Preparando terreno
Las radiodifusoras nos acosan día y noche con canciones oldies y nuevas de los "artistas" que cobrarán el salario de un mes por escuchar un playback de su voz en concierto.
¿Por qué no hacerlo mejor con los poetas que visitarán proximamente nuestra ciudad?
"Me le abalancé, y sin más explicaciones la agarré de los hombros, zarandeándola la tumbé en la cama, cayeron al suelo sus zapatos rojos de tacón alto, le quité de un desgarrón la saya, y de un tirón las ligas y las medias de seda, por los aires la blusa airosa y llena, blusa repleta, se retorcía sobre la cama defendiéndose como gato tripa arriba, qué iba a poder conmigo, yo Charles Atlas, yo Tarzán, le quité los blumes, no los ajustadores, ajustadores Maidenform, a pechos cruzados, se ajustan a su forma, señora, no hay mejor ajustador en el mercado que Maidenform, me los quedé mirando, de encaje negro, una florecita rosada en la junta del escote, buenos, muy buenos estos ajustadores, no hacen trampa (emocionan) hacen resaltar unas formas que de otra manera, en venta toda esta semana.
Me abalancé puertas afuera, casi daban las siete y media, a las ocho cierran los grandes almacenes."
-José Kozer
Filtro cerebral es un artefacto inexistente formado de palabras cuya finalidad es la bùsqueda de nimiedades.
sábado, febrero 28
viernes, febrero 27
DE NUEVO
Nunca pensé que duraríamos tantos años juntas. Desconfié de ella cuando él me la presentó. Recuerdo bien la tienda, la iluminación, la hora.
Esa noche fuimos juntas a casa, y estuvimos mirándonos un buen rato, de lejos, resistiendo.
Tres dias después andábamos por todas partes. Ella, con su piel morena, colgada siempre de mi hombro. Siempre dispuesta a recibir mis manos, siempre solícita a mis requerimientos.
Ahora que lo recuerdo, nos veíamos muy bien.
Pero el tiempo, ese maldito tiempo acaba con todo (sobre todo con el tiempo). La relación no se deterioró, pero ella sí. Quise negarlo y continuar. Quise ignorar lo que pasaba. Pero llegó el momento en que comencé a avergonzarme de traerla prendida de mi hombro, de soportar su aspecto, de ver como literalmente se deshacía cuando la tocaba. Y sucedió.
Aún en su compañía, fui a buscar otra. Y ella vio como nos mirábamos. Como yo las rechazaba, o las aceptaba parcialmente. Cómo cada una era la posibilidad del inminente adiós.
Y la encontré.
No fue amor a primera vista.
Ni a segunda.
Pero se mostró amable y me acompañó con su cara nueva a todo lugar. Mientras La Que Fue sentía como la vaciaba, como la despojaba de todo lo que algún día fue "nuestro". Sin decirle nada, la descolgué de mi hombro y me alejé.
Creo que no pasó más de un mes cuando me dí cuenta de que nunca podría ser con ella lo que había sido antes. Su holgura me hostigaba, su falta de práctica, su manera de colgar de mi hombro. Y la vacié.
Una semana estuvo La Abandonada en tratamiento. La reconstruyeron, la cosieron, la dejaron justa.
No le pedí perdón mientras la llenaba de nuevo, mientras acomodaba en ella mi vida. No le dije nada mientras, satisfecha, la colgué de nuevo a mi hombro, mientras tocaba su piel recién pintada, sintiendo la angustia de saber que no estará para siempre, pero que al menos, caminaremos juntas otro par de años. Otros setecientos días de perfección.
Nunca pensé que duraríamos tantos años juntas. Desconfié de ella cuando él me la presentó. Recuerdo bien la tienda, la iluminación, la hora.
Esa noche fuimos juntas a casa, y estuvimos mirándonos un buen rato, de lejos, resistiendo.
Tres dias después andábamos por todas partes. Ella, con su piel morena, colgada siempre de mi hombro. Siempre dispuesta a recibir mis manos, siempre solícita a mis requerimientos.
Ahora que lo recuerdo, nos veíamos muy bien.
Pero el tiempo, ese maldito tiempo acaba con todo (sobre todo con el tiempo). La relación no se deterioró, pero ella sí. Quise negarlo y continuar. Quise ignorar lo que pasaba. Pero llegó el momento en que comencé a avergonzarme de traerla prendida de mi hombro, de soportar su aspecto, de ver como literalmente se deshacía cuando la tocaba. Y sucedió.
Aún en su compañía, fui a buscar otra. Y ella vio como nos mirábamos. Como yo las rechazaba, o las aceptaba parcialmente. Cómo cada una era la posibilidad del inminente adiós.
Y la encontré.
No fue amor a primera vista.
Ni a segunda.
Pero se mostró amable y me acompañó con su cara nueva a todo lugar. Mientras La Que Fue sentía como la vaciaba, como la despojaba de todo lo que algún día fue "nuestro". Sin decirle nada, la descolgué de mi hombro y me alejé.
Creo que no pasó más de un mes cuando me dí cuenta de que nunca podría ser con ella lo que había sido antes. Su holgura me hostigaba, su falta de práctica, su manera de colgar de mi hombro. Y la vacié.
Una semana estuvo La Abandonada en tratamiento. La reconstruyeron, la cosieron, la dejaron justa.
No le pedí perdón mientras la llenaba de nuevo, mientras acomodaba en ella mi vida. No le dije nada mientras, satisfecha, la colgué de nuevo a mi hombro, mientras tocaba su piel recién pintada, sintiendo la angustia de saber que no estará para siempre, pero que al menos, caminaremos juntas otro par de años. Otros setecientos días de perfección.
jueves, febrero 26
ITACA O EL CAMINO
Existen opiniones encontradas acerca del gusto o el desprecio por conducir un auto. Pero quienes lo disfrutan comparten la experiencia de sentir que no están realmente en ningún lado, que estar en el auto es suspender el tiempo por unos momentos, avanzar hacia el futuro o retroceder al pasado: tener el control.
