INVASIONES LITERARIAS
La fusión de las disciplinas que totalizan al hombre no es un descubrimiento actual, sino que obedece a la segunda ley de la termodinámica. La especialización disecta cada vez más, transformando todo en un conjunto de partes analizables, partes que se aislan, pero cuya tendencia más probable es unirse de nuevo. Este es el caso de la creciente interrelación de las disciplinas como respuesta al esfuerzo generalizado de separación.
Hace unos días hablaba de la necesidad de incorporar al arte a las disciplinas consideradas como técnicas o no artísticas, crear belleza a partir de lo aparentemente racional, invadir con arte el campo que le fue robado a éste con la comercialización. Integrar de nuevo lo que alguna vez fue uno. Pero mientras el arte camina lentamente hacia ese proceso, la ciencia ya se ha dado cuenta de su necesidad de arte.
En el Hospital Bellevue de Nueva York, una médico y escritora de medio tiempo, trabaja incansablemente por hacer que los practicantes de medicina mejoren su labor a través de la literatura. Danielle Ofri argumenta que la medicina en su país se deshumaniza cada vez más, y ha encontrado a través de la escritura una vía favorable y efectiva para que los estudiantes de medicina de la Universidad de Nueva York, así como los médicos practicantes en el hospital, desarrollen desde mejores técnicas en la elaboración de diagnósticos y su presentación por escrito, hasta concientización de que la "hepatitis del 302" se llama Estela, es madre, tiene treinta y siete años y le gustan las ciruelas.
"Después de ver una fotografía y de platicar con el esposo de la paciente comatosa, comencé a observarla desde un punto de vista radicalmente distinto" afirmó Ofri "hubo una vez en que esta mujer jugaba baloncesto y sonreía".
La universidad de Columbia, alentada por los logros de Ofri en la calidad de atención a los pacientes a través de los textos que publica y los talleres que ofrece a los médicos, ya ha incluído la clase de Medicina Narrativa, en la que los estudiantes elaboran relatos de ficción para comprender mejor al paciente y sus enfermedades.
El Bellevue Literary Review es patrocinado por la Universidad de Nueva York y por sus suscriptores. La revista incluye trabajos de ficción, no ficción y poesía, y a pesar de que las contribuciones no son pagadas, escritores reconocidos participan en ella, así como escritores reconocidos se han beneficiado de los servicios médicos cuando han padecido enfermedades físicas o depresiones; tal es el caso de Norman Mailer, William Burroughs y el poeta Delmore Shwartz.
Ofri encuentra una relación especial entre la medicina y la poesía, pues considera que la enfermedad es una metáfora del cuerpo y la comprensión del lenguaje metafórico en un poema ayuda sin duda al médico a la comprensión del paciente y sus enfermedades.
William Carlos Williams y Antón Chéjov practicaron medicina y escritura, sin embargo, la inclusión de la materia de medicina narrativa va mucho más allá. En un tiempo en el que la conversión del humano en estadística es cuestión de práctica, es la escritura la actividad que detiene la prisa y conduce al prestador de un servicio a viajar en la interioridade de su ser para, a partir de ahí, mirar de nuevo hacia el mundo.
Sería excelente que se promovieran en el país este tipo de prácticas pues, aunque la deshumanización aún no llega al grado que ha alcanzado en los Estados Unidos, camina velozmente hacia allá. Por lo pronto la práctica local parece contraria al observar los recortes de talleres y maestros de humanidades en la UABC. Aún así la semilla está sembrada. En cualquier empresa o escuela se puede iniciar una gaceta literaria sencilla que establezca lazos más humanos entre los miembros de la organización y la sociedad a la que sirven.
Por lo pronto pueden consultar el website que incluí en párrafos anteriores, suscribirse o comprar la revista en cualquier Barnes & Noble de los E.U.
Filtro cerebral es un artefacto inexistente formado de palabras cuya finalidad es la bùsqueda de nimiedades.
lunes, septiembre 29
viernes, septiembre 26
PROCESOS
Ya encontré bases teóricas para sustentar que soy una persona nocturna. Incluso puedo probarlo con las fluctuaciones de mi temperatura corporal a lo largo del día. No sé para qué pueda servir eso, pues el mundo está organizado en su mayoría para las personas diurnas, y uno, que recibe su máxima lucidez a partir de las once de la noche, tiene que desperdiciarla porque al siguiente día hay que levantarse a las seis.
Tengo problemas con los veranos, los veranos son el día de mi año. En los veranos tengo miedo, en los veranos el mundo se vuelve vulnerable: todo puede pasar. Estoy segura que el día que un asteroide choque con la tierra será durante Julio o Agosto. En verano el ambiente se sofoca, se puede respirar tanta humedad que uno creería que se ha convertido en anfibio. El verano debilita, abruma. Incluso, como sucede durante el día, el sol se ensaña en beber energías del cuerpo humano. En verano se nutre de nosotros, en invierno nos nutrimos de él. El problema es cuando la nutrición se desequilibra, entonces vienen los desajustes emocionales en las personas, y los climatológicos en el mundo. Esto sucede generalmente cada siete años.
Cómo en cualquier relación, el dar nos agota, nos irrita, nos roba las fuerzas. El verano es dar. El día es actividad, moverse, pretender que uno es feliz dando a la sociedad trabajo, consumo, actividad. Verano y día son invenciones morales.
Ahora que se acaba septiembre, comenzamos a recibir poco a poco, lo que dimos durante el verano. Comienza a dosis, casi a un equilibrio entre el dar y el recibir. La transición es perfecta.
El invierno es la noche de mi año. En invierno me gusta vivir. Sentir el viento helado paralizar mi rostro. Degustar la noche a la cuatro de la tarde y despertarme aun de noche.
En invierno necesitamos calor. Lo obtenemos del sol, primordialmente, pero se busca hasta en la electricidad de un pensamiento, en las velas, en los labios, entre las paredes. En invierno el mejor lugar es dentro de la casa. En invierno se vive mejor. Si no fuera por la navidad, el invierno sería perfecto.
Me da gusto reconocer el frío. Revivir. Sentir que, después de varios meses de insoportable día, al fin se acerca de nuevo la noche helada. Un sistema de sombras la oculta, pero mis manos ya se resecan ante la promesa de su llegada.
Ya encontré bases teóricas para sustentar que soy una persona nocturna. Incluso puedo probarlo con las fluctuaciones de mi temperatura corporal a lo largo del día. No sé para qué pueda servir eso, pues el mundo está organizado en su mayoría para las personas diurnas, y uno, que recibe su máxima lucidez a partir de las once de la noche, tiene que desperdiciarla porque al siguiente día hay que levantarse a las seis.
Tengo problemas con los veranos, los veranos son el día de mi año. En los veranos tengo miedo, en los veranos el mundo se vuelve vulnerable: todo puede pasar. Estoy segura que el día que un asteroide choque con la tierra será durante Julio o Agosto. En verano el ambiente se sofoca, se puede respirar tanta humedad que uno creería que se ha convertido en anfibio. El verano debilita, abruma. Incluso, como sucede durante el día, el sol se ensaña en beber energías del cuerpo humano. En verano se nutre de nosotros, en invierno nos nutrimos de él. El problema es cuando la nutrición se desequilibra, entonces vienen los desajustes emocionales en las personas, y los climatológicos en el mundo. Esto sucede generalmente cada siete años.
Cómo en cualquier relación, el dar nos agota, nos irrita, nos roba las fuerzas. El verano es dar. El día es actividad, moverse, pretender que uno es feliz dando a la sociedad trabajo, consumo, actividad. Verano y día son invenciones morales.
Ahora que se acaba septiembre, comenzamos a recibir poco a poco, lo que dimos durante el verano. Comienza a dosis, casi a un equilibrio entre el dar y el recibir. La transición es perfecta.
El invierno es la noche de mi año. En invierno me gusta vivir. Sentir el viento helado paralizar mi rostro. Degustar la noche a la cuatro de la tarde y despertarme aun de noche.
En invierno necesitamos calor. Lo obtenemos del sol, primordialmente, pero se busca hasta en la electricidad de un pensamiento, en las velas, en los labios, entre las paredes. En invierno el mejor lugar es dentro de la casa. En invierno se vive mejor. Si no fuera por la navidad, el invierno sería perfecto.
Me da gusto reconocer el frío. Revivir. Sentir que, después de varios meses de insoportable día, al fin se acerca de nuevo la noche helada. Un sistema de sombras la oculta, pero mis manos ya se resecan ante la promesa de su llegada.
jueves, septiembre 25
POS ORA?
No es tu culpa Mayra. En serio. No es tu culpa. Desde que aprendiste a leer te diste cuenta de que había palabras raras en los aparatos; luego tu maestra de inglés te aclaró que no eran raras, era otro idioma. Se te hizo extraño, pero lo aceptaste. Entonces supiste que si en un mercadito de la colonia había una puerta medio vieja que decía PULL, significaba que la tenías que jalar.
Por eso te digo, no es tu culpa, no te sientas mal.
Acuérdate de aquella grabadora que decía REW y FF, iniciales de quién sabe qué palabras. Luego hasta chistes inventaban: El del hombre que manejaba su carro fronterizo por primera vez y que le tronó la transmisión porque, en plena carretera quiso aumentar la velocidad y le puso en R. Acuérdate de las copiadoras, los teléfonos, la televisión.
Es más, acuérdate cuando ibas de vacaciones al sur del país con tus papás y los contenedores de papel de baño en el centro histórico decían: turn knob when empty.
Por eso te digo que no tienes nada de que preocuparte. Sí, ya sé, la fila era larga y mucha gente se dio cuenta, gente que NO conoces. Sí, ya sé que te encanta decir que te entiendes bien con las máquinas y te da coraje que esa te haya dejado en ridículo pero ¿No viste ayer el anuncio luminoso que está dentro del Palacio Municipal? Decía la fecha: Wed, Sep 24,2003. En el Palacio Municipal de Tijuana, B.C. México. ¿Y tú te preocupas por esa pequeñez? Lo que te pasó obedece a decenios de reciclaje de desechos del vecino país. Uno no está acostumbrado a máquinas diseñadas para la región.
Así que no te preocupes por haber visto a Thomas Jefferson en el dibujo donde debías introducir el billete, en el que tú, necia, querías insertar uno de doscientos pesos para pagar tu recibo telefónico. Sé que nunca pensaste que ese dibujo fuera en efecto para insertar dólares y que, a un ladito estaba otro con Morelos para insertar los pesos.
Así que ni te apenes de que el muchacho de atrás te haya dicho: oiga, acá se ponen los pesos. ¿Cómo supo?
¿No te fijaste? Tenía toda la pinta de pocho.
