Quien como tú y todas las palomas se inspira en la oscuridad
día y noche
pica la estrella de mis ojos antes de que brille,
arranca la hierba de mis cejas antes de que blanquee
lanza la puerta a las nubes antes de que yo caiga.
Quien como tú y todos los claveles precisa sangre por moneda y
muerte por vino
sopla el vidrio para su copa de mis manos,
lo colorea con la palabra que yo no dije, rojo,
lo rompe en pedazos con la piedra de la lágrima lejana.
Paul Celan, Amapola y memoria