El pretexto de “ir hacia” no es otra cosa que eso. Conducir es escaparse, mantenerse en un movimiento falso mientras la vida pasa literalmente frente a nosotros, mientras pasamos sin estar.
Al conducir nos atrevemos a ser más agresivos o más amables, pues no tendremos que permanecer más tiempo con el conductor al que insultamos, que el que dura el semáforo, ni tendremos que establecer una amistad con la persona a la que dimos el pase: todo desaparece con el movimiento, todo se va como nos gustaría que se fuera en la realidad peatonal.
Hay quienes pasamos buena parte del día trasladándonos, yendo de aquí para allá: al trabajo, a la casa, al evento, al centro, a ningún lugar en realidad. Y nos quejamos del tráfico, de los conductores, de la pérdida de tiempo pero ¿qué sería de nosotros sin esa maravillosa pérdida de tiempo? Nos saturaríamos de realidad, de tiempo. Nada más terrible para el conductor, que al fin llegar a Itaca, que al fin estar realmente en El Sitio.
Existen opiniones encontradas acerca del gusto o el desprecio por conducir un auto. Pero quienes lo disfrutan comparten la experiencia de sentir que no están realmente en ningún lado, que estar en el auto es suspender el tiempo por unos momentos, avanzar hacia el futuro o retroceder al pasado: tener el control.
El pretexto de “ir hacia” no es otra cosa que eso. Conducir es escaparse, mantenerse en un movimiento falso mientras la vida pasa literalmente frente a nosotros, mientras pasamos sin estar.
Al conducir nos atrevemos a ser más agresivos o más amables, pues no tendremos que permanecer más tiempo con el conductor al que insultamos, que el que dura el semáforo, ni tendremos que establecer una amistad con la persona a la que dimos el pase: todo desaparece con el movimiento, todo se va como nos gustaría que se fuera en la realidad peatonal.
Hay quienes pasamos buena parte del día trasladándonos, yendo de aquí para allá: al trabajo, a la casa, al evento, al centro, a ningún lugar en realidad. Y nos quejamos del tráfico, de los conductores, de la pérdida de tiempo pero ¿qué sería de nosotros sin esa maravillosa pérdida de tiempo? Nos saturaríamos de realidad, de tiempo. Nada más terrible para el conductor, que al fin llegar a Itaca, que al fin estar realmente en El Sitio.
miércoles, febrero 25
CAIDAS, ALTOS Y AGRADECIMIENTOS
Mofarse de interpretaciones inteligentes y novedosas es siempre una estrategia de quién se ve amenazado y sabe que no cuenta con las armas necesarias para mostrarse al nivel, por lo que utiliza la técnica infantil de insultar y patalear intentando así conservar y reiterar su poder. Pero ese poder se caricaturiza a sí mismo cuando en la sociedad en la que intenta permanecer, existen quienes tienen la capacidad de identificar la farsa y ponerla en evidencia, de modo que quién intenta conservar su pedestal bajo estos medios, cae en el sitio que le corresponde.
Los comentarios de Perez Gay respecto a los terminos e intepretaciones utilizados por Cristina Rivera-Garza evidencian por sí mismos su intención de someter (y contener) bajo su discurso lo que ya está muy lejos de ser sometido. Este ya no es el tiempo en el que la palabra masculina es La Palabra, y mucho menos cuando habla con ignorancia descalificando en un medio de comunicación nacional.
Afortunadamente nuestro país no está constituido por los ignorantes a los que cree dirigirse este individuo, y un comentario como ése funciona a la inversa de lo que pretende, reafirmando que una interpretación feminista de la obra no es solo válida, sino necesaria para una lectura gestáltica; así como para informarle al subdirector de ese diario quién es Gertude Stein, pues sé que los demás ya estábamos enterados.
Mofarse de interpretaciones inteligentes y novedosas es siempre una estrategia de quién se ve amenazado y sabe que no cuenta con las armas necesarias para mostrarse al nivel, por lo que utiliza la técnica infantil de insultar y patalear intentando así conservar y reiterar su poder. Pero ese poder se caricaturiza a sí mismo cuando en la sociedad en la que intenta permanecer, existen quienes tienen la capacidad de identificar la farsa y ponerla en evidencia, de modo que quién intenta conservar su pedestal bajo estos medios, cae en el sitio que le corresponde.
Los comentarios de Perez Gay respecto a los terminos e intepretaciones utilizados por Cristina Rivera-Garza evidencian por sí mismos su intención de someter (y contener) bajo su discurso lo que ya está muy lejos de ser sometido. Este ya no es el tiempo en el que la palabra masculina es La Palabra, y mucho menos cuando habla con ignorancia descalificando en un medio de comunicación nacional.
Afortunadamente nuestro país no está constituido por los ignorantes a los que cree dirigirse este individuo, y un comentario como ése funciona a la inversa de lo que pretende, reafirmando que una interpretación feminista de la obra no es solo válida, sino necesaria para una lectura gestáltica; así como para informarle al subdirector de ese diario quién es Gertude Stein, pues sé que los demás ya estábamos enterados.
lunes, febrero 23
Acérquese compadre.
