sábado, octubre 30

7.-No literalizarás

Si, contrario a lo que se nos recomienda, tomáramos las frases que escuchamos de manera literal, sería mucho más fácil comprender el mensaje que está explícito, pero que ocultamos disculpando a quien lo dice con el habitual: no debemos tomarlo literalmente.

¿Y por qué no? Si el lenguaje se diseñó para transmitir mensajes, y continúa funcionando de la misma manera, simplemente que se nos ha "educado" la capacidad de percepción, de modo que cuando escuchemos algo claro, comprendamos algo distinto a lo que en realidad nos comunican y, por supuesto, nuestro interlocutor también ha sido entrenado de la misma manera, de modo que ya ni el mismo perciba lo que está transmitiendo.

En una charla que impartió un reconocido maestro de la Universidad Estatal de San Diego, aparentemente se manifestaba contra el imperialismo norteamericano y la globalización. Pero el maestro no estaba convencido de lo que decía. Por más que se empeñaba en criticar la conducta de su país natal, era evidente su rechazo a otras culturas, característica inherente al imperialismo. Y no porque lo manifestara en su ponencia, sino en las palabras que elegía para hablar de ello. Un ejemplo muy claro fue:

"Las personas del lugar se opusieron pues, poner un McDonald´s en Oaxaca cambia el CHISTE de ese lugar"

Por supuesto que se le puede atribuir esto a su manejo del español, pero, incluso el hablar mal nuestro idioma se debe a la incomodidad que siente al utilizarlo. Claro que afirmar que Oaxaca es un chiste de lugar es intencional, digamos que inconscientemente intencional. Una parte de él piensa que esos pueblos mexicanos son cómicos y absurdos, y así llama un "chiste" al lugar.

El lo dice, nosotros lo escuchamos, pero nuestra percepción "educada" no indica que no debemos pecibirlo así "tan literalmente", como si las percepciones claras fuesen una falta de respeto por revelar aquello de lo cual se ha establecido un acuerdo tácito para ignorar.

Los niños cuya percepción aún ni ha sido muy atrofiada por el aprendizaje desconciertan por su "crudeza" para expresarse, y porque cometen el error de comprender "literalmente" las cosas. Nuestro cuerpo y nuestro lenguaje son clarísimos, aun cuando tratamos de mentir. Y la percepción de esos mensajes son igualmente claros. El problema es que hemos aprendido tan bien a ignorar todo eso, que nos prestamos al eterno: tú juegas a que me engañas y yo a que te creo, cuando en realidad poseemos todas las herramientas necesarias para entender lo que nos comunican verbal y corporalmente, pero que en muchísimas ocasiones es preferibles ignorar para continuar la fantasía.

La fenomenología nos ayuda a percibir lo que hay, sin adornarlo con interpretaciones. El problema incluso con lo fenomenológico es esa percepción amaestrada, esa que nos hace llamar a la invasión de nuestro país por parte de las potencias mundiales: inversión extranjera. Y sentarnos felices a consumir.

martes, octubre 26

Desde el avión

Después de pasar casi una semana en tierras familiarmente desconocidas, regreso a esta página, la más familiar de mis irrealidades.

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La saturación invariablemente desemboca en creación.

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La repetición es considerada una actividad indeseable por su poder para transformar.

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Recomiendo nunca conocer en persona a alguien a quien se admira.

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Respirar es la prescripción más efectiva en caso de angustia. La menos utilizada. La única gratuita.

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Si matas aquello que no te mata, te hace más fuerte.

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No faltan personas con iniciativa; faltan personas con la capacidad de comprometerse con las implicaciones de su iniciativa o ¿Cuándo has visto torturar a un borrego?

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El peor control es el autocontrol.

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Si nuestra experiencia es destruída, entonces nuestro comportamiento será destructivo.
R.D. Laing



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AVISO DE OCASION

Hace dos días perdí mis lentes. Si alguien los ve, píselos por favor. Necesito descansar de ver la realidad.

jueves, octubre 14


World Wide Waste of time

Gabriel García Márquez cree que si hubiese habido "computador" en el tiempo en que creó Cien años de soledad, sin duda el escribir la novela le hubiera tomado menos tiempo, y no hubiera tenido que pasar junto a su máquina de escribir tantos años de soledad.

