sábado, junio 10

Links

Me di a la tarea de renovar mis links. Eliminé a quienes dejaron hace más de un año de postear e incluí algunos otros que han surgido en ese lapso. No son los blogs de mis amigos -aunque varios de ellos lo son-, ni los blogs "de cajón"; sino que son blogs que me gusta leer, que poseen algo distinto a las bitácoras autobiográficas que abundan en la blogósfera. Ese algo distinto puede ser puntos de vista originales sobre lo cotidiano, comentarios y reflexiones sobre literatura, narraciones críticas de las ciudades, humor inteligente, aforismos, pensamiento fustigador, y opiniones personales sobre los medios y la política; como los blogs de Ramón Jacob y el de Steve Barnes .

Todos los que añadí me parecen interesantes, pero invito especialmente a que lean el de tres mujeres muy inteligentes: la poeta-ensayista mexicana Rocío Cerón (ensayos sobre poesía), y las norteamericanas en San Francisco: la también poeta-ensayista Juliana Spahr (crítica y novedades sobre poesía experimental) y el website de la narradora-ensayista Camille Roy.


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Desde la butaca


La espectacularización de lo anteriormente íntimo y sacro me lleva cada día a escandalizarme cual anciana ante las costumbres de su progenie. Aún me resultan asombrosas las imágenes televisivas de heces fecales caninas, estómagos humanos ulcerados, candidatos a la presidencia que provocan la micción en sus votantes, noticieros que colocan en el mismo plano el asesinato de un migrantes y el rescate de un gato obeso, la persecución que hacen los "reporteros" de las figuras de la farándula hasta, incluso, el escusado, o los sitcoms norteamericanos cuyo tema trascendental de la tarde es la pérdida de una camisa. Tal vez algún síndrome de envejecimiento prematuro ronronea por mi mente. O tal vez Debord tenga razón.


En el libro The Age of Access: The New Culture of Hypercapitalism Where All of Life Is a Paid-For Experience (fiú), su autor, Jeremy Rifkin, entre toda la información que presenta, proporciona unos datos curiosos acerca de la formación que reciben los mercadólogos de las universidades norteamericanas más prestigiadas: estos nuevos estrategas llevan clases de teatro. Si ya sospechábamos que la psicología era parte de su currícula, este nuevo dato confirma las sospechas de Guy Debord: estamos ante una sociedad de espectáculo.

El espectáculo no se refiere a la diversión. Debord define espectáculo como el modo en el que las personas se relacionan a través de las imágenes. Desde esta concepción más amplia, es fácil observar el escenario que se monta en el capitalismo global. Lo temático, como una puesta en escena, permea desde los establecimientos comerciales hasta los conjuntos residenciales, incluso algunos hospitales se han unido a esta "experiencia total". Fantasyland ya no es sólo de Disney. Hace algunos años, el "pintor" Kinkade desarrolló conjuntos habitacionales que llevaban a la realidad las imágenes de los cuadros que produce en masa. Al fin se podría vivir dentro de las casitas kitsch de sus "obras". El Children Hospital o el hospital Paradise de San Diego ofrecen también una estética acorde a su "tema".

Mi preocupación no sería tan grande si éste volver espectáculo todo lo consumible se tratara tan sólo de los objetos ; sin embargo, los seres humanos somos quienes damos el primer y último toque a esta puesta en escena mundial. Hace unos meses se escuchaba el rumor que nuestro alcalde tijuanense quería uniformar a las vendedoras ambulantes de la afamada avenida Revolución con un atuendo tipo mesera de Sanborn´s. Los uniformes de trabajo son el vestuario de la obra de teatro colectiva, es cierto, pero el vestuario no es nada sin la actuación de quien lo porta. La actuación de quienes tratan con el público es más que evidente. Todos lo hemos percibido al rentar películas en un Blockbuster: ya no tratamos con personas, sino con actores. Nosotros, al interectuar con ellos, con su actuación, nos subimos también al escenario para la representación.