No es tu culpa Mayra. En serio. No es tu culpa. Desde que aprendiste a leer te diste cuenta de que había palabras raras en los aparatos; luego tu maestra de inglés te aclaró que no eran raras, era otro idioma. Se te hizo extraño, pero lo aceptaste. Entonces supiste que si en un mercadito de la colonia había una puerta medio vieja que decía PULL, significaba que la tenías que jalar.
Por eso te digo, no es tu culpa, no te sientas mal.
Acuérdate de aquella grabadora que decía REW y FF, iniciales de quién sabe qué palabras. Luego hasta chistes inventaban: El del hombre que manejaba su carro fronterizo por primera vez y que le tronó la transmisión porque, en plena carretera quiso aumentar la velocidad y le puso en R. Acuérdate de las copiadoras, los teléfonos, la televisión.
Es más, acuérdate cuando ibas de vacaciones al sur del país con tus papás y los contenedores de papel de baño en el centro histórico decían: turn knob when empty.
Por eso te digo que no tienes nada de que preocuparte. Sí, ya sé, la fila era larga y mucha gente se dio cuenta, gente que NO conoces. Sí, ya sé que te encanta decir que te entiendes bien con las máquinas y te da coraje que esa te haya dejado en ridículo pero ¿No viste ayer el anuncio luminoso que está dentro del Palacio Municipal? Decía la fecha: Wed, Sep 24,2003. En el Palacio Municipal de Tijuana, B.C. México. ¿Y tú te preocupas por esa pequeñez? Lo que te pasó obedece a decenios de reciclaje de desechos del vecino país. Uno no está acostumbrado a máquinas diseñadas para la región.
Así que no te preocupes por haber visto a Thomas Jefferson en el dibujo donde debías introducir el billete, en el que tú, necia, querías insertar uno de doscientos pesos para pagar tu recibo telefónico. Sé que nunca pensaste que ese dibujo fuera en efecto para insertar dólares y que, a un ladito estaba otro con Morelos para insertar los pesos.
Así que ni te apenes de que el muchacho de atrás te haya dicho: oiga, acá se ponen los pesos. ¿Cómo supo?
¿No te fijaste? Tenía toda la pinta de pocho.
martes, septiembre 23
Será?
No sé cómo explicarlo; es cómo si me levantara. Cómo si el agua fluyera sobre mí delineando mi cuerpo. Cómo si la gente, entre las calles, me observara.
No sé, es cómo si hablara, cómo si lo que digo fuera cierto. Cómo si algo me importara.
Cómo si mis palabras tuvieran algún significado, cómi si las ensayara. Cómo si salieran de mi boca esperando a las que siguen, ansiosas por escucharlas. Cómo si hoy fuera el día.
Luego cómo si caminara, cómo si cada paso me fuese a llevar a alguna parte. Cómo si el estar aquí y estar viva fuera cierto.
Tal vez es cómo si pensara, cómo si cada idea que sale de mi cabeza fuera mía. Cómo si el espacio que ocupo nadie lo necesitara.
No estoy segura cómo es. Es cómo si hubiera despertado.
No sé cómo explicarlo; es cómo si me levantara. Cómo si el agua fluyera sobre mí delineando mi cuerpo. Cómo si la gente, entre las calles, me observara.
No sé, es cómo si hablara, cómo si lo que digo fuera cierto. Cómo si algo me importara.
Cómo si mis palabras tuvieran algún significado, cómi si las ensayara. Cómo si salieran de mi boca esperando a las que siguen, ansiosas por escucharlas. Cómo si hoy fuera el día.
Luego cómo si caminara, cómo si cada paso me fuese a llevar a alguna parte. Cómo si el estar aquí y estar viva fuera cierto.
Tal vez es cómo si pensara, cómo si cada idea que sale de mi cabeza fuera mía. Cómo si el espacio que ocupo nadie lo necesitara.
No estoy segura cómo es. Es cómo si hubiera despertado.
EREWHON
No me gusta utilizar este espacio como eco de textos de otros autores, pero no me pude contener de transcribir la siguiente opinión del norteamericano Guy Davenport:
   "No tengo licencia de conducir, lo cual significa que recurro a medios distintos de los conductores para obtener un pasaporte. La licencia de conducir es la ciudadanía. Es nuestra carte d'identité. Recuerdo esto a mi pesar cada vez que trato de cobrar un cheque, o cuando debo presentar evidencia de que yo soy yo. En nuestra sociedad estoy incompleto. Mi cuerpo, en este momento debería estar estacionado en una pensión, de no haber prohibición al respecto, desde luego. El cuerpo de un norteamericano tiene cuatro ruedas, bebe gas y petróleo y come ciudades.
   Cómo no tengo ninguna revolución racional que ofrecerles, sugiero, por el gusto de hacerlo, optar por la erewhoniana. Rescaten su cuerpo del cautiverio del automóvil; rescaten su imaginación del aparato de televisión; rescaten su riqueza del barril sin fondo del Congreso y su gasto demencial; rescaten sus habilidades manuales de los fabricantes; rescaten sus mentes de los argumentos de necesidad y de los mercaderes del miedo y prejuicio. Recaten la paz de la guerra perpetua. Rescaten sus cuerpos; son suyos".
No me gusta utilizar este espacio como eco de textos de otros autores, pero no me pude contener de transcribir la siguiente opinión del norteamericano Guy Davenport:
   "No tengo licencia de conducir, lo cual significa que recurro a medios distintos de los conductores para obtener un pasaporte. La licencia de conducir es la ciudadanía. Es nuestra carte d'identité. Recuerdo esto a mi pesar cada vez que trato de cobrar un cheque, o cuando debo presentar evidencia de que yo soy yo. En nuestra sociedad estoy incompleto. Mi cuerpo, en este momento debería estar estacionado en una pensión, de no haber prohibición al respecto, desde luego. El cuerpo de un norteamericano tiene cuatro ruedas, bebe gas y petróleo y come ciudades.
   Cómo no tengo ninguna revolución racional que ofrecerles, sugiero, por el gusto de hacerlo, optar por la erewhoniana. Rescaten su cuerpo del cautiverio del automóvil; rescaten su imaginación del aparato de televisión; rescaten su riqueza del barril sin fondo del Congreso y su gasto demencial; rescaten sus habilidades manuales de los fabricantes; rescaten sus mentes de los argumentos de necesidad y de los mercaderes del miedo y prejuicio. Recaten la paz de la guerra perpetua. Rescaten sus cuerpos; son suyos".
ESPEJOS
Generalmente niego la experiencia percibida de mi misma a través de otras personas, pero, de acuerdo a la experiencia que tuve hace un par de días, creo que es necesario aceptar que aunque yo esté consciente de los grandes cambios que he experimentado en el presente año, no es si no al presentarme frente a quienes me percibían de otra forma donde comprendo lo real de estos.
La experiencia anterior me llevó a recordar los quince días que, durante el 2002 mantuve mi cabello teñido de rubio. Era divertidísimo observar las reacciones de quienes me veían por primera vez con semejante peluca. Bastaba con tan sólo presentarme para disfrutar de todo tipo de expresiones exageradas.
Pero esta vez el cambio no se limitó a lo superficial de mi aspecto, aunque también en este se manifiesta, sino a la totalidad de mi ser. No veía a estas personas desde hace un año, y al verles me pude observar desde hace un año y desde ahora. Hubo quién no mencionó nada, y quien fue tan perceptivo de notar distintas mi piel y mis facciones. Yo me noté distinta al observarme mientras hablaba, proponía ideas o escuchaba y valorizaba las de otros ¿Dónde estaba aquella que guaradaba silencio y dudaba de sus opiniones?
No siempre se cambia para bien, pero siempre se avanza. El rompimiento de la rutina consiste no solamente en realizar actividades distintas, sino desde un yo distinto, pues hasta las más emocionantes se vuelven tediosas desde siempre-yo-mismo. Si diario observara tan solo cuatro paredes amarillas, debiera cambiar lo suficiente para observarlas siempre distintas, analizarlas desde distintas perspectivas, observar ahora sus defectos, ahora sus cualidades, ahora nada.
Retomar conocimientos aprendidos en la infancia, releer libros, volver a los mismos sitios desde el ahora es profundizar en su comprensión. Reiniciar es siempre aprendizaje porque no es ella (o él) quien reinicia, ese de hace años. Soy yo, con un nuevo y mayor campo de percepción. Y la única manera de cambiar constantemente es vivir, evitando a toda costa la sobrevivencia.
Generalmente niego la experiencia percibida de mi misma a través de otras personas, pero, de acuerdo a la experiencia que tuve hace un par de días, creo que es necesario aceptar que aunque yo esté consciente de los grandes cambios que he experimentado en el presente año, no es si no al presentarme frente a quienes me percibían de otra forma donde comprendo lo real de estos.
La experiencia anterior me llevó a recordar los quince días que, durante el 2002 mantuve mi cabello teñido de rubio. Era divertidísimo observar las reacciones de quienes me veían por primera vez con semejante peluca. Bastaba con tan sólo presentarme para disfrutar de todo tipo de expresiones exageradas.
Pero esta vez el cambio no se limitó a lo superficial de mi aspecto, aunque también en este se manifiesta, sino a la totalidad de mi ser. No veía a estas personas desde hace un año, y al verles me pude observar desde hace un año y desde ahora. Hubo quién no mencionó nada, y quien fue tan perceptivo de notar distintas mi piel y mis facciones. Yo me noté distinta al observarme mientras hablaba, proponía ideas o escuchaba y valorizaba las de otros ¿Dónde estaba aquella que guaradaba silencio y dudaba de sus opiniones?
No siempre se cambia para bien, pero siempre se avanza. El rompimiento de la rutina consiste no solamente en realizar actividades distintas, sino desde un yo distinto, pues hasta las más emocionantes se vuelven tediosas desde siempre-yo-mismo. Si diario observara tan solo cuatro paredes amarillas, debiera cambiar lo suficiente para observarlas siempre distintas, analizarlas desde distintas perspectivas, observar ahora sus defectos, ahora sus cualidades, ahora nada.
Retomar conocimientos aprendidos en la infancia, releer libros, volver a los mismos sitios desde el ahora es profundizar en su comprensión. Reiniciar es siempre aprendizaje porque no es ella (o él) quien reinicia, ese de hace años. Soy yo, con un nuevo y mayor campo de percepción. Y la única manera de cambiar constantemente es vivir, evitando a toda costa la sobrevivencia.
lunes, septiembre 22
ACTUALIZACIONES
Las traducciones generalmente se conciben como el paso de cierto texto de un idioma a otro. De este modo, personas que no tiene acceso a esa lengua pueden entrar en contacto con esa información. Las traducciones se hacen tomando cómo base ciertos criterios que atienden al tipo de texto que se traduce (científico, informativo, literario). Las traducciones permiten incorporar, a la producción escrita de un país, nuevas referencias para analizarla desde otros puntos de vista.
