domingo, agosto 29

Los libros, esos cadáveres


La escritura es como el arma que nunca he conocido: de dos filos. Aleja del mundo tanto como acerca. Permite encontrar en la misma medida que logra perder. Angustia y satisface. Promete guirnaldas y cercena la capacidad de contemplarlas. La escritura no puede garantizar mayor satisfacción que la que se tiene al momento de realizarla; porque es una acción en presente, porque no hay un antes ni un después que pueda también llamarse escribir.


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Sabiduría de TV azteca:

“Querer vivir en el pasado es como intentar el conducir un auto mirando exclusivamente por el espejo retrovisor.”


Not bad.



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Hay sitios que se sostienen únicamente a base de huecos.

viernes, agosto 27

Lo que el dinero Sí puede comprar

Este mensaje va dirigido a quien sacrifica su vida por los demás. A los trabajadores responsables, a las esposas abnegadas, a los amigos incondicionales, a las madres modelo. Al estudiante ejemplar, al empleado del mes, al vendedor estrella. Al lameculos, al acomedido, al que sufre como si la desgracia fuera propia. A los genios desconocidos, a los talentos no descubiertos, a los que a diario se parten el lomo para que otro sea feliz:
Han abierto un nuevo local sobre el boulevard Agua Caliente. Se llama BB y tiene ofertas por inaguración. Los hacen sobre pedido. Tienen textos prefabricados o, si se prefiere y la circunstancia lo amerita, brindan la posibilidad de elaborar el propio. Venden reconocimientos, del tamaño y precio que se requiera para satisfacer esa apremiante necesidad de la pirámide de Maslow.

miércoles, agosto 25

Confort educativo

La Universidad Metropolitana de Agua Caliente es una verdadera pionera de la educación. Instalada en una ciudad cuya población aumenta vertiginosamente, está decidida a hacerse de un lugar en el mercado. Para tal efecto, colocar aire acondicionado en los salones es una inversión inteligente.

La proliferación de instituciones educativas en Tijuana lleva a éstas a tomar cada vez medios más agresivos para “reclutar” alumnos. Hasta hace pocos años, la única publicidad que requerían las escuelas era la recomendación de los alumnos y padres de familia. Esto se ganaba a través de la calidad educativa. Pero, probablemente debido al relajamiento de la SEP que, no pudiendo cubrir con escuelas públicas la cada vez más creciente demanda, ha permitido la creación de instituciones educativas “patito” al mismo ritmo que el de los mini-mercados.

El peridódico ZETA del 13 al 19 de agosto tiene en su portada una imagen del alcalde de Tijuana, Jesús Gonzáles Reyes en la que, junto a coloridos números e imágenes de niños, muestra una cita: “Abriré un kínder”. Por supuesto que tal portada es una ridiculización de las intenciones del alcalde que, como cientos de tijuanenses a quienes se les termina la “chamba”, abren una escuela. ¿Importa si tienen conocimientos de pedagogía? ¿Si terminaron siquiera una carrera? ¿Si poseen espíritu docente? Por supuesto que no. Sucede que consiguieron un changarrito, una casa grande, algún préstamo y “lo que está pegando ahorita son las escuelas”.

Pero la ley de la oferta y la demanda es clara. Tantas escuelas están provocando el cierre de otras que tenían años en funcionamiento; su demanda ha descendido hasta hacer incosteable el continuar funcionando. Por otro lado, la producción en masa genera productos de dudosa calidad. Tijuana será pronto la ciudad peor educada del páís. Decenas de universidades “express” lo aseguran.

El spot radiofónico de la Universidad Metropolitana de Agua Caliente pudiera entenderse como una parodia de lo que sucede con las instituciones educativas de la región. Desgraciadamente no lo es. Escuchar “oye, que bien, los salones tienen aire acondicionado” en la voz de una supuesta alumna dirigiéndose a otra, seguido de la voz que anuncia y promete “alberca, aguas termales...todo un confort educativo”, son frases que se pretenden “serias” y tienen toda la intención de hacerse de clientes (alumnos, perdón). Jamás se menciona el nivel de calidad educativo, ni siquiera como mero gancho.