Hay un pequeño detalle que el señor García (que raro se ve sin el Márquez), ha olvidado. En ese tiempo el escritor sin duda tardaba muchísimo tiempo en escribir, editar y reescribir sus textos. Pero todo el tiempo invertido en esa tarea fue mínimo, comparado con el que pierde el escritor de hoy. Y por supuesto que no es en la edición de sus textos, si no en otra de las maravillas de la tecnología: el internet.


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Otras ramas de la literatura fantástica

A nadie extraña que un funcionario público afirme de que la pobreza está siendo erradicada. Tal vez no extraña porque lo que dice es cierto: está siendo erradicada a base de salarios risibles. Bajo esas condiciones se puede erradicar a quien sea. Sin embargo, el funcionario pretende que se entienda que se está combatiendo la pobreza. Y claro que se está combatiendo. El ejemplo más claro fueron las matanzas que se llevaron a cabo en Chiapas. Vaya que se está combatiendo la pobreza. Pero no, el funcionario trata de decir que los pobres tienen más dinero; que viven mejor. Situación curiosa. Siempre que salgo de casa veo la misma escena: los niños de la calle, los vendedores ambulantes, el paisaje desolador de las colonias marginadas. Nada cambia. Y eso lo sabemos. Y nos quejamos ( o escribimos en el blog) . Y no pasa nada. Y es precisamente esto lo que permite que no pase nada. El sermoneo en la comodidad del hogar. Y viene la conferencia de prensa, el cuarto informe de gobierno, la noticia del periódico: "aumenta el Producto Interno Bruto". Y salimos de casa, y lo único que ha cambiado es el precio de la gasolina. Y seguimos ganando $58.00 pesos la hora. Y la tasa de crecimiento esperada es del 4%.

Los noticieros aprenden.

De tanto trabajar con estos mensajes, los noticieros ya han tomado el ejemplo. Ahora también elaboran sus discursos basándose en el doble mensaje. Los dobles mensajes son, en cualquier relación interpersonal, los iniciadores de la esquizofrenia.


No es raro escuchar en un noticiero en televisión frases como: "Observe cómo empuja al candidato, cómo lo obliga a salir de la sala", mientras que en la imagen tan sólo vemos a un hombre que camina junto a otro.

El colmo de esto ha sido: "Vea usted cómo terminó hecha pedazos la camioneta amarilla del delegado", mientras en la pantalla vemos una camioneta totalmente negra. Y los ejemplos continúan. El mensaje es: "Lo que usted ve es esto, ¿me entiende? Nada tiene que ver su percepción.

La técnica es la misma que la que utilizan las madres de los esquizofrénicos: "Anda come, tienes hambre. No, no digas que no; tú tienes hambre ¿me oyes?" El individuo así programado termina desconfiando de lo que piensa y siente, dándole esa facultad a su mamá; o al Estado.

Sin embargo, algo deben haber encontrado los políticos y los noticieros en nosotros. Algo más que la propensión a la esquizofrenia. Tal vez sea la avidez de la evasión. Una realidad insostenible sólo se soporta evadiéndose, ya sea en la esperanza de un futuro mejor, de un presente distinto al que se vive, de un noticiero en el que se centra la atención en la vida de otros (en el que es lo de menos si nos dicen qué ver y qué no). Anteriormente la sociedad se evadía en la literatura fantástica; pero a la literatura la invadió el "realismo". La fantasía está ahora en la política y en los noticieros, y es ahí a donde recurrimos para evitar por un tiempo, la percepción de nuestra realidad .



martes, octubre 12

OFF

La posibilidad de controlar mi realidad es tan sencilla como utilizar el control remoto o navegar en internet. Literalmente.

Cuando mi vida va demasiado apacible, veo las noticias. Entonces reúno la suficiente realidad como para preocuparme, acaparar mi tiempo, comentar. Y cada suceso se convierte en el-mundo-en-el-que-vivo. Aunque tal vez sería mejor el término el-mundo-en-el-que-pienso-que-vivo.

En otras ocasiones, cuando un cúmulo de actividades llena mi horario, mi realidad se convierte en el jabón con el que me baño, el recibo de la luz, las personas con las que convivo, mi dolor de espalda. Incluso el libro que leo. Minucias que nada se comparan con la campaña electoral en Estados Unidos, las invasiones del PRD, la guerra de Irak o el asteroide Tautatis. Minucias que no puedo desaparecer con el control remoto o apagando la computadora.