Dentro de las finanzas, la información que es producida también se traduce, sólo que no de un idioma a otro, sino de un tiempo a otro. Un estado financiero que se elaboró hace siete años no puede ser comparado con uno actual para evaluar el avance o retroceso de la empresa estudiada si no se eleva al mismo plano temporal. ¿Cómo se realiza esto?
La traducción de estados financieros utiliza el factor inflación. Este factor no es simplemente un número aislado que se emite por una dependencia, sino que es un número (otro tipo de lenguaje) que encierra en sí mismo una serie de implicaciones históricas, sociales, políticas y, por supuesto, económicas, de un país y del planeta en general.
Un hecho local afecta actualmente los mercado internacionales; no solamente los de los países desarrollados, sino de todos los países que forman el mundo. Las causas y efectos del hecho en el que se originó el acto quedan registrados en la historia. Un hecho de este tipo no se refiere solamente a una gran catástrofe, sino a todas las modificaciones lentas y rápidas que ocurren dentro de cualquier sociedad. Toda esta gama de hechos e interrelaciones construyen el espacio económico, que se forma tanto de ideas como de números. Toda esta actividad social se resume en un número que, por supuesto, no es exacto, sino representativo. Esta cifra llamada factor inflacionario, se aplica a los informes del pasado, de tal forma que pueda establecerse un punto de comparación con los actuales. Los estados financieros se re-presentan, es decir, se vuelven al presente aplicándole la cifra histórica.
De igual modo, los textos del pasado no se pueden comparar con la producción actual. Es de conocimiento general que esto se debe a los cambios sociales, económicos y políticos que los separan. Sin embargo, buscando un factor de equivalencia, sería adecuado traducirlos en el tiempo, mostrarlos con todas sus fallas y virtudes ante los ojos de los nuevos observadores, de modo que no se formen idealizaciones de ellos, ni viceversa. Presentar ante el reacio joven lector de los clásicos la versión actualizada. No traducir sólo en dirección horizontal, sino también vertical. Sabemos que el lenguaje nos separa a través del tiempo, este es el gran dilema generacional; y si otras disciplinas ya han encontrado métodos eficaces para traducir en el tiempo, es hora de que los profesionales del lenguaje también lo hagan de un modo concienzudo y eficaz, evitando a toda costa caer en lo superficial del remake hollywoodense.
Las traducciones generalmente se conciben como el paso de cierto texto de un idioma a otro. De este modo, personas que no tiene acceso a esa lengua pueden entrar en contacto con esa información. Las traducciones se hacen tomando cómo base ciertos criterios que atienden al tipo de texto que se traduce (científico, informativo, literario). Las traducciones permiten incorporar, a la producción escrita de un país, nuevas referencias para analizarla desde otros puntos de vista.
Dentro de las finanzas, la información que es producida también se traduce, sólo que no de un idioma a otro, sino de un tiempo a otro. Un estado financiero que se elaboró hace siete años no puede ser comparado con uno actual para evaluar el avance o retroceso de la empresa estudiada si no se eleva al mismo plano temporal. ¿Cómo se realiza esto?
La traducción de estados financieros utiliza el factor inflación. Este factor no es simplemente un número aislado que se emite por una dependencia, sino que es un número (otro tipo de lenguaje) que encierra en sí mismo una serie de implicaciones históricas, sociales, políticas y, por supuesto, económicas, de un país y del planeta en general.
Un hecho local afecta actualmente los mercado internacionales; no solamente los de los países desarrollados, sino de todos los países que forman el mundo. Las causas y efectos del hecho en el que se originó el acto quedan registrados en la historia. Un hecho de este tipo no se refiere solamente a una gran catástrofe, sino a todas las modificaciones lentas y rápidas que ocurren dentro de cualquier sociedad. Toda esta gama de hechos e interrelaciones construyen el espacio económico, que se forma tanto de ideas como de números. Toda esta actividad social se resume en un número que, por supuesto, no es exacto, sino representativo. Esta cifra llamada factor inflacionario, se aplica a los informes del pasado, de tal forma que pueda establecerse un punto de comparación con los actuales. Los estados financieros se re-presentan, es decir, se vuelven al presente aplicándole la cifra histórica.
De igual modo, los textos del pasado no se pueden comparar con la producción actual. Es de conocimiento general que esto se debe a los cambios sociales, económicos y políticos que los separan. Sin embargo, buscando un factor de equivalencia, sería adecuado traducirlos en el tiempo, mostrarlos con todas sus fallas y virtudes ante los ojos de los nuevos observadores, de modo que no se formen idealizaciones de ellos, ni viceversa. Presentar ante el reacio joven lector de los clásicos la versión actualizada. No traducir sólo en dirección horizontal, sino también vertical. Sabemos que el lenguaje nos separa a través del tiempo, este es el gran dilema generacional; y si otras disciplinas ya han encontrado métodos eficaces para traducir en el tiempo, es hora de que los profesionales del lenguaje también lo hagan de un modo concienzudo y eficaz, evitando a toda costa caer en lo superficial del remake hollywoodense.
LOOSING IT?
Tengo infinidad de posts esperando a que los escriba, pero creo que es mejor organizarme en este, ya que mi universo se contrae y se expande constantemente.
No me gusta la existencia estática, por eso invento con frecuencia problemas que no tengo o que no debería tener. En ese constante ir y regresar, me da por creer en instantes las distintas posibilidades de vida que no se materializan, pero que ahora comprendo son idénticas a las materiales.
La existencia diurna y consciente es tan sólo una manera de vivir ( que no me agrada totalmente), pero no es la única.
Ahora que pienso acerca de los campos neuronales, he estado más al pendiente de toda esa actividad que forma parte de la vida pero que generalmente se rechaza por considerarse un by-product, como lo son los sueños, las ideas repentinas, las voces.
Yo tampoco lo creo, pero desde hace unos meses los sueños con cada vez más claros y son una guía segura para mi vida. Lo que de día me angustia, de noche se resuelve y, a la mañana siguiente, tan sólo tengo que hacer lo que soñé. Es cómo si la existencia se estuviese dando a la inversa.
Anoche mientras leía, tuve un miedo enorme a concentrarme en una figura, pues sabía que algo raro pasaría. Lo hice. Mi cama se movió, oscilando hacia la izquierda y la derecha mientras quise. Yo tampoco lo creo.
Mi experimento continuó. Ya manifesté en mi blog hace casi un año de las voces que puedo escuchar al colocar earplugs en mi oído. Al silenciar el mundo exterior, puedo funcionar como un receptor, no sé si de señales de radio o de pensamientos. Lo cierto es que yo no las produzco, ni siquiera hago un esfuerzo por escucharlas, llegan ahí, incoherentes, en diversos tonos de voz que nunca he escuchado. Y me atrevo a pensar que pueden ser radiofrecuencias porque también escucho música.
He tratatado de ir más allá. He intentado comunicarme con personas (Sí, la absurda telepatía). Digo, no pierdo nada, además, si es posible emanar energía, alguien debe tener la capacidad de recibirla.
En fin, todo con tal de tener tan sólo un pie en el mundo conocido. No me gusta tanto como para tener los dos.
No se preocupen, pronto habrá posts ficticios.
Tengo infinidad de posts esperando a que los escriba, pero creo que es mejor organizarme en este, ya que mi universo se contrae y se expande constantemente.
No me gusta la existencia estática, por eso invento con frecuencia problemas que no tengo o que no debería tener. En ese constante ir y regresar, me da por creer en instantes las distintas posibilidades de vida que no se materializan, pero que ahora comprendo son idénticas a las materiales.
La existencia diurna y consciente es tan sólo una manera de vivir ( que no me agrada totalmente), pero no es la única.
Ahora que pienso acerca de los campos neuronales, he estado más al pendiente de toda esa actividad que forma parte de la vida pero que generalmente se rechaza por considerarse un by-product, como lo son los sueños, las ideas repentinas, las voces.
Yo tampoco lo creo, pero desde hace unos meses los sueños con cada vez más claros y son una guía segura para mi vida. Lo que de día me angustia, de noche se resuelve y, a la mañana siguiente, tan sólo tengo que hacer lo que soñé. Es cómo si la existencia se estuviese dando a la inversa.
Anoche mientras leía, tuve un miedo enorme a concentrarme en una figura, pues sabía que algo raro pasaría. Lo hice. Mi cama se movió, oscilando hacia la izquierda y la derecha mientras quise. Yo tampoco lo creo.
Mi experimento continuó. Ya manifesté en mi blog hace casi un año de las voces que puedo escuchar al colocar earplugs en mi oído. Al silenciar el mundo exterior, puedo funcionar como un receptor, no sé si de señales de radio o de pensamientos. Lo cierto es que yo no las produzco, ni siquiera hago un esfuerzo por escucharlas, llegan ahí, incoherentes, en diversos tonos de voz que nunca he escuchado. Y me atrevo a pensar que pueden ser radiofrecuencias porque también escucho música.
He tratatado de ir más allá. He intentado comunicarme con personas (Sí, la absurda telepatía). Digo, no pierdo nada, además, si es posible emanar energía, alguien debe tener la capacidad de recibirla.
En fin, todo con tal de tener tan sólo un pie en el mundo conocido. No me gusta tanto como para tener los dos.
No se preocupen, pronto habrá posts ficticios.
jueves, septiembre 18
PREMEDITACION
Algo me persigue. Digo algo porque no estoy segura de que sea alguien. Eso toma formas distintas, pero siempre desea saber lo que estoy haciendo, lo que pienso, lo que hago. No hay manera de quitar su vista de mis acciones, y de mis pensamientos.
Algo es rosa, por eso odio ese color y todo lo que tenga que ver con él (moños, niñas, mañanas). Hoy era un vestido, con calcetas dobladas y zapatos blancos; se adhería a mi piel tratando de arrancar las partículas de sudor que derramé al jugar a la pelota. Tengo miedo jugar a la pelota, miedo a verla venir hacia mi cuerpo, haciéndose cada vez más grande, más grande, hasta que logra reventar entre mis ojos. Algo pasa entre mi madre y mi vestido, es húmedo como los besos que contaminan mi cara con saliva.
Hoy algo está en mi madre y me observa mientras guardo mis juguetes en la cochera. Mi jueguete verde marca Ford Explorer, ella trata de indagar los olores que lo invaden. Quiere saber si he fumado, si ando de nuevo con esas amigas que me conducen al vicio. Algo tiene sentido del humor.
Muta y está en ese planeta rojo del que estoy segura que provengo. Ha ido hasta ahí, ha trasladado su terrenalidad con el fin de saber acerca de mi lugar origen. El planeta no es marte. El planeta es una célula como lo son todos los que forman el cuerpo del Gran Ser. Esto lo supe antes de que algo se enterara. Siempre supe que existe una partícula mayor que no es infinita, y que se subdivide en también un número finito de partículas, entre las cuales se encuentran los arrogantes humanos. Algo ya se enteró de esto, ya se enteró de casi todo.