¿Que horror? ¿A qué hemos llegado? ¡En mis tiempos no era así!

El que suceda esto con las escuelas no es para espantarse. ES LA REALIDAD, y como tal, válida. Se ha sustituído la educación por la información. La eliminación de las escuelas como instrumento educativo es tan sólo un epifenómeno.

martes, agosto 24

La cadena alimenticia

Nuestras ciudades son nuestras fábricas de animales; las familias, escuelas, iglesias son los rastros para nuestros hijos; los colegios y otros lugares son las cocinas. Cuando somos adultos, en el matrimonio y en los negocios, nos comemos el producto.

Las políticas de la familia, RD Laing

sábado, agosto 21

Aguante olímpico

México se ha destacado siempre en las olimpiadas por su participación en caminata. Las dinámicas del país se representan desde la alimentación hasta el desempeño olímpico. La caminata es un deporte de resistencia. Si algo sabe hacer el mexicano, es aguantar. Aguantar a los españoles, a los gringos, al PRI, a la iglesia, a los machos. Pero el aguante del mexicano no es a costa de sí mismo; es a costa de su patrón.

Al mexicano le gusta llegar, pero llega despacito. Si le pagan por obra terminada, tardará trescientas caguamas más del tiempo previsto, pero terminará. La caminata se ajusta muy bien a su ritmo de vida. Lento pero seguro. El mexicano, lo sabemos, es un hacker por tradición. Si no existe, lo inventa; si existe, se lo roba. Aquí en México, las estrategias para controlar a los empleados aplicadas en otros países encuentran la horma de su zapato. El mexicano aguanta porque chupa de a poquito, como las chinches. En caminata, también somos uno de los paises que más amonestaciones recibimos. Tan pronto se voltea el patrón, corremos o flotamos. Tan pronto voltea, caminamos. Estamos plenamente conscientes de que quien no transa, no avanza. No logramos la medalla de oro pero nos hacemos notar. No somos país de primer mundo, pero nos codeamos con ellos.


Ana Guevara es una anomalía. Destaca en competencias de velocidad. Esta corredora norteña parece haber olvidado el sentido de la palabra pachorras. Cada vez que gana, el país entra en crisis. Definitivamente, esta chica debe ser un producto de la globalización.

viernes, agosto 20

Eating this orders

Bullshit people entra al restaurante. Bullshit people come. Yo como lo que bullshit people come. Me gusta estar así, por eso como. Si mi vida fuese realmente insoportable, dejaría de comer.

Como.

Respiro sobre un lodo de puré de papas condimentado.Esta vez no hay nadie que me critique por comer esto. Por comer lo que detesto. No tiene caso decirle a la mesera que pedí sopa de pollo y no de papa. No tiene caso.

Regreso a Sartre. Acompaña mi puré de papa diciendo que tengo la posibilidad de elegir. Una idea más burguesa que el inconsciente de Freud. El esclavo puede ser libre, en su mente, por supuesto. Bullshit people. La pobreza es un estado mental. Oh, los ricos también lloran. Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre en el reino de los cielos. Bullshit people believe that.

Relleno mi estómago de carne descongelada. Carne molida de vaca alimentada con hormonas. El lugar es helado. Tiemblo. No tiene caso quejarse. Nada va cambiar. No voy a decirle a la mesera obesa que me escucha balbucear que todo está bien, que en realidad la comida es una porquería. No tiene caso.

Hace media hora, la empleada de la oficina de correos de Chula Vista me robó veinte dólares. Veinte bullshit dólares. Les hice saber que no me iría hasta que me los regresaran. Era casi hora de cerrar. El agente de seguridad me presionó para que saliera por la buenas. Linda prometió hablar mañana a mi casa para decirme si le habían sobrado mis veinte dólares en su corte de caja. Seguramente a esta hora ya compró una canasta de pollo empanizado con mi dinero para toda su white trash family. Bullshit people come a costa de mis cuatro horas de trabajo. Tienes razón, Sartre, no tiene caso quejarse. Elijo ser bullshitmente feliz.

