martes, febrero 18

EFECTOS POSTPOST

 Generalmente sucede al revès, uno vacìa la supuesta experiencia en un texto (post, en este caso); esta experiencia se modifica al añadirle situaciones que no sucedieron para volverla interesante; entonces estamos ante un texto ficticio que se derivò de un hecho real. Nuestro recuerdo ha sido modificado en su proyecciòn exterior, sin embargo, sabemos que nos hemos quedado con la verdad, con esa verdad que nadie conocerà (como si tal cosa fuera posible).

 El problema inicia cuando la pràctica se vuelve habitual y, como a cualquier mitòmano, nos es dificil distinguir los recuerdos reales de los modificados por medio de la escritura. El problema no serìa tan grave si la lucha entre ambos permaneciera en la mente, pero cuando desciende a la experiencia pràctica, nos encontramos ante todo un fenòmeno.

 Ayer escribìa sobre las cualidades de los conductores tijuanenses, su capacidad de ceder el paso al automovilista y al peatòn. Todo iba bien, hasta que salì hoy de mi casa rumbo al centro de la ciudad. Un deseo incontrolable de dar el paso me invadiò. Todo mundo era digno de que yo me detuviera. Los carros que iban atràs de mi no cesaban de molestarme con sus claxons. ¿Còmo justificar mi comportamiento ante ellos? Seguramente nadie tenìa un blog: no me comprenderìan.

 Continuè la pràctica todo el camino, siendo fiel a mi post, pensando en la repercusiòn conductual que puede ejercer el inventarse en un texto, el cual, màs astuto que nosotros, termina siendo quien nos inventa.