7.-No literalizarás
Si, contrario a lo que se nos recomienda, tomáramos las frases que escuchamos de manera literal, sería mucho más fácil comprender el mensaje que está explícito, pero que ocultamos disculpando a quien lo dice con el habitual: no debemos tomarlo literalmente.
¿Y por qué no? Si el lenguaje se diseñó para transmitir mensajes, y continúa funcionando de la misma manera, simplemente que se nos ha "educado" la capacidad de percepción, de modo que cuando escuchemos algo claro, comprendamos algo distinto a lo que en realidad nos comunican y, por supuesto, nuestro interlocutor también ha sido entrenado de la misma manera, de modo que ya ni el mismo perciba lo que está transmitiendo.
En una charla que impartió un reconocido maestro de la Universidad Estatal de San Diego, aparentemente se manifestaba contra el imperialismo norteamericano y la globalización. Pero el maestro no estaba convencido de lo que decía. Por más que se empeñaba en criticar la conducta de su país natal, era evidente su rechazo a otras culturas, característica inherente al imperialismo. Y no porque lo manifestara en su ponencia, sino en las palabras que elegía para hablar de ello. Un ejemplo muy claro fue:
"Las personas del lugar se opusieron pues, poner un McDonald´s en Oaxaca cambia el CHISTE de ese lugar"
Por supuesto que se le puede atribuir esto a su manejo del español, pero, incluso el hablar mal nuestro idioma se debe a la incomodidad que siente al utilizarlo. Claro que afirmar que Oaxaca es un chiste de lugar es intencional, digamos que inconscientemente intencional. Una parte de él piensa que esos pueblos mexicanos son cómicos y absurdos, y así llama un "chiste" al lugar.
El lo dice, nosotros lo escuchamos, pero nuestra percepción "educada" no indica que no debemos pecibirlo así "tan literalmente", como si las percepciones claras fuesen una falta de respeto por revelar aquello de lo cual se ha establecido un acuerdo tácito para ignorar.
Los niños cuya percepción aún ni ha sido muy atrofiada por el aprendizaje desconciertan por su "crudeza" para expresarse, y porque cometen el error de comprender "literalmente" las cosas. Nuestro cuerpo y nuestro lenguaje son clarísimos, aun cuando tratamos de mentir. Y la percepción de esos mensajes son igualmente claros. El problema es que hemos aprendido tan bien a ignorar todo eso, que nos prestamos al eterno: tú juegas a que me engañas y yo a que te creo, cuando en realidad poseemos todas las herramientas necesarias para entender lo que nos comunican verbal y corporalmente, pero que en muchísimas ocasiones es preferibles ignorar para continuar la fantasía.
La fenomenología nos ayuda a percibir lo que hay, sin adornarlo con interpretaciones. El problema incluso con lo fenomenológico es esa percepción amaestrada, esa que nos hace llamar a la invasión de nuestro país por parte de las potencias mundiales: inversión extranjera. Y sentarnos felices a consumir.