viernes, abril 11



BISEXUALIDAD DEL TEXTO

Las grandes mentes son andróginas, decía Coleridge. He ahí la razón por la que considera que las literaturas de la antigüedad son obras insuperables. En ese tiempo, los escritores varones utilizaban su parte masculina y su parte femenina para escribir.

Sin embargo, cuando la amenaza para ellos llegó en forma de feminismo, debieron reafirmar su supuesta superioridad varonil a través de la escritura, para lo cual fue necesario crear utilizando únicamente su lado masculino, elaborando así obras incompletas.

Sin duda los mundos que proponían los autores antiguos eran mundos misóginos también; ya que al permitir que en ellos se fecundaran ambas partes, femenina y masculina, producían una obra de calidad superior.

Es imposible evitar que las carácterísticas de nuestro sexo se impriman en la escritura, pero es recomendable una fertilización mental para producir una escritura más compleja e individual, que poseyendo un género no se clasifique dentro de lo que erróneamente se ha denominado escritura “femenina” o “masculina”.

La fusión mental de ambos sexos en el autor crea una fertilización que genera escritura bi-sexual, llegando hasta un lector que recibe una escritura generada en el placer.