SU DESORDEN
El orden es soportable únicamente en la compañía. Ordenar un espacio es eliminar las huellas de la vida que ha estado ahí para dejar otras; por eso un lugar en estado perfecto no es acogedor. El desorden es necesario en la soledad; es necesario observar nuestro paso por el mundo entre libros encimados, ropa de hace días, platos sucios y objetos absurdos que se conservan. Tal vez, después de cierto tiempo, el desorden llegue a ser tanto que nos haga pensar que somos incapaces de haber producido aquello, y cruce por nuestra mente la idea de que ha sido el otro: el compañero oculto.