EVERY STEP YOU TAKE
Cada bolsa de sabritas es un voto a favor. Cada Marlboro, cada Coca-Cola. Cada blusita Gap y cada par de Nikes. El papelito que rayamos cada cuatro o seis años (si es que lo hacemos) no tiene nada que ver. Ni las quejas que formulamos contra ellos de manera pública o privada.
Every peso we spend, that's it.
Es nuestro dinero, poco o mucho, el que nos mantiene como estamos. El obedecer los patrones de consumo que nos inyectan día a día. Nuestra ruina está en nuestro bolsillo. Los impuestos son simbólicos. La solución: dejar de consumir.
¿Imposible?
But it is impossible to remain living in the impossible. Por eso debemos retornar a formas de vida que resultan utópicas. Confeccionar nuestra propia ropa, sembrar nuestros propios alimentos, divertirnos y relajarnos mientras lo hacemos, en vez de consumir mientras otros lo hacen. ¿Poco cómodo? No. Es lo que quieren que pensemos. Quieren que todo nos dé flojera y lo pidamos hecho: lo compremos.
Hace poco se graduaron de la UABC 137 abogados. ¿Tendremos 137 nuevos buffetes jurídicos en Tijuana? NO CREO. Alguien les vendió la idea de que podrían dedicarse a vivir de eso, a ganar dinero para comprar lo que no van a construir. Pobres. Y continúan vendiendo esa idea con carreras como Negocios Internacionales, Turismo, Contabilidad, Medicina, Admistración, Comunicación, Literatura, Economía, Psicología. Cientos y cientos de profesionistas que queremos dinero para no tener tiempo y tener que pagar por ello. Lo peor es que ni lo uno, ni lo otro. Entonces llega la realidad: trabajar en lo que sea para comprar y mantener a quien nos jode.
Ni revolución, ni conformismo. Cortarles la pensión aunque implique esfuerzo. Tirar la tecnología a la basura. Desconectarnos.
¿Alguien se atreve?