Anoche veía una entrevista que le hicieron al poeta Salvador Novo en los años setenta. Este hombre, entre otras actividades que le permitían una vida holgada, colaboraba en la producción de cintas cinematográficas. Una de ellas fue protagonizada por Cantinflas y, según los comentarios de Monsiváis, éste fue quien formuló la idea de ver al cómico de cómicos vestido de mujer y, en la misma cinta, casi besando a su compañero de farra. Tuvo que utilizarse la ebriedad para que el público justificara así la escena pues, comenta Monsivais: "El machismo es una entidad que disminuye mientras avanza el alcohol"
Y es totalmente cierto, la cercanía física masculina solamente es "aceptada" con el pretexto de la ebriedad. Por eso machismo y alcohol van de la mano, pues éste lo necesita como pretexto para obtener el cariño masculino que socialmente se le niega.
Nada raro pues, el nivel en el que el alcohol es consumido en nuestro país.
Anoche veía una entrevista que le hicieron al poeta Salvador Novo en los años setenta. Este hombre, entre otras actividades que le permitían una vida holgada, colaboraba en la producción de cintas cinematográficas. Una de ellas fue protagonizada por Cantinflas y, según los comentarios de Monsiváis, éste fue quien formuló la idea de ver al cómico de cómicos vestido de mujer y, en la misma cinta, casi besando a su compañero de farra. Tuvo que utilizarse la ebriedad para que el público justificara así la escena pues, comenta Monsivais: "El machismo es una entidad que disminuye mientras avanza el alcohol"
Y es totalmente cierto, la cercanía física masculina solamente es "aceptada" con el pretexto de la ebriedad. Por eso machismo y alcohol van de la mano, pues éste lo necesita como pretexto para obtener el cariño masculino que socialmente se le niega.
Nada raro pues, el nivel en el que el alcohol es consumido en nuestro país.
viernes, febrero 20
POEMALES
El interdisciplinario La Línea y Caltranzit (www.caltranzit.net) te invitan a probar sus "Poemales" de Ira, Amor y Tristeza.
Los encontrarás este sábado 21 de Febrero en:
Parque Teniente Guerrero
(Calle 3a. Zona centro) 2:00 a 3:30 p.m.
Col. Morelos
(Sede La Bandera) 4:00 a 5:30 p.m.
Col. La Villa
(Sede La Iglesia) 6:00 a 7:30 p.m.
Ven a probarlos!
Para más información acerca de los proyectos La Línea-Caltranzit, visita Un Blog Propio
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El interdisciplinario La Línea y Caltranzit (www.caltranzit.net) te invitan a probar sus "Poemales" de Ira, Amor y Tristeza.
Los encontrarás este sábado 21 de Febrero en:
Parque Teniente Guerrero
(Calle 3a. Zona centro) 2:00 a 3:30 p.m.
Col. Morelos
(Sede La Bandera) 4:00 a 5:30 p.m.
Col. La Villa
(Sede La Iglesia) 6:00 a 7:30 p.m.
Ven a probarlos!
Para más información acerca de los proyectos La Línea-Caltranzit, visita Un Blog Propio
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Hablado, Leído o Escuchado
Neta que fui un fraude, en serio. Haz de cuenta que en la mañana sacaba la botella de tequila de debajo de mi cama y le daba varios tragos, a veces hasta me la llevaba a la escuela en la mochila, para según yo andar borracha en clases; pero nunca pude: intenté ser alcohólica y no lo logré! Eso me marcó.
°
"Deberíamos pagarle a alguien para que nos mantenga"
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Estrategias Educativas
"Quiero que lo repitas tantas veces hasta que lo olvides"
Neta que fui un fraude, en serio. Haz de cuenta que en la mañana sacaba la botella de tequila de debajo de mi cama y le daba varios tragos, a veces hasta me la llevaba a la escuela en la mochila, para según yo andar borracha en clases; pero nunca pude: intenté ser alcohólica y no lo logré! Eso me marcó.
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"Deberíamos pagarle a alguien para que nos mantenga"
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Estrategias Educativas
"Quiero que lo repitas tantas veces hasta que lo olvides"
jueves, febrero 19
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El proceso de civilización será la causa misma de la aniquilación. Reprimir los instintos, la agresión, controlar lo espontáneo lleva a cualquier animal salvaje a la muerte. Contener nuestras bestias en jaulas de buenos modales, cordura y adaptación nos llevan al consultorio. La neurosis colectiva es equivalente al gorrión libre que salta de un lado a otro sin cesar, al ser enjaulado: se lastima, se retuerce, se despluma hasta morir. Hacia allá vamos encerrados en nuestras pequeñas jaulas de civilidad.
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El proceso de civilización será la causa misma de la aniquilación. Reprimir los instintos, la agresión, controlar lo espontáneo lleva a cualquier animal salvaje a la muerte. Contener nuestras bestias en jaulas de buenos modales, cordura y adaptación nos llevan al consultorio. La neurosis colectiva es equivalente al gorrión libre que salta de un lado a otro sin cesar, al ser enjaulado: se lastima, se retuerce, se despluma hasta morir. Hacia allá vamos encerrados en nuestras pequeñas jaulas de civilidad.
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vivir desgarrándose, yendo contra todo lo que es ecuánime, recomendado y saludable, que es ir contra nada. dejar ese sin-vivir, dejar la paz, arremeter en la guerra constante de ir hacia abajo: único camino para estar en la cima. amar no lo que se obtiene, sino amar el hecho de amar, amar el amor sin cuerpo, sin cabeza: esa ráfaga que sólo lleva a perderse, a morir, pero:
existe una mejor manera de saberse vivido que muriendo?
existe una mejor manera de saberse vivido que muriendo?
lunes, febrero 16
Monday Wishes
1.- Un mouspad que me haga creer que la computadora tiene tendencias hippies.
2.- Dejar de ser de madera, paja, acero, tejido vivo o electricidad. Ser un niño de verdad.
3.- Entender qué es un alumno.
4.- Enterarme de que el mar no es ningún misterio,y que por lo tanto, nada resolveré parándome frente a él.
5.- Que mi cabello crezca diez centímetros súbitamente.