Me desplomo en este asiento verde de restaurante psiquiátrico de mierdalimentación. Pienso en que estaría mejor drogada sobre un charco de orines en el centro de Tijuana. Pero tienes razón Sartre, si lo hubiera preferido, ahí estuviera. Elijo estar entre bullshit people. Bullshit people makes me feel the way I love. No voy a abandonar este sitio.

No tiene caso.

miércoles, agosto 18

La araña, la mosca, la mosca, la araña; la araña, la mosca, la mosca, la araña; la araña, la mosca, la mosca, la araña; la araña...

El concepto de locura, como la mayoría de los conceptos, ha evolucionado a través del tiempo. Pasó de ser incluso un estado deseable por motivos místicos, a indeseable por los mismos motivos (posesión diabólica). Posteriormente, varios estudiosos de la mente se dedicaron a clasificarla, indagar sus rasgos y características; hurgar tanto en el tema que se determinó que todos la padecemos en un mayor o menor grado.

De la idea de la masificación de las neurosis, surgen autores investigan la inteligibilidad de los pensamientos y comportamientos (R.D. Laing) de los psicóticos. Sus teorías se malinterpretan y se cree que si es posible comprender a un esquizofrénico, significa que lo que expresa es coherente. Incluso hay autores que afirman que los locos son los que piensan que existen los locos (Thomas Szasz). El gusto por el lenguaje esquizo se populariza. Ahora incluso los “morning shows” de las principales cadenas televisivas de nuestro país entretienen con personajes de este tipo.

Freud creía en la alotropia como una señal de sanidad. Pero las teorías de Freud llegaron a los norteamericanos. A pesar de Freud, el psicoanálisis se convirtió en una teoría de la autotropia (adaptación del individuo a la sociedad, situación que Freud consideraba un síntoma neurótico) La psicoterapia en occidente se transformó en una fábrica de neuróticos (incluso piscóticos) que, unida a las condiciones políticas esquizofrenizantes (el doble mensaje del Estado: la discrepancia entre el discurso político y la realidad social) y a una mercadotecnia cada vez más conductista, convirtió al neurótico en el ciudadano promedio. Un arrangement (adaptación) se ha vuelto inminente.

Sucedió primero con la obesidad. El consumo produjo ciudadanos obesos en su mayoría y, como es más fácil la adaptación que la revolución, se elaboró toda una campaña para aceptar a los que de todos modos morirían pronto de un ataque cardiaco. Y no son “gordos”; son “big people”. Incluso se les crearon sus propios concursos de belleza y sus tiendas de ropa “cool”. Por supuesto que esto sucedió a nivel discurso. La discriminación contra la gente obesa y la presión por un cuerpo perfecto están en su apogeo. Y situaciones como éstas y como las mencionadas anteriormente han provocado que se “acepte” al neurótico como un ser “normal”. La “apertura”, la “tolerancia” permiten que la excentricidad no se considere anomalía. Incluso están de moda “los alternativos” (y entre éstos los creadores de “arte”).

El grado de aceptación se “abre”.

Al tiempo que la discriminación se recrudece. Que la intolerancia se intensifica. Al tiempo que a una sociedad “renovada” se le regresa a las antiguas formas de gobierno represivo (con referencia a los triunfos electorales en Tijuana y Oaxaca), los dobles mensajes aumentan la esquizofrenia. Pero no hay problema: son nuestros hijos, los aceptaremos.

La historia es cíclica. En estos tiempos regresamos al punto de inicio, al estado virgen de información en el que consideraremos de nuevo a la locura como un estado místico deseable. Aunque esta vez lo hayan producido otras divinidades: Hollywood, Bush, Televisa y Coca-cola.

sábado, agosto 14

PIRATERÍA DE FIN DE SEMANA


“No recuerdo haber dejado nunca pendiente algo por el hecho de escribir. No concibo a nadie negándose a realizar alguna tarea mundana —por más banal que fuera— porque deba redactar un texto”

Underwood Portátil, Modelo 1915, Mario Bellatin

°

“Hola, te presento a Karla, mi futura ex”

El ciego, Woody Allen


°

“Nos preocupa tanto el que dirán, que se nos olvida lo que queremos decir”.