No voy a dar aquí más información de mi procedencia, pero al decir que no soy de aquí es suficientemente absurdo como para que alguien lo crea, por eso lo digo, porque el mejor refugio de un secreto está en la boca de todos.
Me canso de algo, me canso tanto que lo he llegado a golpear, le he gritado, he huído de todas sus formas posibles y siempre me alcanza. Hace días pienso en matarle. Ya sé dónde está. Está en lo que me desespera. No se calla. Habla y habla estupideces. No me puedo comunicar a través de tanta basura. Algo me aturde, llena el aire de insensateces y palabras absurdas. Llena todo de soledad.
Estoy sola, lo sé. Estoy sola mucho tiempo. Tengo doce años. Las tardes se reducen ante mis ojos como una hoja que no sirve. Espero algo, y algo me espera; y esa espera me detiene, me detiene tanto que vivo la vida que no sé llevar. El problema es que en esta vida no existe un artefacto como el que yo necesito. Download Cerebral. Algo lo sabe y me presiona con los ojos para asegurarse que no haga nada hasta que tenga mi aparato. Tengo treinta años y el aparato no llega.
Se filtra en la sonrisa de mis amigos; son esos momentos insoportables cuando me ven esperando respuesta, esperando de mí lo que nunca podré darles, lo que no soy. Algo les hace creer que soy capaz de hacerles creer que soy maravillosa, entonces guardo silencio para que sepan que no soy. Algo me cuestiona en sus ojos, los calla. Quiere presionarme a que construya el aparato, lo sé. Quiere que renuncie a mi vida por insoportable. Orillarme hasta el abismo para que sepa que no tengo opción, que debo construirlo o morirme. He pensado bastante en esto último. Algo casi logra su objetivo.
Hay algo
que me dice que si destruyo todo y a todos, algo se irá. Pero abro bien los ojos y lo veo sonriéndome desde la figura de la virgen que une sus manos. Me habla desde el recibo de pago de mis honorarios. En la gente que reconozco en los restaurantes. Entre la gente, en los espacios que hay entre ellos. Ayer no existe.
Lo evito en sueños. Lo evito porque lo excito. Mi vida onírica es muy interesante, y mantiene a algo pasivo, sin intervenir en mi vida. Por eso cuando los recuerdo, algo se va. Por eso los recuerdo con frecuencia. Por eso me gusta tanto dormir durante largo tiempo. Dormida es el único momento en que soy libre.
Cuando estoy sola, saco mis muñecas del baúl que está a los pies de mi cama. Las acomodo y les invento historias. Duro horas haciendo eso, en completo silencio, para no llamar a algo. Pero luego crezco, y desde mi madre escucha cómo hojeo los libros en mi recámara, y me grita que me duerma. Quiere saber lo que pienso cuando leo, pero olvida que cuando está en mi madre, no puede saber lo que pienso. Casi nunca puede saber lo que pienso. Hace unos meses descubrió cómo.
Treinta años –me dice algo– y aún no has construído el aparato. ¿Qué cómo me lo dice? Por medio de este texto, a través de las letras que escribí en el renglón anterior. Por la escritura algo se comunica conmigo, y por más que trato de evitar su mirada tecleando sin parar en la pantalla blanca de sus ojos, algo logra transformarse en grafía y me reclama:
–No es escribiendo como lograrás tu misión –me dice–, tienes que construir el aparato.
Sí, lo acepto. Me gusta mucho la física. Ahora que estoy en la secundaria y, a pesar de mi desdén hacia las matemáticas, he descubierto que adoro la materia de física. Me encanta. Me he enamorado de la palabra Pascal. En la maestría que estudio, estoy leyendo un libro acerca de la Teoría de la Relatividad. Me alucina más que un psicotrópico. Vas bien –me dice algo en este texto–, lenta pero segura. No tardarás en construir el aparato.
Algo me invita a que lo imagine. Conexiones aquí, conexiones allá. Pequeñas trasquiladas en mi cabello para conectar las terminales. No, muy Total Recall. Un pequeño artefacto que se coloca en el oído a manera de auxiliar auditivo. Muy amenzante. Una pequeña pieza a manera de arete. Muy femenino. Intraocular. Peligroso y Caro. Intra... Ni lo pienses, además debe ser para ambos sexos ¿Entonces?
Ese es un problema de toda mi vida. Algo me dice lo que tengo que hacer, algo me presenta todas las posibilidades, algo me confunde. No hago nada.
Ya no lo aguanto aquí, en Tijuana. Ha aprendido a meterse en casi todas las cosas y personas. Por eso no me gusta salir. Por eso finjo que escribo o leo y paso días guardada, comiendo y durmiendo. Pues es peor cuando lo veo en ojos distintos, en paredes distintas, en distintos anuncios luminosos. Quedándome encerrada, lo veo siempre en los mismos y, de un modo u otro, me acostumbro a él. Pero no se calla. Por eso sé que lo voy a matar.
¿Se puede matar algo?
Creo que algo no muere, algo sólo se recicla. Algo se transforma. Aún así, tengo que hacer el intento, no puede exigirme lo que no puedo, no puede estar noche y día escuchando lo que pienso para juzgarlo. Algo debe morir.
Mi cerebro es un barro enorme que se llena de pus o pensamientos. Así camino y sonrío, y hago de comer y sonrío, y manejo mi auto y sonrío. Mi cerebro pesa demasiado cuando no lo dreno. Cuando no lo exprimo a través de mis dedos. Algo, en este momento me dice:
–Recuerda.
Sí, pero no sé cómo construir el aparato ¿Qué no entiendes? He visto películas cursis, como la de Contacto, en la que los extraterrestres se comunican con estos imbéciles (los humanos) y les envían un mapa para que construyan un aparato de tal modo que puedan transportarse a su galaxia.
Why the hell didn’t THEY come?
Si en mi planeta, todos usan ese aparato, no entiendo la absurda razón por la cual me mandaron aquí s-i-n u-n i-n-s-t-r-u-c-t-i-v-o. En realidad, hubiera sido más fácil.
Pero no, aquí estoy con casi treinta años, sin saber a ciencia cierta que hacer con la pus. Por lo pronto, la vacío aquí, aunque algo me diga que podría hacerlo con mayor eficiencia.
–¿No lo ves? –me dice algo– Serías millonaria (como si eso me importara). Harían un reality show de tus pensamientos.
–No me interesa. Esos shows me parecen patéticos.
–Entonces, ¿para que crees que sirven tus pensamientos?
¿Para que sirve pensar?
Desde hace siglos las personas se dedican a pensar. Incluso inventaron un nombre para esa actividad: Filosofía. Antes los tomaban en serio, formaban parte de la gente “in” de la sociedad. Pero poco a poco se dieron cuenta que esas personas podían existir sin tanto gasto por parte del Estado, pues no lo hacían por el pago, sino porque no podían hacer otra cosa. Eran socialmente inútiles a no ser por sus grandes ideas. El Estado necesitaba aún de ellos, aún lo hace, pues no se puede concebir una sociedad sino se concibe antes una idea de esta; pero no le gustó que fueran libres, de tal forma que les retiró los beneficios obligándoles a hacer lo que no sabían: trabajar; y si a pesar de esto, alguno de ellos sobresalía por tener ideas afines a los objetivos del Estado, entonces era adoptado. Los demás, debían continuar en su vida forzada para lograr que desistieran de sus ideas revolucionarias. Consumiéndoles el tiempo, les consumían todo (Es posible cambiar cada verbo de este parráfo al presente).
Algo me dice que el problema está en el tiempo.
–No seas inocente. El tiempo no lo es todo –me corrige algo–, es la exposición. Hoy en día no importa lo que hagas, eres importante por la exposición que tengas en el medio. No importa si lo que haces es bueno o es una estupidez, pero si lo colocas en todos los sitios posibles, si tu nombre aparece tantas veces como el de la marca de refescos cuyo nombre es una mezcla de cocaína y culo, entonces te reconocen. Si sales al lugar correcto tan sólo para que te vean. Si eres un idiota que permite que lo filmen tragando palomitas durante veinticuatro horas: eres famoso! y cada estupidez que digas será reverenciada. Eso es exposición.
El download cerebral es lo que te permitirá: exposición. Filosofía mediática. Acceso para ti y para todos esos bultos humanos a los que no les gusta trabajar, la capacidad de reinstalar el pensamiento como actividad remunerada en la vida cotidiana.
Y ese es mi problema. El sabotaje que algo hace a mi vida. Sé que lo que me dice no es posible. Sé que nunca aprenderé a construir máquinas receptoras de la energía emitida por las sinapsis en su movimiento. Sé que no puedo hacer otra cosa que anti-exponerme, pues no me gusta defecar y firmar el producto . Así que seguiré escribiendo en el silencio, a lo Emily Dickinson, hasta que me suicide (pero qué romanticismo!) . Tal vez tenga suerte y nadie encuentre mi computadora, o le entre un virus antes de que los hijos que no tendré intenten imprimir mis archivos.
Algo crece.
Ya es hora de dormir, es la frase favorita de mi madre cuando algo la posee. Entonces camina lentamente hacia mi cuarto y me grita que deje la revista, que ya es muy noche, que mañana tengo que ir a la universidad. Y voy, pero algo me dice que esa carrera no es motivante. Y algo, entre las voces de los estúpidos de mis compañeros de clase, me dice que tiene razón.
¿Por qué es la gente tan estúpida?
Me encanta esa palabra. E-S-T-U-P-I-D-A
Tengo treinta. El crecimiento de algo me hace saber que es tiempo que me retire del mundo. Que si no construyo la máquina, me volverá loca multiplicándose en todas las personas, en todos los ojos. Amenazándome que tendré que dormir más para evitarlo. Actualmente duermo casi diez horas diarias. El terapeuta lo llamaría depresión. Pero el terapeuta no sabe de algo. Nadie cree que algo existe. Ni siquiera alguien cree en algo.
Hay personas que tienen habilidades en algún órgano del cuerpo y no las llaman neuróticas. No lo es quien gana carreras porque no puede tener sus piernas quietas. No lo es quien vende millones de discos porque no puede dejar de gritar. No lo es quien se gana la vida operando seres humanos porque no puede dejar de cortar cuerpos. Yo no tengo un uso especial para los órganos externos de mi cuerpo, más que el común y corriente del ser humano promedio. Sin embargo, mi actividad cerebral es abrumadora, pero como vivimos en un mundo material, lo intangible no tiene validez, aunque sea lo intangible lo que hace posible la existencia de lo tangible.