6.- Ninguno de los anteriores.
7.- No ser mujer ni hombre.
8.- Una boca como la mía.
9.- Querer vivir más de 38 años.
10.- Vivir con la realidad de que, como dice Fadanelli en Lodo, mis clases de lectura y redacción "tienen un valor en el mercado equivalente a una pizza de chiles verdes" (chica, por favor)
11.- Dejar de ser oscura y unirme a los optimistas.
12.- Asesinar a los optimistas.
13.- Todos los anteriores, pero otro día.
14.- Resucitar de entre estos muertos (todos los que viven).
15.- Nunca pasar de quince cuando escribo tonterías*.
*Al menos conseguí uno.
1.- Un mouspad que me haga creer que la computadora tiene tendencias hippies.
2.- Dejar de ser de madera, paja, acero, tejido vivo o electricidad. Ser un niño de verdad.
3.- Entender qué es un alumno.
4.- Enterarme de que el mar no es ningún misterio,y que por lo tanto, nada resolveré parándome frente a él.
5.- Que mi cabello crezca diez centímetros súbitamente.
6.- Ninguno de los anteriores.
7.- No ser mujer ni hombre.
8.- Una boca como la mía.
9.- Querer vivir más de 38 años.
10.- Vivir con la realidad de que, como dice Fadanelli en Lodo, mis clases de lectura y redacción "tienen un valor en el mercado equivalente a una pizza de chiles verdes" (chica, por favor)
11.- Dejar de ser oscura y unirme a los optimistas.
12.- Asesinar a los optimistas.
13.- Todos los anteriores, pero otro día.
14.- Resucitar de entre estos muertos (todos los que viven).
15.- Nunca pasar de quince cuando escribo tonterías*.
*Al menos conseguí uno.
domingo, febrero 15
Ella
Utilizaré en este texto la vieja estrategia de mantener la atención del lector al no revelar la identidad del personaje y, por el contrario, aparentar que la revelo falsamente.
Desde el inicio, cualquier lector promedio sabrá que la identidad del personaje no será la que el texto intenta aparentar que es, pero continuará leyendo con la finalidad de saber de quién se trataba en realidad. Yo diré al final de quién se trataba y el lector se verá reconfortado, pues su confianza no ha sido traicionada; por más que la verdadera identidad del personaje le parezca absurda o simple. Aunque, tal vez, mientras esté elaborando el texto me arrepienta, y defraude la confianza del lector, omitiendo la esperada verdad. En este caso las opiniones se dividirán, pues habrá quien prefiera la forma tradicional (estilo Scooby Doo) en la que al final se descubre al malhechor, y quién prefiera la semi-novedad de quedarse con la duda. Ambos finales son posibles y comunes: decir y no decir, “terminar” o “cortar”. El reto sería que este texto nos llevara a un descubrimiento distinto de los dos esperados, uno que divida aún más las opiniones, pero que provoque en la mayoría, la sensación de haber estado en ese sitio por primera vez.
Al decir esto, podría pensarse que el final caerá forzosamente en la tercera opción, pues es la que promete vencer un reto, la que el autor de este texto no critica, sino que propone como una opción deseada y novedosa; pero el autor no ha dicho que también es difícil, y que le es fácil proponerla pero no así lograrla, razón por la cual el autor se ha decidido por una cuarta opción*: no escribir ningún texto.
*Esta opción es la que deberían tomar los cientos de autores que creen que todavía sorprenden con sus finales gastados e historias predecibles, de modo que los lectores de sus obras se vean obligados a tomar el riesgo de conocer las obras de quienes los llevan a esos lugares no familiares que tanto les aterran; por ejemplo, hacia sí mismos.
Utilizaré en este texto la vieja estrategia de mantener la atención del lector al no revelar la identidad del personaje y, por el contrario, aparentar que la revelo falsamente.
Desde el inicio, cualquier lector promedio sabrá que la identidad del personaje no será la que el texto intenta aparentar que es, pero continuará leyendo con la finalidad de saber de quién se trataba en realidad. Yo diré al final de quién se trataba y el lector se verá reconfortado, pues su confianza no ha sido traicionada; por más que la verdadera identidad del personaje le parezca absurda o simple. Aunque, tal vez, mientras esté elaborando el texto me arrepienta, y defraude la confianza del lector, omitiendo la esperada verdad. En este caso las opiniones se dividirán, pues habrá quien prefiera la forma tradicional (estilo Scooby Doo) en la que al final se descubre al malhechor, y quién prefiera la semi-novedad de quedarse con la duda. Ambos finales son posibles y comunes: decir y no decir, “terminar” o “cortar”. El reto sería que este texto nos llevara a un descubrimiento distinto de los dos esperados, uno que divida aún más las opiniones, pero que provoque en la mayoría, la sensación de haber estado en ese sitio por primera vez.
Al decir esto, podría pensarse que el final caerá forzosamente en la tercera opción, pues es la que promete vencer un reto, la que el autor de este texto no critica, sino que propone como una opción deseada y novedosa; pero el autor no ha dicho que también es difícil, y que le es fácil proponerla pero no así lograrla, razón por la cual el autor se ha decidido por una cuarta opción*: no escribir ningún texto.
*Esta opción es la que deberían tomar los cientos de autores que creen que todavía sorprenden con sus finales gastados e historias predecibles, de modo que los lectores de sus obras se vean obligados a tomar el riesgo de conocer las obras de quienes los llevan a esos lugares no familiares que tanto les aterran; por ejemplo, hacia sí mismos.
USOS DE LA NEUROSIS
Podría llamarla una estrategia de lectura, sin embargo, no es aplicable a cualquier texto, sino solamente a aquellos en los que su autor utiliza el lenguaje como una zona de experimentación, y no sólo como un medio para contar una historia. Es en este tipo de texto en el que se puede aplicar la lectura “paranoica”, pues la constante búsqueda de estrategias de escritura en ellos nos lleva a inventar las que no están, y en esto exactamente consiste la paranoia.
