Reflexiones matinales contra el sueño
Por la mañana cuando sola, y con el rostro cubierto de células muertas, me doy cuenta de que llevo seis o nueve horas de suspender mi existencia desde la perspectiva de la producción, siento una especie de escozor prematuro de la muerte. Y no hay razón cotidiana que me convenza de que el sueño no llegará a ser abolido.