“Dios los hace y ellos se deshacen cuando se juntan”.

“Quien llega a la fama se convierte en un chicle. Apenas acaba su sabor, se le escupe”.

Maestros de preparatoria, junta mensual


°

"¿Quieres echar a perder a una gran poeta? ponla a leer a López Velarde en su infancia".

Arrepentimientos tardíos, Mayra Luna

viernes, agosto 13

Daños colaterales del Best-Seller

No hay ejercicio más deleitoso que husmear en el éxito de los demás para demostrar por qué razones han obtenido tan inmerecidos logros. La envidia, fuente de la vida.

Los objetivos personales son tan distintos como los pensamientos, y juzgar la obra del otro con base en criterios propios o tradicionales es el estamento de la Inquisición. Creo vivir en el siglo XXI.

Héctor Abad Faciolince, ganador del "Premio de Narrativa Innovadora" convocado por la Casa de América y la editorial Lengua de Trapo en España, ha publicado en www.elmalpensante.com un sesudo análisis de la obra de Paulo Coelho. El problema es que intenta aplicar a éste los criterios necesarios para juzgar la obra de Pavic.

“Traducido a 56 idiomas, publicado en 150 países, con más de 54 millones de libros vendidos, a Paulo Coelho hay que reconocerle al menos una virtud: es una mina de oro para sí mismo y para las editoriales. Pero también existen muchísimos libros tan malos como los de Coelho que no tienen ningún éxito y, al contrario, hay unos cuantos libros excelentes y literariamente impecables que se venden por millones.”

“...hay que reconocerle al menos una virtud: es una mina de oro para sí mismo y para las editoriales.” Posiblemente éste no sea el objetivo de Abad al construir su obra, posiblemente sí y no lo ha conseguido pero, ¿cómo sabe él que no es el de Coelho? No sólo La Literatura tiene cabida en el mundo impreso. Todo lo que sea objeto de interés del público estará ahí. A nadie debe de “protegérsele” de la “mala” literatura. Cada persona es responsable de lo que lee.

“Me he impuesto el ejercicio de leerlos para tratar de descubrir en qué estrategias temáticas y narrativas podría residir su extraordinario éxito editorial.” Por supuesto, las técnicas “descubiertas” por Abad son detestables: “Sus técnicas para ir tejiendo la trama son tan elementales que me recordaron de inmediato el estudio clásico sobre las formas canónicas del cuento infantil”.

Esos horrorosos cuentos infantiles que generan millones de dólares. (No mencionemos aquí a J.K. Rowling, autora de Harry Potter, quien pasó de madre soltera anónima a fenómeno global). Pareciera que para el autor, solamente el camino que él ha elegido es el legítimo. Los demás son ursupadores. Deben ser derrocados.

“No voy a decir que Coelho leyó a Propp, estudió cuáles son las
"funciones" más elementales del relato tradicional descubiertas por el ruso, y con esta receta se dedicó a escribir el oro en polvo de sus novelas. Eso sería muy sofisticado.” Que quiere decir: eso solamente podría hacerlo alguien tan genial como yo. Maldito pelele millonario.

“El rico y soltero que en la última página se aparece con un ramo de
rosas y se lleva a la muchacha a conocer París es una situación tan
perfectamente cursi que, por kitsch, creo que ni Corín Tellado se atrevería a ponerla en una fotonovela. Me parece ver la escena: el multimillonario que ha vendido 54 millones de ejemplares con tantas revelaciones de su estro poético, le muestra a una muchacha el objeto mágico (y fálico) con que la va a conquistar.” Ah, al fin muestra los motivos ocultos de su envidia.Gracias Freud.Tanta graforrea para caer en motivaciones tan básicas.