Ayer, algo me dijo que no tengo remedio. Que puedo mitigar el dolor pasando horas frente al ordenador ( prefiero ese nombre para que se asemeje lo menos posible a un anglicismo), pero que no desparecerá hasta que sea capaz de librarme de todos mis pensamientos, y que conozco bien la forma.
Es verdad ¿Dónde estaría tanto loco, pusilánime, vividor, actor, drogadicto, etc., si alguien no hubiese construído la televisión? No imagino a, digamos, Verónica Castro, sentada con sus pechos enormes en la sala de su casa entrevistando a Raphael, por el gusto de hacerlo. No veo a Michael Jackson haciendo el moonwalk en su terraza o a Madonna besando a Britney Spears por el gusto de hacerlo (bueno, ahí quien sabe). Todos realizaron esas locuras de hablar solos, bailar frente a aparatos, hacer los peores ridículos simplemente porque estaban seguros de que alguien había inventado un aparato que lograría que millones de personas se enteraran de lo que les gustaba hacer. El aparato no es complicado. Es una cajita que puede variar entre las dos y las centenas de pulgadas, pero en sí no es tan complicado. Si eso es posible, algo es posible.
Pero como todo, primero sería utilizado para causas nobles, después, por los norteamericanos. Después leeríamos o escucharíamos (si no es que veríamos) el download cerebral de asesinos en serie, de burócRatas, de todo tipo de personajes absurdos ¿Qué estoy diciendo? Pues si el aparato es precisamente para eso. El blogspot es un ejemplo.El problema es que está escrito, y la lectura es una actividad de baja velocidad de consumo, por eso no tiene éxito masificado, y si se quiere lograr que la actividad del pensamiento se convierta de nuevo en una actividad aceptada como “actividad productiva”, debe primero tener sus quince minutos de fama en lo tangible actual.
Esto representa un gran problema para nosotros los que creemos que lo intangible es tan válido como lo tangible, pues queremos validarnos a través de los estándares de quienes criticamos (como el libro que leo: critica el desprecio del occidental con respecto a lo intuitivo del pensamiento y su obsesión por creer tan solo en lo que es capaz de comprobar, y luego presenta casos en los que estudian a los Maestros Zen en un laboratorio).
Entonces retiro lo dicho. Rechazo cualquier intento de validación del pensamiento por parte de la cultura mediática y me quedo en mi choza a ser de la últimas que hace del pensamiento una actividad. Es decir, me convierto personaje trágico (o en poeta).
Algo está aquí, toca mi cuerpo a través de la pantalla. Cierro los ojos.
No
te
acerques
a
mi
texto
Ella es pequeña. Tiene nueve meses. Todavía mama del pecho de su madre. Recuerda haber escrito este texto cuando tiene treinta años. La leche que fluye es lenta y rellena su estómago. Piensa en qué su madre no podrá escucharla nunca a través de esa barrera que se llama lenguaje. Sus pies están fríos. Su cuerpo tiembla, tiene veintisiete años. Vomita la leche y abraza al lenguaje. Algo la ve a los ojos. En ese intercambio de miradas, ella huye.
Algo la ayuda a que huya.
Algo la quiere para sí, sabe que es la única poseedora del secreto.
Ella sabe que no existe tal secreto, pero le sonríe.
Este no es un final. Algo siempre escucha. Algo siempre me mira. Algo siempre está.
My life is a tunnel; having no limbs, I try to “write my way out”.
Algo me persigue. Digo algo porque no estoy segura de que sea alguien. Eso toma formas distintas, pero siempre desea saber lo que estoy haciendo, lo que pienso, lo que hago. No hay manera de quitar su vista de mis acciones, y de mis pensamientos.
Algo es rosa, por eso odio ese color y todo lo que tenga que ver con él (moños, niñas, mañanas). Hoy era un vestido, con calcetas dobladas y zapatos blancos; se adhería a mi piel tratando de arrancar las partículas de sudor que derramé al jugar a la pelota. Tengo miedo jugar a la pelota, miedo a verla venir hacia mi cuerpo, haciéndose cada vez más grande, más grande, hasta que logra reventar entre mis ojos. Algo pasa entre mi madre y mi vestido, es húmedo como los besos que contaminan mi cara con saliva.
Hoy algo está en mi madre y me observa mientras guardo mis juguetes en la cochera. Mi jueguete verde marca Ford Explorer, ella trata de indagar los olores que lo invaden. Quiere saber si he fumado, si ando de nuevo con esas amigas que me conducen al vicio. Algo tiene sentido del humor.
Muta y está en ese planeta rojo del que estoy segura que provengo. Ha ido hasta ahí, ha trasladado su terrenalidad con el fin de saber acerca de mi lugar origen. El planeta no es marte. El planeta es una célula como lo son todos los que forman el cuerpo del Gran Ser. Esto lo supe antes de que algo se enterara. Siempre supe que existe una partícula mayor que no es infinita, y que se subdivide en también un número finito de partículas, entre las cuales se encuentran los arrogantes humanos. Algo ya se enteró de esto, ya se enteró de casi todo.
No voy a dar aquí más información de mi procedencia, pero al decir que no soy de aquí es suficientemente absurdo como para que alguien lo crea, por eso lo digo, porque el mejor refugio de un secreto está en la boca de todos.
Me canso de algo, me canso tanto que lo he llegado a golpear, le he gritado, he huído de todas sus formas posibles y siempre me alcanza. Hace días pienso en matarle. Ya sé dónde está. Está en lo que me desespera. No se calla. Habla y habla estupideces. No me puedo comunicar a través de tanta basura. Algo me aturde, llena el aire de insensateces y palabras absurdas. Llena todo de soledad.
Estoy sola, lo sé. Estoy sola mucho tiempo. Tengo doce años. Las tardes se reducen ante mis ojos como una hoja que no sirve. Espero algo, y algo me espera; y esa espera me detiene, me detiene tanto que vivo la vida que no sé llevar. El problema es que en esta vida no existe un artefacto como el que yo necesito. Download Cerebral. Algo lo sabe y me presiona con los ojos para asegurarse que no haga nada hasta que tenga mi aparato. Tengo treinta años y el aparato no llega.
Se filtra en la sonrisa de mis amigos; son esos momentos insoportables cuando me ven esperando respuesta, esperando de mí lo que nunca podré darles, lo que no soy. Algo les hace creer que soy capaz de hacerles creer que soy maravillosa, entonces guardo silencio para que sepan que no soy. Algo me cuestiona en sus ojos, los calla. Quiere presionarme a que construya el aparato, lo sé. Quiere que renuncie a mi vida por insoportable. Orillarme hasta el abismo para que sepa que no tengo opción, que debo construirlo o morirme. He pensado bastante en esto último. Algo casi logra su objetivo.
Hay algo
que me dice que si destruyo todo y a todos, algo se irá. Pero abro bien los ojos y lo veo sonriéndome desde la figura de la virgen que une sus manos. Me habla desde el recibo de pago de mis honorarios. En la gente que reconozco en los restaurantes. Entre la gente, en los espacios que hay entre ellos. Ayer no existe.
Lo evito en sueños. Lo evito porque lo excito. Mi vida onírica es muy interesante, y mantiene a algo pasivo, sin intervenir en mi vida. Por eso cuando los recuerdo, algo se va. Por eso los recuerdo con frecuencia. Por eso me gusta tanto dormir durante largo tiempo. Dormida es el único momento en que soy libre.
Cuando estoy sola, saco mis muñecas del baúl que está a los pies de mi cama. Las acomodo y les invento historias. Duro horas haciendo eso, en completo silencio, para no llamar a algo. Pero luego crezco, y desde mi madre escucha cómo hojeo los libros en mi recámara, y me grita que me duerma. Quiere saber lo que pienso cuando leo, pero olvida que cuando está en mi madre, no puede saber lo que pienso. Casi nunca puede saber lo que pienso. Hace unos meses descubrió cómo.
Treinta años –me dice algo– y aún no has construído el aparato. ¿Qué cómo me lo dice? Por medio de este texto, a través de las letras que escribí en el renglón anterior. Por la escritura algo se comunica conmigo, y por más que trato de evitar su mirada tecleando sin parar en la pantalla blanca de sus ojos, algo logra transformarse en grafía y me reclama:
–No es escribiendo como lograrás tu misión –me dice–, tienes que construir el aparato.
Sí, lo acepto. Me gusta mucho la física. Ahora que estoy en la secundaria y, a pesar de mi desdén hacia las matemáticas, he descubierto que adoro la materia de física. Me encanta. Me he enamorado de la palabra Pascal. En la maestría que estudio, estoy leyendo un libro acerca de la Teoría de la Relatividad. Me alucina más que un psicotrópico. Vas bien –me dice algo en este texto–, lenta pero segura. No tardarás en construir el aparato.
Algo me invita a que lo imagine. Conexiones aquí, conexiones allá. Pequeñas trasquiladas en mi cabello para conectar las terminales. No, muy Total Recall. Un pequeño artefacto que se coloca en el oído a manera de auxiliar auditivo. Muy amenzante. Una pequeña pieza a manera de arete. Muy femenino. Intraocular. Peligroso y Caro. Intra... Ni lo pienses, además debe ser para ambos sexos ¿Entonces?
Ese es un problema de toda mi vida. Algo me dice lo que tengo que hacer, algo me presenta todas las posibilidades, algo me confunde. No hago nada.
Ya no lo aguanto aquí, en Tijuana. Ha aprendido a meterse en casi todas las cosas y personas. Por eso no me gusta salir. Por eso finjo que escribo o leo y paso días guardada, comiendo y durmiendo. Pues es peor cuando lo veo en ojos distintos, en paredes distintas, en distintos anuncios luminosos. Quedándome encerrada, lo veo siempre en los mismos y, de un modo u otro, me acostumbro a él. Pero no se calla. Por eso sé que lo voy a matar.
¿Se puede matar algo?
Creo que algo no muere, algo sólo se recicla. Algo se transforma. Aún así, tengo que hacer el intento, no puede exigirme lo que no puedo, no puede estar noche y día escuchando lo que pienso para juzgarlo. Algo debe morir.
Mi cerebro es un barro enorme que se llena de pus o pensamientos. Así camino y sonrío, y hago de comer y sonrío, y manejo mi auto y sonrío. Mi cerebro pesa demasiado cuando no lo dreno. Cuando no lo exprimo a través de mis dedos. Algo, en este momento me dice:
–Recuerda.
Sí, pero no sé cómo construir el aparato ¿Qué no entiendes? He visto películas cursis, como la de Contacto, en la que los extraterrestres se comunican con estos imbéciles (los humanos) y les envían un mapa para que construyan un aparato de tal modo que puedan transportarse a su galaxia.
Why the hell didn’t THEY come?
Si en mi planeta, todos usan ese aparato, no entiendo la absurda razón por la cual me mandaron aquí s-i-n u-n i-n-s-t-r-u-c-t-i-v-o. En realidad, hubiera sido más fácil.
