domingo, enero 7

En otras voces



Del poeta chino Han Yu, sobre la música y la escritura:

"Todo resuena, apenas se rompe el equilibrio de las cosas. Los árboles y la yerba son silenciosas; el viento las agita y resuenan. El agua está callada: el aire la mueve y resuena; las olas mugen: algo las oprime; la cascada se precipita: le falta suelo; el lago hierve: algo lo calienta. Son mudos los metales y las piedras, pero si algo los golpea, resuenan. Así el hombre, si habla, es que no puede contenerse; si se emociona, canta; si sufre: se lamenta. Todo lo que sale de su boca en forma de sonido se debe a una ruptura de su equilibrio.

La música nos sirve para desplegar los sentimientos comprimidos en nuestro fuero interno. Escogemos los materiales que más fácilmente resuenen y con ellos fabricamos instrumentos sonoros: metal y piedra, bambú y seda, calabazas y arcilla, piel y madera. El cielo no procede de otro modo. También él escoge aquello que más fácilmente resuena: los pájaros en la primavera; el trueno en verano; los insectos en otoño; el viento en invierno. Una tras otra, las cuatro estaciones se persiguen en una cacería que no tiene fin. Y su continuo transcurrir, ¿no es también una prueba de que el equilibrio cósmico se ha roto?

Lo mismo sucede entre los hombres; el más perfecto de los sonidos humanos es la palabra; la literatura, a su vez, es la forma más perfecta de la palabra. Y así, cuando el equilibrio se rompe, el cielo escoge entre los hombres a aquellos que son más sensibles, y los hace resonar."





De Antoine de Saint-Exupéry:

"He visto bailarinas componer sus danzas. Y una vez creada y bailada la danza, nadie se lleva el fruto del trabajo como provisión. La danza pasa como un incendio. Y, sin embargo, llamo civilizado al pueblo que compone danzas, aunque no haya para ellas ni graneros ni cosecha. Mientras que llamo bruto al pueblo que alinea en sus estantes objetos, así sean los más finos, nacidos del trabajo de los otros, aunque se muestre capaz de embriagarse con su perfección."