Cuando hablo de leer un texto de esta manera, no me refiero a inventar sucesos o predecir situaciones que atañen a la historia o a los personajes, sino a inferir la utilización de técnicas de escritura por parte del autor, mismas que éste no está utilizando.
¿Cómo se consigue esto?
En el análisis anticipado. No esperar a que nuestra teoría de lo que el autor está haciendo sea confirmada por la escritura misma; en el quedarnos con las especulaciones como estrategias reales que, intencionalemente o no, provienen de indicios en la escritura; pues el paranoico no construye de la nada, toma elementos de la realidad para ver lo que no existe, pero es la realidad misma la que sirve como fundamento para sus suposiciones erróneas. Del mismo modo, la lectura paranoica solamente es posible en los textos en los que encontramos esos elementos necesarios para el delirio de la teoría sobre la escritura, y son precisamente textos que la contienen, no explícitamente, sino aplicada.
La lectura paranoica nos permite leer teoría sobre la escritura donde no está, a la par que se analiza el texto y se lee la historia, convirtiéndonos así en lector-crítico-creador doble, pues las estrategias de escritura así originadas podrán tanto ser escritas como utilizadas de manera primigenia por quién las deliró, sin ser nunca una copia de las verdaderamente utilizadas por el autor en el texto que las originó. Un uso bastante creativo de la neurosis.
Podría llamarla una estrategia de lectura, sin embargo, no es aplicable a cualquier texto, sino solamente a aquellos en los que su autor utiliza el lenguaje como una zona de experimentación, y no sólo como un medio para contar una historia. Es en este tipo de texto en el que se puede aplicar la lectura “paranoica”, pues la constante búsqueda de estrategias de escritura en ellos nos lleva a inventar las que no están, y en esto exactamente consiste la paranoia.
Cuando hablo de leer un texto de esta manera, no me refiero a inventar sucesos o predecir situaciones que atañen a la historia o a los personajes, sino a inferir la utilización de técnicas de escritura por parte del autor, mismas que éste no está utilizando.
¿Cómo se consigue esto?
En el análisis anticipado. No esperar a que nuestra teoría de lo que el autor está haciendo sea confirmada por la escritura misma; en el quedarnos con las especulaciones como estrategias reales que, intencionalemente o no, provienen de indicios en la escritura; pues el paranoico no construye de la nada, toma elementos de la realidad para ver lo que no existe, pero es la realidad misma la que sirve como fundamento para sus suposiciones erróneas. Del mismo modo, la lectura paranoica solamente es posible en los textos en los que encontramos esos elementos necesarios para el delirio de la teoría sobre la escritura, y son precisamente textos que la contienen, no explícitamente, sino aplicada.
La lectura paranoica nos permite leer teoría sobre la escritura donde no está, a la par que se analiza el texto y se lee la historia, convirtiéndonos así en lector-crítico-creador doble, pues las estrategias de escritura así originadas podrán tanto ser escritas como utilizadas de manera primigenia por quién las deliró, sin ser nunca una copia de las verdaderamente utilizadas por el autor en el texto que las originó. Un uso bastante creativo de la neurosis.
martes, febrero 10
NEXT EL
El siguiente humano es el ser-espectáculo. Nada tiene de interesante un hombre cuando es inferior a una televisión o a un DVD/MP3 player. En la necesidad de competir en atención con estos aparatos, nos hemos ataviado de accesorios electrónicos para ser más como ellos, para que el otro me quiera por mis minicomponentes.
El pretexto de la telefonía móvil disfraza hábilmente esta necesidad. Aparentemente es vital, sobre todo si “el trabajo requiere”, mantenerse en contacto. Un teléfono público o de casa es suficiente. Bien sabemos que sobrevivimos muchos años sin un celular. El hecho es que, el llenarnos de, primero beeper, luego celular y ahora radio, no es más que un intento de ser tan amados como el gobernador de california: mitad robot, mitad humano; y realizar su misma función: entretener.
Un beeper era atractivo hasta que un teléfono móvil lo sustituyó. Ahora no sólo “sonaba” (como el beeper), ahora había que contestarlo. Y no sólo “contestarlo” sino armar un show al hacerlo: pararse, salir, retirarse, hablar en voz alta fingiendo que no se escucha, tomarlo como tema de conversación, mostrar su estructura y su nuevo tamaño supositorio.
Sin embargo, los monólogos entretienen solamente un tiempo. Es más atractivo un diálogo.
–¿Qué? Escucho una necesidad! Dice mi amiga Mercadotecnia.
Y llega, flamante y a muy bajo precio, ofreciendo el paraíso (llamadas sin límite de nada) (con tu élite grabada en memoria, por supuesto) el Nextel.
El espectáculo está completo. Nadie se cohibe de utilizar la bocina de altavoz en su radio, para que todos escuchen de las maravillas que platica, de su Big Brother en vivo y justo a un lado en el supermercado. Máquinas de espectáculo. Competencia para la televisión o el cine ¿Veo la película o salgo a la calle a ver Nexteles conectados a humanos?
Hombre-máquina-espectáculo en la construcción del Next El. Aunque sería preferible que el siguiente hiciera la competencia a las pantallas gigantes ubicadas en la ciudad, y portara, junto a su teléfono móvil, una pantalla visible del Big Brother de su casa. No importa que sólo tenga perro
El siguiente humano es el ser-espectáculo. Nada tiene de interesante un hombre cuando es inferior a una televisión o a un DVD/MP3 player. En la necesidad de competir en atención con estos aparatos, nos hemos ataviado de accesorios electrónicos para ser más como ellos, para que el otro me quiera por mis minicomponentes.
