sábado, octubre 7


Benéficos epifenómenos del subempleo


Retirar un carro parado a media avenida en menos de treinta segundos es algo que sólo puede suceder en un país tercermundista. En Estados Unidos, por ejemplo, un automovilista debe esperar más de media hora a que una grúa del AAA (servicio pagado anualmente por el conductor) venga a, digamos, pasarle corriente.

En nuestro país, gracias a la existencia del subempleo, es posible agilizar enormemente este proceso. Hace unos días, mientras transitaba en mi auto durante la hora pico de la mañana, una panel se quedó parada casi junto a mí. Inmediatamente y sabe Dios de dónde, salieron cuatro limpiadores de carro a toda velocidad, ordenaron al conductor que regresara al volante y rápidamente lo empujaron hacia una calle lateral. Todo esto mientras otro de ellos detenía el tráfico para la maniobra. No pude ver si echaron o no a andar el vehículo, pero lo estaban intentando cuando el semáforo cambio a verde. Todo esto sin contrato anual, sin preguntas y sin aplicar restricciones. Eso sí, nuestros limpadores de auto no ganan ni la quincuagésima parte de lo que gana el chofer de la grúa de AAA, pero parece que con la algarabía del suceso y una propina quedan satisfechos. ¿Mejor o peor? Quién sabe. Eso sí, agradezco vivir en un sitio en el que no tengo que llenar ninguna forma para recibir un favor.