ERUDO
Prefiero lo erudo a lo erudito. Erudito es una denominación peyorativa. Erudito es diminutivo, mínimo, empequeñecido. Un erudito se desprecia, como si cada libro que consumiese lo volviera menos hombre. Erudito denota, en su reducción, las “pequeñeces” a las que se accede con el conocimiento. La discapacidad de una mente especializada.
En lo erudo está lo rudo, pero sin ser tan áspero. El erudo no cita frases prestadas, el conocimiento entero le pertenece. No es un flemático bibliófilo de las oscuridades, su saber incluye la experiencia de la tierra; su fortaleza está en la conquista de batallas que van más allá de lo lingüístico. Erudo también es carne, saber y sudor.
Propongo, pues, la abolición de lo erudito incluidas sus debilidades humanas, y la celebración de lo erudo, como recipiente gráfico y fonético de quien se vive en el festejo sapiencial de la vida.
Filtro cerebral es un artefacto inexistente formado de palabras cuya finalidad es la bùsqueda de nimiedades.
miércoles, noviembre 23
viernes, noviembre 18
Manifiestos en el inbox
Los medios están pasando a ser fines. El poder de convocación de un grupo subversivo anteriormente era lento, y se limitaba a la zona geográfica en la que se generaba. Pero poco a poco los medios fueron ganando terreno en esa reunión de insatisfacciones, tal vez sin proponérselo. En su afán de sensacionalismo, no dejan de transmitir imágenes que instan a los pueblos en los que la opresión está llegando a sus límites (¿y en que país no sucede esto?) a unirse contra la voluntad imperialista.
Hay una lluvia de correos electrónicos que recorren el mundo en distintos idiomas. En Francia, los blogs han sido un elemento importante de convocación y comunicación entre los manifestantes. Al fin un instrumento diseñado para la guerra, el internet está funcionando de la misma manera; sólo que hacia rumbos no planeados. Los caminos están ya trazados. Es una supercarretera de información, ¿por qué no transitar en ella con el equipaje que se desee?
Ya no hay tal cosa como el pensador solitario. Ese que repartía panfletos anarquistas entre su círculo intelectual. Tal vez ahora será necesaria la policía del pensamiento (o de la escritura) que profetizó Orwell (y que es ya una realidad en las intervenciones que se hace a la red por parte de los gobiernos represivos). O tal vez aún más necesarios los policías filósofos de Chesterton. Lo cierto es que sí, hay una conspiración, y ya no es solamente en las palabras. Este siglo XXI que nos ha dado eclipses, tsunamis, atentados terroristas y a Bush, es un tiempo de revolución.
Ya no es difícil leer los signos de los tiempos. Basta abrir la bandeja de entrada, y ahí están.
Los medios están pasando a ser fines. El poder de convocación de un grupo subversivo anteriormente era lento, y se limitaba a la zona geográfica en la que se generaba. Pero poco a poco los medios fueron ganando terreno en esa reunión de insatisfacciones, tal vez sin proponérselo. En su afán de sensacionalismo, no dejan de transmitir imágenes que instan a los pueblos en los que la opresión está llegando a sus límites (¿y en que país no sucede esto?) a unirse contra la voluntad imperialista.
Hay una lluvia de correos electrónicos que recorren el mundo en distintos idiomas. En Francia, los blogs han sido un elemento importante de convocación y comunicación entre los manifestantes. Al fin un instrumento diseñado para la guerra, el internet está funcionando de la misma manera; sólo que hacia rumbos no planeados. Los caminos están ya trazados. Es una supercarretera de información, ¿por qué no transitar en ella con el equipaje que se desee?
Ya no hay tal cosa como el pensador solitario. Ese que repartía panfletos anarquistas entre su círculo intelectual. Tal vez ahora será necesaria la policía del pensamiento (o de la escritura) que profetizó Orwell (y que es ya una realidad en las intervenciones que se hace a la red por parte de los gobiernos represivos). O tal vez aún más necesarios los policías filósofos de Chesterton. Lo cierto es que sí, hay una conspiración, y ya no es solamente en las palabras. Este siglo XXI que nos ha dado eclipses, tsunamis, atentados terroristas y a Bush, es un tiempo de revolución.
Ya no es difícil leer los signos de los tiempos. Basta abrir la bandeja de entrada, y ahí están.