martes, diciembre 23

EXPLORANDO FICCIONES

Un problema serio en las personas que escriben (imos), es el descontrol en sus vidas que provoca el lenguaje. Al escribir, las palabras guían hacia la construcción de significados distintos de los que se habían planteado al inicio; mientras se escribe, se descubre, y el destino final de la escritura de una historia cualquiera, desarrollada en la materialidad de las palabras, funciona bien en la literatura, más no en la vida.

Conducir la vida deacuerdo a las palabras es muy peligroso. Es ser miles de personas distintas en un mismo día; tomar decisiones ultratrascendentes conducidos por la consecución de las palabras. Hablar escribiendo lleva a creer que las ideas que se generan así son propias, cuando en realidad pertenecen al lenguaje.

Personalmente, tengo dificultades para lograr que mi conducta concuerde con mi pensamiento. De igual manera, mi palabra hablada, en muchas ocasiones, es un intento fallido de transmitir mi pensamiento; por eso permito que mi boca desconectada desarrolle frases que encajan perfectamente con las anteriores, y así continúe construyendo la ficción de lo que digo. La conexión que logro con la palabra escrita es similar: funciono como un artefacto ensamblador de frases que poco tienen que ver conmigo. De pronto brota alguna que otra que se asemeja bastante a mí, pero muy ocasionalmente. Esta desconexión me permite construir tantas personalidad como seres que me escuchan Tal vez por eso me gusta escribir, pues el público de la escritura no ofrece retroalimentación, de manera que así puedo construir una personalidad (personaje) un poco más estable.

El silencio me encanta tanto como me aterra. Estar en silencio es estar verdaderamente, pues esa que miran soy realmente yo. Por eso quienes escribimos somos personas generalmente etiquetadas como “serias”, pues es la única manera de ser reales: si utilizamos el lenguaje, nos convertimos en ficción.

¿Se necesitará voluntad para controlar el lenguaje de la boca? Para decirle: Ey, no te vayas por ahí que eso no es lo que quiero decir! Ey, eso que dices no es lo que estoy pensando! El problema de hacer eso es que uno se puede acostumbrar, entonces al escribir se limita en la exploración del lenguaje, transformándolo en un maquilar palabras deacuerdo a cierto instructivo.

La escritura, desde hace un par de años que la retomé, ha transformado mi vida. El problema es que ahora no sé a cuál de todas llamarla Mi vida.