domingo, mayo 8

HACIA ADENTRO


La repetición muestra algo que busca ser resuelto. Nada más cierto si escuchamos a quienes viven en las calles hablando con nadie y siempre del mismo tema. La característica principal de alguien es su petición; repite su patrón esperando en silencio que alguien lo escuche. Así como la Historia. Si es cierto que ésta ha llegado a su fin, ahora tan sólo se repite. Vuelven los sistemas derrocados, el conservadurismo, las modas. Bastará simplemente observar las repeticiones incesantes de la historia para atender su reclamo. Sólo así la pausa que experimentamos en la evolución desaparecerá.


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El miedo es de quien lo trabaja.


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No es válido lamentarse de los inconvenientes de la ciudad en la que se vive. Cada ciudad tiene características propias que son compatibles con la propia neurosis. Quien está dispuesto a establecer contacto real con el otro, buscará existir en un sitio en el que el ritmo de vida lo permita. Los que por el contrario, contamos las horas en las que nos relacionamos con esos seres extraños de existencias incomprensibles, elegimos las ciudades frenéticas. Así podemos culpar al tráfico, al tiempo cada vez más reducido, a las grandes distancias, incluso a las filas para ir al vecino país, con tal de no asumir que si elegimos vivir aquí, es porque en realidad no deseamos tener tiempo, ni la posibilidad de una cercanía, que estamos aquí para no estar; y que esta ciudad es el lugar perfecto para hacerlo.