Pero no, aquí estoy con casi treinta años, sin saber a ciencia cierta que hacer con la pus. Por lo pronto, la vacío aquí, aunque algo me diga que podría hacerlo con mayor eficiencia.
–¿No lo ves? –me dice algo– Serías millonaria (como si eso me importara). Harían un reality show de tus pensamientos.
–No me interesa. Esos shows me parecen patéticos.
–Entonces, ¿para que crees que sirven tus pensamientos?
¿Para que sirve pensar?
Desde hace siglos las personas se dedican a pensar. Incluso inventaron un nombre para esa actividad: Filosofía. Antes los tomaban en serio, formaban parte de la gente “in” de la sociedad. Pero poco a poco se dieron cuenta que esas personas podían existir sin tanto gasto por parte del Estado, pues no lo hacían por el pago, sino porque no podían hacer otra cosa. Eran socialmente inútiles a no ser por sus grandes ideas. El Estado necesitaba aún de ellos, aún lo hace, pues no se puede concebir una sociedad sino se concibe antes una idea de esta; pero no le gustó que fueran libres, de tal forma que les retiró los beneficios obligándoles a hacer lo que no sabían: trabajar; y si a pesar de esto, alguno de ellos sobresalía por tener ideas afines a los objetivos del Estado, entonces era adoptado. Los demás, debían continuar en su vida forzada para lograr que desistieran de sus ideas revolucionarias. Consumiéndoles el tiempo, les consumían todo (Es posible cambiar cada verbo de este parráfo al presente).
Algo me dice que el problema está en el tiempo.
–No seas inocente. El tiempo no lo es todo –me corrige algo–, es la exposición. Hoy en día no importa lo que hagas, eres importante por la exposición que tengas en el medio. No importa si lo que haces es bueno o es una estupidez, pero si lo colocas en todos los sitios posibles, si tu nombre aparece tantas veces como el de la marca de refescos cuyo nombre es una mezcla de cocaína y culo, entonces te reconocen. Si sales al lugar correcto tan sólo para que te vean. Si eres un idiota que permite que lo filmen tragando palomitas durante veinticuatro horas: eres famoso! y cada estupidez que digas será reverenciada. Eso es exposición.
El download cerebral es lo que te permitirá: exposición. Filosofía mediática. Acceso para ti y para todos esos bultos humanos a los que no les gusta trabajar, la capacidad de reinstalar el pensamiento como actividad remunerada en la vida cotidiana.
Y ese es mi problema. El sabotaje que algo hace a mi vida. Sé que lo que me dice no es posible. Sé que nunca aprenderé a construir máquinas receptoras de la energía emitida por las sinapsis en su movimiento. Sé que no puedo hacer otra cosa que anti-exponerme, pues no me gusta defecar y firmar el producto . Así que seguiré escribiendo en el silencio, a lo Emily Dickinson, hasta que me suicide (pero qué romanticismo!) . Tal vez tenga suerte y nadie encuentre mi computadora, o le entre un virus antes de que los hijos que no tendré intenten imprimir mis archivos.
Algo crece.
Ya es hora de dormir, es la frase favorita de mi madre cuando algo la posee. Entonces camina lentamente hacia mi cuarto y me grita que deje la revista, que ya es muy noche, que mañana tengo que ir a la universidad. Y voy, pero algo me dice que esa carrera no es motivante. Y algo, entre las voces de los estúpidos de mis compañeros de clase, me dice que tiene razón.
¿Por qué es la gente tan estúpida?
Me encanta esa palabra. E-S-T-U-P-I-D-A
Tengo treinta. El crecimiento de algo me hace saber que es tiempo que me retire del mundo. Que si no construyo la máquina, me volverá loca multiplicándose en todas las personas, en todos los ojos. Amenazándome que tendré que dormir más para evitarlo. Actualmente duermo casi diez horas diarias. El terapeuta lo llamaría depresión. Pero el terapeuta no sabe de algo. Nadie cree que algo existe. Ni siquiera alguien cree en algo.
Hay personas que tienen habilidades en algún órgano del cuerpo y no las llaman neuróticas. No lo es quien gana carreras porque no puede tener sus piernas quietas. No lo es quien vende millones de discos porque no puede dejar de gritar. No lo es quien se gana la vida operando seres humanos porque no puede dejar de cortar cuerpos. Yo no tengo un uso especial para los órganos externos de mi cuerpo, más que el común y corriente del ser humano promedio. Sin embargo, mi actividad cerebral es abrumadora, pero como vivimos en un mundo material, lo intangible no tiene validez, aunque sea lo intangible lo que hace posible la existencia de lo tangible.
Ayer, algo me dijo que no tengo remedio. Que puedo mitigar el dolor pasando horas frente al ordenador ( prefiero ese nombre para que se asemeje lo menos posible a un anglicismo), pero que no desparecerá hasta que sea capaz de librarme de todos mis pensamientos, y que conozco bien la forma.
Es verdad ¿Dónde estaría tanto loco, pusilánime, vividor, actor, drogadicto, etc., si alguien no hubiese construído la televisión? No imagino a, digamos, Verónica Castro, sentada con sus pechos enormes en la sala de su casa entrevistando a Raphael, por el gusto de hacerlo. No veo a Michael Jackson haciendo el moonwalk en su terraza o a Madonna besando a Britney Spears por el gusto de hacerlo (bueno, ahí quien sabe). Todos realizaron esas locuras de hablar solos, bailar frente a aparatos, hacer los peores ridículos simplemente porque estaban seguros de que alguien había inventado un aparato que lograría que millones de personas se enteraran de lo que les gustaba hacer. El aparato no es complicado. Es una cajita que puede variar entre las dos y las centenas de pulgadas, pero en sí no es tan complicado. Si eso es posible, algo es posible.
Pero como todo, primero sería utilizado para causas nobles, después, por los norteamericanos. Después leeríamos o escucharíamos (si no es que veríamos) el download cerebral de asesinos en serie, de burócRatas, de todo tipo de personajes absurdos ¿Qué estoy diciendo? Pues si el aparato es precisamente para eso. El blogspot es un ejemplo.El problema es que está escrito, y la lectura es una actividad de baja velocidad de consumo, por eso no tiene éxito masificado, y si se quiere lograr que la actividad del pensamiento se convierta de nuevo en una actividad aceptada como “actividad productiva”, debe primero tener sus quince minutos de fama en lo tangible actual.
Esto representa un gran problema para nosotros los que creemos que lo intangible es tan válido como lo tangible, pues queremos validarnos a través de los estándares de quienes criticamos (como el libro que leo: critica el desprecio del occidental con respecto a lo intuitivo del pensamiento y su obsesión por creer tan solo en lo que es capaz de comprobar, y luego presenta casos en los que estudian a los Maestros Zen en un laboratorio).
Entonces retiro lo dicho. Rechazo cualquier intento de validación del pensamiento por parte de la cultura mediática y me quedo en mi choza a ser de la últimas que hace del pensamiento una actividad. Es decir, me convierto personaje trágico (o en poeta).
Algo está aquí, toca mi cuerpo a través de la pantalla. Cierro los ojos.
No
te
acerques
a
mi
texto
Ella es pequeña. Tiene nueve meses. Todavía mama del pecho de su madre. Recuerda haber escrito este texto cuando tiene treinta años. La leche que fluye es lenta y rellena su estómago. Piensa en qué su madre no podrá escucharla nunca a través de esa barrera que se llama lenguaje. Sus pies están fríos. Su cuerpo tiembla, tiene veintisiete años. Vomita la leche y abraza al lenguaje. Algo la ve a los ojos. En ese intercambio de miradas, ella huye.
Algo la ayuda a que huya.
Algo la quiere para sí, sabe que es la única poseedora del secreto.
Ella sabe que no existe tal secreto, pero le sonríe.
Este no es un final. Algo siempre escucha. Algo siempre me mira. Algo siempre está.
My life is a tunnel; having no limbs, I try to “write my way out”.
lunes, septiembre 15
♫☼☼↕↨◙
Dice Carl Sagan que la poesía y las matemáticas deben considerarse dentro del campo de las humanidades. El cerebro procesa el lenguaje a través del hemisferio izquierdo, y el lenguaje no se refiere únicamente al regional, se refiere también al (casi) universal, que son las matemáticas.
En el afán gestáltico de la postmodernidad, no es ninguna novedad la inclusión de la ciencia en el arte. Ciencia que siempre ha estado implícita en esta, pero que cada vez se vuelve más explícita. Con ciencia no me refiero únicamente a lo matemático, sino a todas las disciplinas que se han clasificado como comprobables por criterios establecidos por ellas mismas.
Se conocen varias historias de pintores y escritores que anteriormente fueron físicos, o médicos. Arquitectos, ingenieros, contadores. Aunque en la mayoría de sus obras no manifiestan explícitamente la relación directa con su antigua profesión, estas no se libran de contenerla a su largo y ancho. Hoy que los hijos se rebelan verbalmente hacia los padres, el arte también dice lo que piensa ante sus progenitores: los cánones. Les manifiesta sin pudor cómo está hecho para demostrarle que no existen esos "misterios" o inspiraciones. Y una manera de hacerlo es incorporando la ciencia. Tú, madre, al igual que yo, tienes terminaciones nerviosas que te permiten tener orgasmos. Tu cerebro recibe o bloquea estos estímulos. No hay secretos, madre, soy tan mujer como tú. Yo elijo recibirlos.
Matemáticas poéticas, prosa contable, derecho visual, física aplicada en la fotografía. Si el mundo existe independientemente de que seamos conscientes de él, permanece incognocible salvo a través de la experiencia. Los métodos de experimentarlo cambian a medida que avanza la ciencia, de tal forma que es el artista, quién a través de su propia adaptación de los cambiantes métodos científicos y su propia experimentación, da forma estética a ésta búsqueda por comprender el mundo.
Por eso, el considerado "arte puro" no deja de ser una interpretación incompleta, aunque no inválida. Sin embargo, al ampliar el campo y el método de percepción, la obra se vuelve una visión más original del fragmento de la realidad percibido. Y si además de esto, el método utilizado se hace patente en la creación, ofrece, a quien contempla la obra, la visión real de la cocina del restaurante, de manera que el platillo ya nunca le sabrá igual. No fue hecho por los dioses, ni confeccionado de maná.
El tiempo de las fronteras ha llegado a la propia, y la última frontera es la primera: un círculo. Pero el bagaje con el que llegamos de nuevo al punto de partida no es el mismo. Y los puntos no se tocan. Continuemos formando el espiral.
Dice Carl Sagan que la poesía y las matemáticas deben considerarse dentro del campo de las humanidades. El cerebro procesa el lenguaje a través del hemisferio izquierdo, y el lenguaje no se refiere únicamente al regional, se refiere también al (casi) universal, que son las matemáticas.