El autor de la crítica demuestra con el comentario anterior lo ocioso de aplicar criterios “específicos” y elitistas. Una obra funciona o no. Un varón, independientemente de si es académico, aguador, gerente, erudito, cantinero o escritor, puede optar por una de dos opciones. Envidiar el poder (falo diría Freud) de otro varón. O no.

lunes, agosto 2



UN DIA SIN MEXICANOS

Los Arau siempre superan nuestras peores expectativas. Eso pensé mientras pagaba un boleto de nueve dólares (cien pesos) en los cines de Palm Promenade para entrar a soportar una película que de antemano esperaba que fuese mala. Lo sé, mala es un halago. Incluso me siento avergonzada de efectuar esta reseña. Dialogar con una cinta con esas características no es imposible. Es insultante.

Un domingo a las nueve de la noche, Spiderman II, Fahrenheit 9/11, El día después de mañana y los Inmigrantes Indocumentados divierten igual.

Un día sin mexicanos (A day without a mexican; www.adaywithoutamexican.com) de Sergio Arau no pasa inadvertida: lo explotado en su cinta son los inmigrantes mexicanos explotados en California. Saber qué discurso se lanza acerca de ese tema en un cinema californiano, en el que la jurisdicción es del gobernador Schwarzenegger y el soundrack de la sala contigua de Jennifer López, sólo interesó a unas cuantas parejas que ya no alcanzaron boleto para Shrek II, media docena de chicanos resentidos y a una enajenada como yo, a quien de paso le preocupa qué tipo de producciones solventa Televisa, Videocine y Cinépolis.

Probablemente Arau, cuando se vio en la necesidad de bautizar el género de su cinta, adquirió uno de esos ejemplares que consultan las madres expectantes para nombrar a sus hijos. El resultado fue un término muy ingenioso: mockumentary, una palabra construída de mock (burla) y documentary (documental).

Procedimientos laboriosos y rebuscados neologismos son los que inventamos cuando olvidamos un término tan obvio como parodia.

La película intenta emular a los documentales de Michael Moore, en los que se entreveran temas políticos con situaciones chuscas; sin embargo Un día sin mexicanos no va más allá de la mera sangronada.
Afortunadamente, la sala de cine estaba casi vacía. Así que creo que nadie me observó tomar notas. La cinta comienza cuando una norteamericana joven y guapa pierde misteriosamente a su “Latin Lover” (Eduardo Palomo). Es en esa escena donde surgen los primeros dos estereotipos: la gringa boba y el Salvaje Sexy. Y los estereotipos no cesan durante toda la cinta. Pareciera que Arau basó su “docuburlal” en las caricaturas de Speedy González, la película The Three amigos (en la que, por cierto, actúa su padre Alfonso Arau) y en Los gringos también lloran.

La intención aparente de Sergio Arau es buena: mostrar la importancia negada a cientos de miles de trabajadores indocumentados que residen en California, utilizando el refrán: “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido”. Inicialmente, el director extendió el refrán a un cortometraje y, en Un día sin mexicanos, lo estiró aún más hasta convertirlo en una fresa agigantada artificialmente: hueca e insípida.

Siguiendo la idea del refrán, en la película desaparecen todos los mexicanos del estado de California.

¿Dónde hacen falta esos millones de desaparecidos?

En la pizca de tomates y chiles transgénicos; como albañiles baratos, súper sirvientas, cocineros jarochos de comida china, griega o tailandesa y burrito makers. Por supuesto que se equilibra la situación haciendo desaparecer también al gobernador del estado y a un miembro de su gabinete, de quien nunca se hubiera sospechado que fuese mexicano, pues al parecer, era “latino de clóset”. Sin embargo, Arau polariza; jamás representa a los miles de mexicanos que se desempeñan en todos los niveles profesionales. El mexicano sólo puede ser cacique o campesino.

Sergio Arau utiliza también los recursos burdo-mágicos que tanto preconiza su padre. California se encuentra bajo el efecto de una niebla “misteriosa” que absurdamente impide que sus habitantes salgan del territorio. Los efectos “especiales” de la niebla de Un día sin mexicanos son aún peores que las desapariciones humeantes de la mujer-nagual en Zapata.