El pretexto de la telefonía móvil disfraza hábilmente esta necesidad. Aparentemente es vital, sobre todo si “el trabajo requiere”, mantenerse en contacto. Un teléfono público o de casa es suficiente. Bien sabemos que sobrevivimos muchos años sin un celular. El hecho es que, el llenarnos de, primero beeper, luego celular y ahora radio, no es más que un intento de ser tan amados como el gobernador de california: mitad robot, mitad humano; y realizar su misma función: entretener.
Un beeper era atractivo hasta que un teléfono móvil lo sustituyó. Ahora no sólo “sonaba” (como el beeper), ahora había que contestarlo. Y no sólo “contestarlo” sino armar un show al hacerlo: pararse, salir, retirarse, hablar en voz alta fingiendo que no se escucha, tomarlo como tema de conversación, mostrar su estructura y su nuevo tamaño supositorio.
Sin embargo, los monólogos entretienen solamente un tiempo. Es más atractivo un diálogo.
–¿Qué? Escucho una necesidad! Dice mi amiga Mercadotecnia.
Y llega, flamante y a muy bajo precio, ofreciendo el paraíso (llamadas sin límite de nada) (con tu élite grabada en memoria, por supuesto) el Nextel.
El espectáculo está completo. Nadie se cohibe de utilizar la bocina de altavoz en su radio, para que todos escuchen de las maravillas que platica, de su Big Brother en vivo y justo a un lado en el supermercado. Máquinas de espectáculo. Competencia para la televisión o el cine ¿Veo la película o salgo a la calle a ver Nexteles conectados a humanos?
Hombre-máquina-espectáculo en la construcción del Next El. Aunque sería preferible que el siguiente hiciera la competencia a las pantallas gigantes ubicadas en la ciudad, y portara, junto a su teléfono móvil, una pantalla visible del Big Brother de su casa. No importa que sólo tenga perro
lunes, febrero 9
Acababa de escribir un post acerca de la incorrecta utilización del idioma en algunas canciones de la 99.7 (...de las lágrimas de cristal, que derramasteS al partir, un sueño voy a coStruir, para...), y de como eso es intencional para vender la música y para garantizar que cierto grupo hable mal y mantenerlos así bajo control; terminando con que, ese grupo no son subnormales, sino personas capaces como cualquiera, y que la realidad es que, si les venden eso es porque ellos lo compran. La última frase decía: el oprimido no necesita ser liberado de su opresor, sino de sí mismo. Pero éste maldito blogger me borró el texto, así que ya no lo voy a volver a escribir.
Libérenme de blogger, por favor!
Libérenme de blogger, por favor!
miércoles, febrero 4
Dream On
Disciplinas como el Budismo intentan reinstalar los modos de ser de la naturaleza en el hombre, quien cada vez más va en contra de sus procesos. También algunas corrientes psicológicas lo desean, tal es el caso de la Gestalt. Todo parece excelente, el único problema (y no es el lugar común) es el dinero.
En la naturaleza no hay dinero. Cada quien toma lo que necesita. Roba, mata, se pelea por el alimento o lo obtiene libremente del mundo vegetal. Esto permite el equilibrio ecológico y el buen funcionamiento de las cadenas alimenticias.
La moda es “cuidar el ambiente”, ser “ecológicos” y slogans ridículos por el estilo. Mientras el dinero no se elimine, ninguno de los problemas sociales logrará ser solucionado; por el contrario, mientras esta invención se acumule cada vez más en un número menor de individuos, la violación de la naturaleza será mayor. Lo benéfico de todo esto es que, tan necesario es que la humanidad regrese a su estado original y tan imposible ir en contra de las leyes naturales que, como toda colonia animal sobre poblada, buscamos frenéticamente nuestra aniquilación. Lo sabemos bien, a pesar de el incremento en las expectativas de vida, los jóvenes sienten esa presión a eliminarse, a terminar los más pronto posible con lo humano que existe en ellos, a evitar la reproducción y matar a los productos de su vientre, matar su pensamiento con drogas o diversión. Posiblemente a simple vista observemos hombres por todos lados, pero podemos estar seguros que lo que observamos es cada vez menos humano. Lo humano debe desaparecer, y con ello el dinero.
¿Podemos imaginar una sociedad sin dinero? Una sociedad tecnológica y civilizada, pero amonetaria, en la que ni siquiera el trueque es permitido. Cada quien se procura los bienes estrictamente necesarios. El almacenaje sólo es válido para los tiempos de escasez, como en el caso de las hormigas. En una sociedad así, la cultura sería la primera beneficiada, pues el hombre suspendería el desperdicio de su pensamiento en alimentar máquinas para controlar y administrar la riqueza, y una era de iluminación iniciaría.
Por supuesto que lo anterior suena totalmente como una utopía y desde la visión actual lo es. Pero una vez que la llamada “humanidad” pierda por completo su cualidad “humana” y se autodestruya, las nuevas formas de vida se verán obligadas a existir de esta manera. Unos miles de años tal vez, pues si los nuevos organismos evolucionan otra vez con características humanas, puede ser que retornen a lo mismo, y el dinero, de nuevo, los aniquile.
°
Ahora comprendo la razón de mi ocasional rechazo a la vida: algo de mí extraña su original estado inerte mineral.
°
”Se puede no tener dinero, pero nunca ser pobre; ser pobre es un estado mental independiente a la riqueza”
–Mesero de un restaurante argentino.
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POST LITERARIO UNIVERSAL
Hace semanas que tengo nostalgia de Sinaloa. El problema es que, ni soy de ahí, y si he ido fue solamente una noche a Mazatlán, y una tarde mientras me bajaba a comer un pollo al carbón para proseguir mi viaje de regreso a Tijuana.