En el afán gestáltico de la postmodernidad, no es ninguna novedad la inclusión de la ciencia en el arte. Ciencia que siempre ha estado implícita en esta, pero que cada vez se vuelve más explícita. Con ciencia no me refiero únicamente a lo matemático, sino a todas las disciplinas que se han clasificado como comprobables por criterios establecidos por ellas mismas.
Se conocen varias historias de pintores y escritores que anteriormente fueron físicos, o médicos. Arquitectos, ingenieros, contadores. Aunque en la mayoría de sus obras no manifiestan explícitamente la relación directa con su antigua profesión, estas no se libran de contenerla a su largo y ancho. Hoy que los hijos se rebelan verbalmente hacia los padres, el arte también dice lo que piensa ante sus progenitores: los cánones. Les manifiesta sin pudor cómo está hecho para demostrarle que no existen esos "misterios" o inspiraciones. Y una manera de hacerlo es incorporando la ciencia. Tú, madre, al igual que yo, tienes terminaciones nerviosas que te permiten tener orgasmos. Tu cerebro recibe o bloquea estos estímulos. No hay secretos, madre, soy tan mujer como tú. Yo elijo recibirlos.
Matemáticas poéticas, prosa contable, derecho visual, física aplicada en la fotografía. Si el mundo existe independientemente de que seamos conscientes de él, permanece incognocible salvo a través de la experiencia. Los métodos de experimentarlo cambian a medida que avanza la ciencia, de tal forma que es el artista, quién a través de su propia adaptación de los cambiantes métodos científicos y su propia experimentación, da forma estética a ésta búsqueda por comprender el mundo.
Por eso, el considerado "arte puro" no deja de ser una interpretación incompleta, aunque no inválida. Sin embargo, al ampliar el campo y el método de percepción, la obra se vuelve una visión más original del fragmento de la realidad percibido. Y si además de esto, el método utilizado se hace patente en la creación, ofrece, a quien contempla la obra, la visión real de la cocina del restaurante, de manera que el platillo ya nunca le sabrá igual. No fue hecho por los dioses, ni confeccionado de maná.
El tiempo de las fronteras ha llegado a la propia, y la última frontera es la primera: un círculo. Pero el bagaje con el que llegamos de nuevo al punto de partida no es el mismo. Y los puntos no se tocan. Continuemos formando el espiral.
SDI
¿Quién protege a los que sueñan en el suelo capitalista?
La seguridad social es para los que renuncian a soñar.
Los sindicatos no entienden, el problema no es el salario, sino su distribución en el número equivocado de horas (son demasiadas).
La mies es mucha, los trabajadores son pocos. Necesitamos llevar el evangelio hasta el último rincón de la tierra:
"La libertad consiste en comprar y vender"
168 horas a la semana:
48 Trabajando
56 Durmiendo
32 Consumiendo
32 Procesando lo consumido
La seguridad social garantiza la expansión del capitalismo.
Conocer(se) equivale a producir(se). Pero la vida no es un texto.
Los derechos tecnohumanos.
Te veo y pregunto:
-¿Hay alguien allí adentro?
-Sí -me respondes- soy el empleado del mes.
(Y quiero vomitar la preparatoria y la universidad con el desayuno de hoy)
No hacer también cuesta. También es protesta. No improductiva: Anti-productiva.
Vivir cumpliendo anti-estándares de producción.
Conocer(me/te) antes de que el informe anual nos delate.
O antes de que nuestra postura se patentice y la vendan (o la midan) en ratings o regalías.
Antes de que alguien se entere de que no existimos.
¿Quién protege a los que sueñan en el suelo capitalista?
La seguridad social es para los que renuncian a soñar.
Los sindicatos no entienden, el problema no es el salario, sino su distribución en el número equivocado de horas (son demasiadas).
La mies es mucha, los trabajadores son pocos. Necesitamos llevar el evangelio hasta el último rincón de la tierra:
"La libertad consiste en comprar y vender"
168 horas a la semana:
48 Trabajando
56 Durmiendo
32 Consumiendo
32 Procesando lo consumido
La seguridad social garantiza la expansión del capitalismo.
Conocer(se) equivale a producir(se). Pero la vida no es un texto.
Los derechos tecnohumanos.
Te veo y pregunto:
-¿Hay alguien allí adentro?
-Sí -me respondes- soy el empleado del mes.
(Y quiero vomitar la preparatoria y la universidad con el desayuno de hoy)
No hacer también cuesta. También es protesta. No improductiva: Anti-productiva.
Vivir cumpliendo anti-estándares de producción.
Conocer(me/te) antes de que el informe anual nos delate.
O antes de que nuestra postura se patentice y la vendan (o la midan) en ratings o regalías.
Antes de que alguien se entere de que no existimos.
SIN TITULO (?)
Es imposible que conozca el secreto que me impide llegar:
(Lo sé, éste texto será de lo más absurdo e incomprensible)
Hay un punto del no entendimiento, del antisemitismo que es la causa de la aversión hacia el Estado como opresor (los judíos no son víctimas, son un símbolo).
En el museo de arte de San Diego, Dalí expone sus ojos hacia Gala. Los transeúntes son caras de multiculturalismo apático. (Y yo quiero estudiar sus culturas).
Sí, cultura de ATT&T (Como el anuncio que está rumbo al aeropuerto de Tijuana).
Probablemente viaje a La Costa de Marfil y busque entre los Baulé lo que no encuentro aquí, lo que no encontraré nunca (porque no lo reconozco).
Ahora debería hablar del salario mínimo, y escupir lo que estoy pensando realmente, o tal vez transcribir el texto que construí esta mañana (cuando debía estar haciendo cosas peores).
"Las horas que caminan son de tela, en su mano acidulada me he ahierrado, ya no hay orillas que corte el camino"
O
¿O qué?
¿Por qué?
¿Por qué el genio es un ser que se devora a sí mismo?
Cuando escribo una historia pre-pensada, presento la declaración anual.
El salario mínimo de palabras conocidas consumibles en cuyo centro salto para hundirme humedecerme transformarme (sólo lo mínimo, que no se note en el presupuesto). Lo siento o lo siento.
:El viento.
Es imposible que conozca el secreto que me impide llegar:
(Lo sé, éste texto será de lo más absurdo e incomprensible)
Hay un punto del no entendimiento, del antisemitismo que es la causa de la aversión hacia el Estado como opresor (los judíos no son víctimas, son un símbolo).
En el museo de arte de San Diego, Dalí expone sus ojos hacia Gala. Los transeúntes son caras de multiculturalismo apático. (Y yo quiero estudiar sus culturas).
Sí, cultura de ATT&T (Como el anuncio que está rumbo al aeropuerto de Tijuana).
Probablemente viaje a La Costa de Marfil y busque entre los Baulé lo que no encuentro aquí, lo que no encontraré nunca (porque no lo reconozco).
Ahora debería hablar del salario mínimo, y escupir lo que estoy pensando realmente, o tal vez transcribir el texto que construí esta mañana (cuando debía estar haciendo cosas peores).
"Las horas que caminan son de tela, en su mano acidulada me he ahierrado, ya no hay orillas que corte el camino"
O
¿O qué?
¿Por qué?
¿Por qué el genio es un ser que se devora a sí mismo?
Cuando escribo una historia pre-pensada, presento la declaración anual.
El salario mínimo de palabras conocidas consumibles en cuyo centro salto para hundirme humedecerme transformarme (sólo lo mínimo, que no se note en el presupuesto). Lo siento o lo siento.
:El viento.
jueves, septiembre 11
ADIVINA
De niños nos entrenan para que creamos en Santa Claus (o el niño Jesús o los Reyes Magos), de adolescentes nos dicen que todo era mentira. Algunos lloran, otros agradecemos que acepten lo que nunca habíamos creído, pero todos sobrevivimos.
De niños nos entrenan para que nos maravillen las historias que desarrollan en las caricaturas, para que nos asombremos con el sorpresivo y siempre idéntico final de Scooby Doo. De adolescentes... de adolescentes? de adultos? qué sucede? no era lógico que...?
No.
Las mismaS historias, la misma estructura, los mismos finales. Cuántas manera hay de desarollar una película de Hollywood? cinco? alguien NO las conoce?
Apenas comienza la película y ya sabemos todo: va a ganar el bueno, el patriota; se va a enamorar de esa mujer, van a matar al negrito o al latino, o la muchacha cuyo personaje no estaba bien delineado. Entre principio y fin: peripecias light y melodrámaticas o mucha aaaaaacción. Bambi es más complicado.
Desde siempre sabemos que el bueno NO gana. Aunque veamos cinco mil cuatrocientas noventa y seis películas, no vamos a pensar lo contrario. Después, nos daremos cuenta de que el bueno ¡Ni siquiera existe! La bondad es tan sólo la sublimación de los deseos más bajos.
Ayer encontré unos cuentos que escribí cuando tenía once o doce años. La historia de una familia en la Rusia comunista que intenta huir del país en busca de la libertad; y la historia de una "típica familia" que una noche de fiesta es invadida por una secta satánica. Final del primero: matan a la familia rusa cuando, después de un mes de viaje y sacrificios, llega a la frontera. Final del segundo: la secta satánica sacrifica a todos los miembros de la familia excepto a la hija mayor, ellos se suicidan. Los finales son verosímiles, la familia perfecta no existe y esa imagen debe ser aniquiliada, aunque nos la dibujen desde kinder. No se trata de engañar a nadie. Eso lo sabe hasta una niña de once años.
Pero mientras sigamos aplaudiendo, Hollywood sigue cantando. Huir. ¿A dónde? ¿A las películas de cine independiente fabricadas por enfermos mentales? No , gracias.
No todo es basura. Lo sé. He disfrutado varias películas.
Mi recomendación: si a partir de la sinopsis puedes desarrollar la trama, no entres. Si hay algo que no te queda claro, te interesa o llama a tu intuición: adelante. Mi próxima elección: Los lunes al sol(aunque algo me dice que es el periódico El Mexicano segunda sección hecho película) En fin, tendré que comprobarlo.
De niños nos entrenan para que creamos en Santa Claus (o el niño Jesús o los Reyes Magos), de adolescentes nos dicen que todo era mentira. Algunos lloran, otros agradecemos que acepten lo que nunca habíamos creído, pero todos sobrevivimos.
De niños nos entrenan para que nos maravillen las historias que desarrollan en las caricaturas, para que nos asombremos con el sorpresivo y siempre idéntico final de Scooby Doo. De adolescentes... de adolescentes? de adultos? qué sucede? no era lógico que...?
No.
Las mismaS historias, la misma estructura, los mismos finales. Cuántas manera hay de desarollar una película de Hollywood? cinco? alguien NO las conoce?
