martes, febrero 18


ENDANGERED


 Tuve ganas de platicar con alguien al llegar a mi casa después de ocho horas de deambular por la ciudad. Me presenté las opciones que tenía:

1.-Hablar conmigo, lo cual no supone un monólogo, ya que siempre desarrollo ideas y argumentos para descartarlas.
3.-Hablar por teléfono con alguien.
4.-Entrar al messenger
5.-Leer blogs.
2.-Ir de visita a casa de algún amig@.
6.-No hacer nada.

 Descarté la primera opción porque tenía ocho horas haciéndolo, además, quería recibir información distinta a la que genero. La segunda era absurda: ¿acaso no estoy diciendo que estoy harta de deambular por la ciudad? y todavía me propongo salir ¡que estupidez! La opción del teléfono me resultó más atractiva, sin embargo representaba un doble esfuerzo físico: sostener el teléfono y hablar, así cómo el esfuerzo mental de mantener un diálogo coherente.

El messenger sonó tentador: cero traslados, cero voz; requiriendo un esfuerzo físico del que obtengo placer: teclear. Buena opción.

 Pero ahí estaba el esfuerzo mental, la necesidad de un diálogo lógico; la cuestión de ceder tiempo para la escritura del otro; en pocas palabras: demasiado esfuerzo para enterarse del contenido cerebral de una persona.

 Me parecieron demasiadas las prácticas necesarias para conocer el pensamiento ajeno; lo malo es que lo deseaba: estaba harta del mío. Consideré la quinta opción: esfuerzo físico mínimo (mover el mouse), cero retroalimentación (entro, te leo, me voy) y necesidades cubiertas. ¿Por qué no habían creado ante los blogs? Uno pierde su tiempo conversando, yendo a cafés, a bares, a lugares románticos, soportando los gestos de nuestro interlocutor y su actitud; gastando dinero, saliva, paciencia; todo por el deseo de escuchar su pensamiento y enfrentarlo al nuestro para no sentirnos "solos".

 Elegí esa opción (no hacer nada resultaba demasiado) y penetré al pensamiento de una docena de personas: gratis, sin esfuerzo, sin estrés, sin dieta y sin ejercicio. Obtuve resultados tan satisfactorios como los que prometen en los infomerciales. Y no hay que ponerse dramático: si, la práctica aisla, pero es válida y cumple su función. Adiós a las relaciones que necesitan del cuerpo. Adiós al cuerpo ¿quién necesita una masa que vive de ingerir, desechar y dormir, robándonos tiempo valioso? Por eso me encanta el blog, porque se vuelve un aliado de las tecnologías que ponen al cuerpo en peligro de extinción.