Dicha nostalgia se manifiesta en unas tremendas ganas de escuchar tambora en vivo y, después de unos tequilas, bailar al ritmo de esa deliciosa música con cerveza oscura en mano. Ya para eso de las cuatro o cinco de la mañana, ir por un caldo de mariscos y unas tostadas de ceviche.
En fin, se supone que pensar es crear. No tardaré en narrar en este medio los resultados de mi noche sinaloense wannabe.
Disciplinas como el Budismo intentan reinstalar los modos de ser de la naturaleza en el hombre, quien cada vez más va en contra de sus procesos. También algunas corrientes psicológicas lo desean, tal es el caso de la Gestalt. Todo parece excelente, el único problema (y no es el lugar común) es el dinero.
En la naturaleza no hay dinero. Cada quien toma lo que necesita. Roba, mata, se pelea por el alimento o lo obtiene libremente del mundo vegetal. Esto permite el equilibrio ecológico y el buen funcionamiento de las cadenas alimenticias.
La moda es “cuidar el ambiente”, ser “ecológicos” y slogans ridículos por el estilo. Mientras el dinero no se elimine, ninguno de los problemas sociales logrará ser solucionado; por el contrario, mientras esta invención se acumule cada vez más en un número menor de individuos, la violación de la naturaleza será mayor. Lo benéfico de todo esto es que, tan necesario es que la humanidad regrese a su estado original y tan imposible ir en contra de las leyes naturales que, como toda colonia animal sobre poblada, buscamos frenéticamente nuestra aniquilación. Lo sabemos bien, a pesar de el incremento en las expectativas de vida, los jóvenes sienten esa presión a eliminarse, a terminar los más pronto posible con lo humano que existe en ellos, a evitar la reproducción y matar a los productos de su vientre, matar su pensamiento con drogas o diversión. Posiblemente a simple vista observemos hombres por todos lados, pero podemos estar seguros que lo que observamos es cada vez menos humano. Lo humano debe desaparecer, y con ello el dinero.
¿Podemos imaginar una sociedad sin dinero? Una sociedad tecnológica y civilizada, pero amonetaria, en la que ni siquiera el trueque es permitido. Cada quien se procura los bienes estrictamente necesarios. El almacenaje sólo es válido para los tiempos de escasez, como en el caso de las hormigas. En una sociedad así, la cultura sería la primera beneficiada, pues el hombre suspendería el desperdicio de su pensamiento en alimentar máquinas para controlar y administrar la riqueza, y una era de iluminación iniciaría.
Por supuesto que lo anterior suena totalmente como una utopía y desde la visión actual lo es. Pero una vez que la llamada “humanidad” pierda por completo su cualidad “humana” y se autodestruya, las nuevas formas de vida se verán obligadas a existir de esta manera. Unos miles de años tal vez, pues si los nuevos organismos evolucionan otra vez con características humanas, puede ser que retornen a lo mismo, y el dinero, de nuevo, los aniquile.
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Ahora comprendo la razón de mi ocasional rechazo a la vida: algo de mí extraña su original estado inerte mineral.
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”Se puede no tener dinero, pero nunca ser pobre; ser pobre es un estado mental independiente a la riqueza”
–Mesero de un restaurante argentino.
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POST LITERARIO UNIVERSAL
Hace semanas que tengo nostalgia de Sinaloa. El problema es que, ni soy de ahí, y si he ido fue solamente una noche a Mazatlán, y una tarde mientras me bajaba a comer un pollo al carbón para proseguir mi viaje de regreso a Tijuana.
Dicha nostalgia se manifiesta en unas tremendas ganas de escuchar tambora en vivo y, después de unos tequilas, bailar al ritmo de esa deliciosa música con cerveza oscura en mano. Ya para eso de las cuatro o cinco de la mañana, ir por un caldo de mariscos y unas tostadas de ceviche.
En fin, se supone que pensar es crear. No tardaré en narrar en este medio los resultados de mi noche sinaloense wannabe.
lunes, febrero 2
Desfilemos
Si te vas a acercar, acércate. Ya estoy cansado de tus prextos de sal. Cansado de ser el último de la cocina. El último que levanta los platos de lo que ya no comemos. Hay tanto asfalto encima de nosotros. Ayer estábamos bien. Tú corrías con tu falda blanca entre los amarillos de lo que quería para ti. Pero te cansaste, y ahora tengo que pasar solo frente a los insectos y los utensilios. Tomar el bote de condimentos que sirve para aderezar los platillos que existieron. La comida que se llevaron las olas.
Ahora todo son olas. Todo son olas y vas y vienes y te acercas. Quiero penetrarte el viento, ese viento que ya no me pertence. Nunca supimos caminar en las tiendas de peces, pero nos movíamos bien y tu decías que eras feliz y que te gustaba lo que yo creía que me gustaba. Y las hamburguesas norteamericanas. Vas y vienes y nos rociamos de silencio para estar listos para el desfile. Así te conocí, en un desfile, viendo como tus caderas se movían bajo el pantalón ceñido, y los celos. Y yo entre el agua y entre la espuma y tu boca que se acerca y no pasa el tiempo y somos. Y fuimos tanto que somos desfile.
Ya no estoy contigo. Y si te pido que te acerques y me beses es porque lo escribo, pero no lo diré. Escribo porque no quiero usar lo fonológico contigo. Contigo mujer o contigo escritura. Con eso, con todo lo que no soy yo, pero que alguna vez fui. Alguna vez mientras nadaba dentro de ti, mientras pretendías gemías olías a ser amante. Siempre me han gustado las lágrimas de cristal que penden del candil de la casa de tu madre, y la luz que irradia me hacía volver a ti y sentarme lo más lejos posible para verlas de cerca. Lejos de ti estamos mejor tú y yo. O tal vez experimentemos una patología nasal.
