martes, septiembre 23

ESPEJOS

Generalmente niego la experiencia percibida de mi misma a través de otras personas, pero, de acuerdo a la experiencia que tuve hace un par de días, creo que es necesario aceptar que aunque yo esté consciente de los grandes cambios que he experimentado en el presente año, no es si no al presentarme frente a quienes me percibían de otra forma donde comprendo lo real de estos.

La experiencia anterior me llevó a recordar los quince días que, durante el 2002 mantuve mi cabello teñido de rubio. Era divertidísimo observar las reacciones de quienes me veían por primera vez con semejante peluca. Bastaba con tan sólo presentarme para disfrutar de todo tipo de expresiones exageradas.

Pero esta vez el cambio no se limitó a lo superficial de mi aspecto, aunque también en este se manifiesta, sino a la totalidad de mi ser. No veía a estas personas desde hace un año, y al verles me pude observar desde hace un año y desde ahora. Hubo quién no mencionó nada, y quien fue tan perceptivo de notar distintas mi piel y mis facciones. Yo me noté distinta al observarme mientras hablaba, proponía ideas o escuchaba y valorizaba las de otros ¿Dónde estaba aquella que guaradaba silencio y dudaba de sus opiniones?

No siempre se cambia para bien, pero siempre se avanza. El rompimiento de la rutina consiste no solamente en realizar actividades distintas, sino desde un yo distinto, pues hasta las más emocionantes se vuelven tediosas desde siempre-yo-mismo. Si diario observara tan solo cuatro paredes amarillas, debiera cambiar lo suficiente para observarlas siempre distintas, analizarlas desde distintas perspectivas, observar ahora sus defectos, ahora sus cualidades, ahora nada.

Retomar conocimientos aprendidos en la infancia, releer libros, volver a los mismos sitios desde el ahora es profundizar en su comprensión. Reiniciar es siempre aprendizaje porque no es ella (o él) quien reinicia, ese de hace años. Soy yo, con un nuevo y mayor campo de percepción. Y la única manera de cambiar constantemente es vivir, evitando a toda costa la sobrevivencia.