domingo, agosto 29

Los libros, esos cadáveres


La escritura es como el arma que nunca he conocido: de dos filos. Aleja del mundo tanto como acerca. Permite encontrar en la misma medida que logra perder. Angustia y satisface. Promete guirnaldas y cercena la capacidad de contemplarlas. La escritura no puede garantizar mayor satisfacción que la que se tiene al momento de realizarla; porque es una acción en presente, porque no hay un antes ni un después que pueda también llamarse escribir.


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Sabiduría de TV azteca:

“Querer vivir en el pasado es como intentar el conducir un auto mirando exclusivamente por el espejo retrovisor.”


Not bad.



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Hay sitios que se sostienen únicamente a base de huecos.