Apenas comienza la película y ya sabemos todo: va a ganar el bueno, el patriota; se va a enamorar de esa mujer, van a matar al negrito o al latino, o la muchacha cuyo personaje no estaba bien delineado. Entre principio y fin: peripecias light y melodrámaticas o mucha aaaaaacción. Bambi es más complicado.
Desde siempre sabemos que el bueno NO gana. Aunque veamos cinco mil cuatrocientas noventa y seis películas, no vamos a pensar lo contrario. Después, nos daremos cuenta de que el bueno ¡Ni siquiera existe! La bondad es tan sólo la sublimación de los deseos más bajos.
Ayer encontré unos cuentos que escribí cuando tenía once o doce años. La historia de una familia en la Rusia comunista que intenta huir del país en busca de la libertad; y la historia de una "típica familia" que una noche de fiesta es invadida por una secta satánica. Final del primero: matan a la familia rusa cuando, después de un mes de viaje y sacrificios, llega a la frontera. Final del segundo: la secta satánica sacrifica a todos los miembros de la familia excepto a la hija mayor, ellos se suicidan. Los finales son verosímiles, la familia perfecta no existe y esa imagen debe ser aniquiliada, aunque nos la dibujen desde kinder. No se trata de engañar a nadie. Eso lo sabe hasta una niña de once años.
Pero mientras sigamos aplaudiendo, Hollywood sigue cantando. Huir. ¿A dónde? ¿A las películas de cine independiente fabricadas por enfermos mentales? No , gracias.
No todo es basura. Lo sé. He disfrutado varias películas.
Mi recomendación: si a partir de la sinopsis puedes desarrollar la trama, no entres. Si hay algo que no te queda claro, te interesa o llama a tu intuición: adelante. Mi próxima elección: Los lunes al sol(aunque algo me dice que es el periódico El Mexicano segunda sección hecho película) En fin, tendré que comprobarlo.
martes, septiembre 9
NECROLOGIA
Las palabras se desprecian, son solamente palabras. La persona que las utiliza demasiado pierde credibilidad: nada más habla. Las palabras son representaciones de la representación, por lo tanto no se puede confiar en ellas. Sin embargo, cuando alguien muere, no podemos reproducir su aroma, no quedan las imágenes idénticas en nuestra mente, ni siquiera los valorados hechos; quedan solamente las palabras.
Las palabras se desprecian, son solamente palabras. La persona que las utiliza demasiado pierde credibilidad: nada más habla. Las palabras son representaciones de la representación, por lo tanto no se puede confiar en ellas. Sin embargo, cuando alguien muere, no podemos reproducir su aroma, no quedan las imágenes idénticas en nuestra mente, ni siquiera los valorados hechos; quedan solamente las palabras.
jueves, septiembre 4
SEGUNDA PARTE
En siete días cumpliré diecinueve años; esto es si computo mi vida por medio de una continuidad coherente, pues basándome en mi acta de nacimiento tengo ventinueve, aunque física (in my dreams!) mental y emocionalmente tenga diecinueve.
No cabe duda que somos uno, el universo. Los afghanos nunca planearon derrumbar mis torres, pero lo hicieron: a partir del once de septiembre pude establecer de nuevo la conexión que abandoné a los diecisiete y desde entonces vivo en "My own private theme park" (ver post de los últimos de agosto).
No es raro verme formada tras los alumnos a los que doy clases, o llamar director al director, de la misma manera que lo hice hace quince años: I'm so young.
Vivir la adolescencia a los casi treinta no es recomendable, sobre todo por los demás: esos que esperan que conserves tu identidad como si fuera tu virginidad. Incluso los agentes de inmigración tienen problemas al intentar reconocerme en mi fotografía de hace ocho años. Is it you?
Reconectar, recuperar, abandonar. Eso sucede a cada momento, sin embargo, no lo hice durante casi diez años. Mis diez años de "oscuridad" como los llamó un amigo mío .
Ahora, la palabra identidad se mueve en mis labios como un virus del que no deseo contagiarme ¿Quién desea ser idéntico a si mismo durante toda su vida? Por supuesto que esto facilita las relaciones sociales; nadie tiene que hacer el esfuerzo por conocerte cada vez que te ve, sin embargo, cuando tus estados de ánimo, ideas, proyectos y gustos fluctúan con la naturalidad del clima, es necesario tomarlos en cuenta y vivirlos. Nos quejamos del clima, pero sería terriblemente aburrido tener la misma temperatura durante todo el año para evitar inconvenientes. Del mismo modo, poseer una identidad es el resultado del estancamiento, la muerte durante la vida.
En ocasiones la presión social me obliga a cuestionarme, pero sólo se queda en eso, pues una vez que uno sale de la oscuridad, es imposible regresar aunque cierre los párpados. Es el destino trágico de ver con los ojos cerrados, ver siempre y más allá. Nunca poder ignorarlo. Sin embargo, y a pesar de la euforia extática y el dolor intenso, prefiero fluir como mi querido clima, a sufrir la resequedad que causa el aire acondicionado.
Gracias Osama!
En siete días cumpliré diecinueve años; esto es si computo mi vida por medio de una continuidad coherente, pues basándome en mi acta de nacimiento tengo ventinueve, aunque física (in my dreams!) mental y emocionalmente tenga diecinueve.
No cabe duda que somos uno, el universo. Los afghanos nunca planearon derrumbar mis torres, pero lo hicieron: a partir del once de septiembre pude establecer de nuevo la conexión que abandoné a los diecisiete y desde entonces vivo en "My own private theme park" (ver post de los últimos de agosto).
No es raro verme formada tras los alumnos a los que doy clases, o llamar director al director, de la misma manera que lo hice hace quince años: I'm so young.
Vivir la adolescencia a los casi treinta no es recomendable, sobre todo por los demás: esos que esperan que conserves tu identidad como si fuera tu virginidad. Incluso los agentes de inmigración tienen problemas al intentar reconocerme en mi fotografía de hace ocho años. Is it you?
Reconectar, recuperar, abandonar. Eso sucede a cada momento, sin embargo, no lo hice durante casi diez años. Mis diez años de "oscuridad" como los llamó un amigo mío .
Ahora, la palabra identidad se mueve en mis labios como un virus del que no deseo contagiarme ¿Quién desea ser idéntico a si mismo durante toda su vida? Por supuesto que esto facilita las relaciones sociales; nadie tiene que hacer el esfuerzo por conocerte cada vez que te ve, sin embargo, cuando tus estados de ánimo, ideas, proyectos y gustos fluctúan con la naturalidad del clima, es necesario tomarlos en cuenta y vivirlos. Nos quejamos del clima, pero sería terriblemente aburrido tener la misma temperatura durante todo el año para evitar inconvenientes. Del mismo modo, poseer una identidad es el resultado del estancamiento, la muerte durante la vida.
En ocasiones la presión social me obliga a cuestionarme, pero sólo se queda en eso, pues una vez que uno sale de la oscuridad, es imposible regresar aunque cierre los párpados. Es el destino trágico de ver con los ojos cerrados, ver siempre y más allá. Nunca poder ignorarlo. Sin embargo, y a pesar de la euforia extática y el dolor intenso, prefiero fluir como mi querido clima, a sufrir la resequedad que causa el aire acondicionado.
Gracias Osama!
miércoles, septiembre 3
martes, septiembre 2
La página en blanco se colocó frente a ella y le preguntó:
-¿Te doy miedo?
La noche anterior ella había estado castañeteado los dientes, comiendo a trozos todo lo que abandonaría de su vida. Imaginó los diecisiete millones de páginas en blanco que llenaría con ¿gusto?
No.
No hay lugar cómodo en dónde colocarse. Este mundo no es cómodo. La felicidad son esos momentos que temen perderse. Todo lo demás es espera de felicidad. La felicidad nunca es suficiente: siempre habrá el recuerdo de que alguna vez hubo más, o la esperanza de un momento aún mejor. La nada.
La cabeza hacia abajo y el futuro ¿Por qué serán tantos? Son muchos, gritan. No me dejan escribir. Necesitan atención, amistad, amor. Lo exigen.
Su fórmula es:
Amor + Sacrificio = Recompensa
¿Amor + 0 = 0?
¿ 0 + Sacrificio = Dinero?
Yo quiero 0.
La página en blanco tiene miedo. Es mío. Me lo tiene que dar. Lo tengo, siempre lo he tenido. Ella nunca ha sido página en blanco.
Tlon! Ya somos muchos. Todos vivimos en Mayra.
-Si, yo soy el ingeniero!
-Yo también, soy la mujer que abandonó a sus hijos!
-No confío en este grupo, ni en ti.
-Soy el pintor del túnel!
-Soy vertical, pero preferiría ser horizontal.
-Sucede que me canso de ser hombre.
-Lo envidio, por el simple hecho de que no es yo.
-Yo soy Garrik! cambiadme la receta.
Sonrío y recibo cinco lentejas. Sonrío más y son diez. Sonrío aún más y siguen siendo diez.
La respuesta es que no hay respuesta. La certeza es que no hay certeza. La página en blanco es que no hay miedo ¿Cómo estás?
-¿Te doy miedo?
La noche anterior ella había estado castañeteado los dientes, comiendo a trozos todo lo que abandonaría de su vida. Imaginó los diecisiete millones de páginas en blanco que llenaría con ¿gusto?
No.
No hay lugar cómodo en dónde colocarse. Este mundo no es cómodo. La felicidad son esos momentos que temen perderse. Todo lo demás es espera de felicidad. La felicidad nunca es suficiente: siempre habrá el recuerdo de que alguna vez hubo más, o la esperanza de un momento aún mejor. La nada.
La cabeza hacia abajo y el futuro ¿Por qué serán tantos? Son muchos, gritan. No me dejan escribir. Necesitan atención, amistad, amor. Lo exigen.
Su fórmula es:
Amor + Sacrificio = Recompensa
¿Amor + 0 = 0?
¿ 0 + Sacrificio = Dinero?
Yo quiero 0.
La página en blanco tiene miedo. Es mío. Me lo tiene que dar. Lo tengo, siempre lo he tenido. Ella nunca ha sido página en blanco.
Tlon! Ya somos muchos. Todos vivimos en Mayra.
-Si, yo soy el ingeniero!
-Yo también, soy la mujer que abandonó a sus hijos!
-No confío en este grupo, ni en ti.
-Soy el pintor del túnel!
-Soy vertical, pero preferiría ser horizontal.
-Sucede que me canso de ser hombre.
-Lo envidio, por el simple hecho de que no es yo.
-Yo soy Garrik! cambiadme la receta.
Sonrío y recibo cinco lentejas. Sonrío más y son diez. Sonrío aún más y siguen siendo diez.
La respuesta es que no hay respuesta. La certeza es que no hay certeza. La página en blanco es que no hay miedo ¿Cómo estás?