Un mexicano siempre divierte. Es tan curioso, tan cute, mi amigou. Y su figura chispeante resalta aún más al contraponerla al cliché del anglosajón aburrido. En una escena, el hijo de un estadounidense derechista, quien participaba en el movimiento equivalente al surgido en los noventas de Light Up the Border, es rescatado por José, un campesino empleado de su abuelo, quién le ofrece emociones fuertes, amabilidad e incluso la posibilidad de tocar una serpiente. Más adelante en la película, cuando el Buen José ha desaparecido entre la niebla, el mismo niño juega un partido de ajedrez con su abuelo, mientras muestra su cara de tedio ante la ausencia de su changuito preferido: José.



Sucede lo mismo cuando el senador pierde a la mujer de su casa: su sirvienta. Pobres norteamericanos, nos necesitan, no son nadie sin nosotros: la esposa no puede ni siquiera cocinar un huevo, la hija se va sin su lunch a la escuela, el marido debe comprar burritos mal hechos por los gringos porque ya no está ella para que le cocine sus huevous rencherous. La criatura desvalida es siempre la manipuladora. Oh, sí, tú mecsicano, venir a limpiar las fosas sépticas, a pizcar fresas en el desierto, a construir mis centros comerciales, a cuidar a mis hijos, a hacerme de comer: yo soy incapaz de hacer esas cosas, too dificult. ¿Qué te parece si mejor yo gano $35.00 dólares la hora en mi office y a ti te pago $5.00 dólares para que hagas eso? Es que la verdad yo no saber hacerlou.

Se narran dos historias. La primera, y de menos importancia, es la de la norteamericana que relata la desaparición de su esposo, el rockero mexicano. Ella posee el primer enigma en su propia casa: su pequeña hija, aparentemente mitad mexicana, no desapareció con los demás, mientras que su hijo mayor sí lo hizo. La segunda historia y la principal, es la de una reportera supuestamente mexicana que tampoco desaparece.

La bella rubia nunca iba a amar realmente a un pobre músico mexicano: ella le había asestado los cuernos con su vecino, también norteamericano, y la niña no desapareció con los mexicanos porque era hija de dos gringos. Por su parte, la reportera confirma el look latino: todo aquel que posee piel apiñonada y cabello negro. Esta mujer era originaria de Armenia. Había sido criada por padres mexicanos en California, pero su país natal era Armenia. Sin embargo, la visión norteamericana del latino no puede ser cuestionada: la reportera termina por desaparecer en la niebla cuando afirma que su corazón es mexicano. Told you she was Latina. I’m never wrong.

Cada cierto tiempo, aparecen unos subtítulos blancos que pretenden educar al espectador (idiota, por supuesto) aclarando por ejemplo: que los guatemaltecos y los salvadoreños NO son mexicanos, que el territorio de California ERA parte de México, y otras obviedades por el estilo ¿qué tipo de público tiene en mente Sergio Arau? Es posible que haya sido consciente del nivel intelectual de las personas a las que apela su película y, por consiguiente, del tipo de público que se interesará en ella. En todo caso, esas personas no necesitan estar en el cine, sino de nuevo en la escuela primaria. (Aunque con las nuevas reformas educativas de nuestro presidente Fox, tal vez sea más recomendable que se vuelvan autodidactas).

En realidad, dudo que Sergio Arau haya tenido la intención de hacer reflexionar al pueblo de Norteamérica acerca de la importancia del trabajador mexicano. Arau, como cualquier empresario, vende un producto y, como buen empresario, quiere que sea un producto de moda y controversial. Sin embargo, tal vez padre e hijo deban buscar un nuevo asesor mercadológico porque, si bien los temas elegidos para sus películas parecen garantizar taquillas abarrotadas, la bajísima calidad de éstas acaban superando toda expectativa pesimista.

Un día sin mexicanos es el anhelo de un cineasta junior quien desea que suceda en su vida lo que pasa al final de la película: cuando los mexicanos reaparecen en la zona del Bordo, son acogidos por los oficiales norteamericanos de inmigración con calidez, fiesta, porras y alegría. Un mexicano estereotipado: aquel que se vende a si mismo cubierto de adornos ridículos en un “docuburlal”. Un mexicano que a su identidad ha añadido queso amarillo.