lunes, mayo 26


SOBRE LAS OLAS


Sentada en una banca frente a la bahía de San Diego, observaba los edificios a lo lejos: eran realmente pequeños. Comencé a pensar en la teoría de la relatividad (que nada tenía que ver con lo que observaba) y entonces me dí cuenta que el tamaño de los objetos también es relativo, pues depende desde donde se les mida. Si yo lo hubiera medido desde ahí, el edificio que observaba no mediría más de una pulgada. Lo podía comprobar con una cinta de medir y nadie podría contradecirme.

-¿Te das cuenta de esto? es realmente asombroso -termine diciendo mientras concluía de formular mi hipótesis.

-¿Para qué te sirve estar pensando en eso? No tiene caso.

Tenía razón, no tiene caso, por eso me gusta pensar en ello. Por eso me gusta pensar, leer y escribir, porque no tiene caso. Parece que lo que tiene caso es la realidad, pero me desagrada tanto que prefiero vivir lo más alejada de ella. Y lo que tiene caso me acerca peligrosamente a lo real.

Es seguro estar frente a esta pantalla o frente a un libro, lejos del ancho mundo allá lejos. Evitando los espejos que me recuerdan mi apariencia humana (jaja). Mi estado ideal sería el de un precog o algo similar. Algo, cualquier cosa that will help get rid of the burden of being me.