspende. Hasta que ninguna palabra en el vocabulario universal remita a ella.

La muerte es una palabra más en la historia de los narrados.

sábado, mayo 1

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“Flaubert no podría haber dicho: ‘Fréderick no soy yo’. Al escribir una historia que podría haber sido la suya, niega que esta historia de un fracaso sea la historia de quien la escribe.”
Pierre Bourdieu

Es absurdo pretender librarse de uno mismo. No se puede hablar de ninguna otro tema más que del propio. Incluso cuando más se intenta el alejamiento de sí, más se regresa a uno mismo. La escritura no es la excepción; la obra de un autor es su más fiel autobiografía.

“¿Acaso no es cierto que el autor no puede hablar más que de sí mismo?”
Milán Kundera


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La monogamia se sabe en un beso.

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Las certezas son mentiras de la intuición, estructuradas de una manera lógica y coherente.


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Literature Student (or a student of the weapon system)

What to do when your entire mind is an irregular verb?

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“Solamente de Paso
Se cuenta que en el siglo pasado, un turista mexicano fue a la ciudad del Cairo - Egipto, con la finalidad de visitar a un famoso sabio. El turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno de libros. Las únicas piezas de mobiliario eran una cama, una mesa y un banco.
-¿Dónde están sus muebles? - preguntó el turista.
Y el sabio, rápidamente, también preguntó:
- ¿Y dónde están los suyos...?
- ¿Los míos? - se sorprendió el turista. ¡Pero si yo estoy aquí solamente de paso!
- Yo también*...- concluyó el sabio. "La vida en la tierra es solamente temporal... Sin embargo, algunos viven como si fueran a quedarse aquí eternamente y se olvidan de ser felices".
"El valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que suceden. Por eso existen momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables. “


* Este texto debió terminar ahí, sin embargo parece que el autor creyó que escribía para idiotas, a los que había que restregarles una explicación en la nariz.