Una y otra vez he intentado la independencia económica para depender de los objetos que me restan independencia y merman mi economía. Lo entiendo cuando lo dices, pero yo sólo quiero tus piernas y verte sobre mí gritando tan fuerte que no se escuchen los tambores del desfile. Ya están uniformadas nuestras familias, anda. Mi tía tiene puesto su traje de mayonesa y tu hermana ya sube la escalera de la histeria para observarnos mejor. Con nadie podría desfilar mejor que contigo. Con nadie vivir este paroxismo. Pero las calles ya están negras y el desfile se oscurece. La primera vez siempre fue la mejor.
Me estoy cansando de inventar nuestra historia sin ti. Pero al fin de cuentas todas las historias son creaciones individuales. Como la realidad, cada quien tiene la versión de su historia, y yo invento que existes y que existo yo y que yo soy yo; aunque en realidad sólo sea el-que-desea-que-seas. El que nadó entre las palabras desconocidas, las zarzas ardientes y las monedas de cinco centavos. El que te espera, a TE que se refiere a ti, pero que no tiene sentido si no soy yo el que lo dice.
Acércate a mi espejo para convencerme de que no eres nada, de que la nada también es algo y que tú y yo que vivimos en mí que tampoco soy nada, algún día fuimos felices y fuimos deudores de la Secretaría de Administración Tributaria y registrados en la base de datos del gobierno como ciudadanos con derechos y obligaciones. Pero eso a ti ya no te importa, y prefieres lamer el hierro helado de la distancia y beberme los ojos. Y yo aquí inventándote como un iluso. Inventándote tejiéndote de grafías para no extrañarte, construyendo el cuerpo perfecto que algún día fuiste, cuerpo mío en piel; que ahora no acercándote confundes. Y entre más tejo tu figura para besar el contorno de mi creación, te levantas y te acercas y me pides que vayamos al desfile, que me vista y me ponga los zapatos. Que ha comenzado la función.
Si te vas a acercar, acércate. Ya estoy cansado de tus prextos de sal. Cansado de ser el último de la cocina. El último que levanta los platos de lo que ya no comemos. Hay tanto asfalto encima de nosotros. Ayer estábamos bien. Tú corrías con tu falda blanca entre los amarillos de lo que quería para ti. Pero te cansaste, y ahora tengo que pasar solo frente a los insectos y los utensilios. Tomar el bote de condimentos que sirve para aderezar los platillos que existieron. La comida que se llevaron las olas.
Ahora todo son olas. Todo son olas y vas y vienes y te acercas. Quiero penetrarte el viento, ese viento que ya no me pertence. Nunca supimos caminar en las tiendas de peces, pero nos movíamos bien y tu decías que eras feliz y que te gustaba lo que yo creía que me gustaba. Y las hamburguesas norteamericanas. Vas y vienes y nos rociamos de silencio para estar listos para el desfile. Así te conocí, en un desfile, viendo como tus caderas se movían bajo el pantalón ceñido, y los celos. Y yo entre el agua y entre la espuma y tu boca que se acerca y no pasa el tiempo y somos. Y fuimos tanto que somos desfile.
Ya no estoy contigo. Y si te pido que te acerques y me beses es porque lo escribo, pero no lo diré. Escribo porque no quiero usar lo fonológico contigo. Contigo mujer o contigo escritura. Con eso, con todo lo que no soy yo, pero que alguna vez fui. Alguna vez mientras nadaba dentro de ti, mientras pretendías gemías olías a ser amante. Siempre me han gustado las lágrimas de cristal que penden del candil de la casa de tu madre, y la luz que irradia me hacía volver a ti y sentarme lo más lejos posible para verlas de cerca. Lejos de ti estamos mejor tú y yo. O tal vez experimentemos una patología nasal.
Una y otra vez he intentado la independencia económica para depender de los objetos que me restan independencia y merman mi economía. Lo entiendo cuando lo dices, pero yo sólo quiero tus piernas y verte sobre mí gritando tan fuerte que no se escuchen los tambores del desfile. Ya están uniformadas nuestras familias, anda. Mi tía tiene puesto su traje de mayonesa y tu hermana ya sube la escalera de la histeria para observarnos mejor. Con nadie podría desfilar mejor que contigo. Con nadie vivir este paroxismo. Pero las calles ya están negras y el desfile se oscurece. La primera vez siempre fue la mejor.
Me estoy cansando de inventar nuestra historia sin ti. Pero al fin de cuentas todas las historias son creaciones individuales. Como la realidad, cada quien tiene la versión de su historia, y yo invento que existes y que existo yo y que yo soy yo; aunque en realidad sólo sea el-que-desea-que-seas. El que nadó entre las palabras desconocidas, las zarzas ardientes y las monedas de cinco centavos. El que te espera, a TE que se refiere a ti, pero que no tiene sentido si no soy yo el que lo dice.
Acércate a mi espejo para convencerme de que no eres nada, de que la nada también es algo y que tú y yo que vivimos en mí que tampoco soy nada, algún día fuimos felices y fuimos deudores de la Secretaría de Administración Tributaria y registrados en la base de datos del gobierno como ciudadanos con derechos y obligaciones. Pero eso a ti ya no te importa, y prefieres lamer el hierro helado de la distancia y beberme los ojos. Y yo aquí inventándote como un iluso. Inventándote tejiéndote de grafías para no extrañarte, construyendo el cuerpo perfecto que algún día fuiste, cuerpo mío en piel; que ahora no acercándote confundes. Y entre más tejo tu figura para besar el contorno de mi creación, te levantas y te acercas y me pides que vayamos al desfile, que me vista y me ponga los zapatos. Que ha comenzado la función.