sábado, agosto 16

?

Salí del almacén experimentando calor, cansancio y aburrimiento total. El viento estaba húmedo, y una niebla inusual cubría el cerro de Otay. La tarde era roja, pero las nubes se empeñaban en volverla púrpura. Me detuve temiendo perder esa sensación, como si se tratara del efecto efímero de una droga. No lo era. Resultó ser tan sólo un momento en que perdí la autoconciencia; es decir, viví.