Disfruto mucho de poder silenciar la realidad (marca registrada) y quedarme solo con ésta. La de la Tijuana que percibo sin que nadie me la cuente, la de la noche silente con avioneta en el cielo; que me permite escuchar ninguna voz, ninguna opinión. Tan sólo esta deliciosa, salvaje, no tecnológica, tal vez cruda y magnífica fantasía; pero antes que todo, mía.


viernes, octubre 8

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¿Para qué preocuparse por lo que se va a escribir, si existe la escritura?

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Hábitos alimenticios: la narrativa empacha

Los elotes son mi alimento favorito porque cada vez que los muerdo, voy al grano. Por lo contrario la narrativa, cada vez que la consumo, me obliga a leer treinta páginas para encontrar una buena idea.

El valor nutricional de quinientas cincuenta páginas de Cortázar es el mismo que el de cinco páginas de Deleuze. Escribir narrativa significa poseer muy pocas ideas y mucho ingenio para saber como tejerlas entre diálogo interior, acciones irrelevantes, misterios sin resolver, párrafos absurdos y despliegues de fanfarronería. Es un buen ejercicio mental cuando se consumen textos con demasiadas ideas. Así se vacían poco a poco, a manera de capítulos.

Disfruto bastante escribir, pero entre lo que escribo, tengo el mal hábito de también escribir narrativa.

Un buen libro de filosofía o de psicología es un viaje a lo desconocido de lo cognoscible. Una excavación casi erótica de la realidad. Pero un libro de narrativa va demasiado por lo conocido y, cuando intenta hacia lo desconocido, lo vuelve irreconocible.

Algo bello de vivir en una sociedad capitalista es la posibilidad del intercambio. No se está obligado a consumir lo que se produce. Así, puedo producir páginas y más páginas de narrativa con toda la confianza de que, al final de mi jornada, podré leer teoría.

martes, octubre 5

No estás Zoloft

Si el mundo te parece un lugar nefasto para vivir. Si crees que existe un complot diseñado para alejarte de tus seres queridos y acercarte al trabajo. Si piensas que las personas con las que te relacionas son falsas y solamente desean algo de ti. Si tienes miedo de salir de tu casa para no encontrarte con un cobrador. Si te cansas de gastar todo tu sueldo en ir al cine, tomar y comer en restaurantes y comprar ropa. Si ves las noticias o tus emails y decides dejar de usar pasta de dientes, champú, tinta para la impresora, aceite vegetal o azúcar, porque son un peligro aún mayor que el asteroide que probablemente aniquilará la tierra. Si decides mejor quedarte a leer cuando vienen a la ciudad los Rolling Stones. Padeces una terrible enfermedad.

Social Anxiety Disorder.

No traduciré el término para evitar que una pavada de ese tipo contamine al español.

Me quedé atónita cuando, en un canal norteamericano vi la caricatura de unas pequeñas bolas blancas con ojos. Una de ellas se sonrojaba al estar junto a las demás y se retiraba a un rincón. Esto, por supuesto, era una enfermedad; y para ello, anunciaban la cura perfecta: Zoloft. Un medicamento diseñado para sanar tan tremendo mal. Un medicamento que no transformará tu realidad, pero permitirá la percibas transformada.

Pastillas para dormir. Pastillas para adelgazar. Pastillas para defecar. Pastillas para coger.

Un cuerpo anquilosado.

Jamás se atribuirán las consecuencias del estilo de vida predominante en los países industrializados a su causa real. Si te golpeo y sangras, debes padecer hemofilia, pues no hay razón para que suceda eso; anda, toma este medicamento. Lo terrible no es que se les llamen enfermedades, ni que se elaboren medicamentos para “combatirlas”. Lo terrible es que haya quien se lo crea y las consuma. La razón para ello es el pecado original de nuestro tiempo: la comodidad. Como es más fácil utilizar las escaleras eléctricas o el elevador, los uso. Ya después tomaré medicamento para las consecuencias de una vida sedentaria.

Zoloft parece una creación Orwelliana. O, a lo Baudrillard, una nueva manera de simulación de la realidad. También la solución al grito de “quítenme esta soledad” de Juan Gabriel. O cualquier otra mofa o sesuda conclusión. Pero ya está físicamente disponible en las farmacias norteamericanas, y tal vez ya en algunas mexicanas. Peor aún, tal vez el empleado falsamente sonriente del Blockbuster, ese de la cara extraña y las palabras mecánicas. El que no pudo responder a nuestra pregunta hasta que se cercioró en la computadora, sea uno de los “felices” clientes que ya disfruta Zoloft de la vida.

Un ciudadano del mundo.