Michel Mafessoli va más allá. El sociólogo italiano propone que, si estamos en una época de la superficialidad, en la que la apariencia es lo más importante, esto se debe a nuestro modelo económico. Cada uno de nosotros se ha especializado en alguna disciplina o, por lo menos, un oficio. Debe desarrollar esa función para la cual se ha capacitado, ha estudiado o incluso se ha doctorado, durante toda su vida. Como esta propuesta es antinatural y reductora de la complejidad y el flujo constante de cada individuo, es preciso que se invente una identidad. Que "se disfrace" de su función social. Ante la incapacidad de permanecer en lo profundo en su desempeño laboral durante tantísimo tiempo, el hombre contemporáneo se disfraza en la superficie de aquello que debe permanecer. De aquello que debe actuar incluso fuera de su área laboral; el complemento en su vida personal. El espectáculo llega hasta allá. Tomamos el papel del escenario como el rol que desempeñaremos toda la vida.

Sin embargo, y a pesar de lo aparentemente trágico de lo histriónico de la época, el pensamiento de este maestro de la Sorbona me ha hecho reflexionar acerca de mi diario rechazo a todo lo que observo. Él ve en todo esto una unidad, no una pérdida, un surgimiento aledaño ahí donde se ha bloqueado un antiguo escape. Todo continúa, sólo que se manifiesta de manera distinta. Y aquí me gustaría retomar la cita que él hace de Deleuze: "Si este mundo existe, no es porque es el mejor, sino más bien a la inversa, es el mejor porque es, porque es el que es".

Ah, pero, ¿qué implica perder la tensión con lo que es?

Tal vez la salud. Tal vez la pérdida del yo. Tal vez, incluso, abandonar la escritura.

Perder el temor a abandonar la seguridad que da el estar sentado en la silla del observador de este espectáculo. Pues sin observador, el espectáculo no tiene razón de ser.

El espectador, el crítico, es el combustible del espectáculo.

miércoles, mayo 31


La deconstrucción de la urbe


Ya salió la revista Replicante no.7
Por ahí está mi texto Ciudades sintagmáticas y ciudades conmutantes: semiología de una simbiosis. Este número acerca de las ciudades, sus estructuras y distopías está interesantísimo. ¡Comprénlo!


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domingo, mayo 14

Hacia la recuperación de las obras maestras de la mente

Si se recopilaran entre los escritores todos los libros que existen “ya terminados” en sus mentes, el mundo de las obras literarias se volvería un espacio infinito.

Y es que, muy a tono con el pensamiento de Pessoa “¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas / –Sí, de verdad altas y nobles y lúcidas– / Quizá realizables / No verán nunca la luz del sol real ni llegarán a oídos de la gente?” los mejores libros no son los que están impresos, sino los que habitan en el pensamiento de sus creadores. Los libros escritos son obras del azar, de una elección fortuita de un Rulfo o un Proust.

La tecnología ha sido injusta con estos escritores mentales (que no porque no escriban como hasta hoy concebimos ese acto, significa que no sean escritores), pues no los ha provisto de un medio adecuado para que transfieran sus obras, utilizando algún método más considerado con sus habilidades de representación que un obsoleto teclado. Es necesario que la tecnología avance lo suficiente para que podamos tener acceso a estas magníficas obras. No creo que el formato para su representación deba ser la escritura, pues estos libros generalmente consisten sólo en una o dos frases que encierran en sí obras de mayor grandeza que cualquier Quijote. El problema es que, para su lectura, es imperioso prescindir de las palabras y retomar el símbolo; donde una imagen mental dice mucho más que doce tomos juntos.

Si esto es logrado por la ciencia, toda la literatura del futuro consistirá tan sólo en la comprensión colosal del universo que contiene una gran idea.

domingo, mayo 7

LA CRUDA
Una estrategia de las sociedades de control


La crudas son un método de autocontrol instaladas en nosotros para mantener el orden social. Es por eso que, si ponemos atención, no es un caldo de mariscos o unos chilaquiles lo que cura una cruda. Las crudas se curan pensando.

Al pensar, la cruda va cesando poco a poco. Lo que sucede al pensar es que las conexiones neuronales desestibilizadas durante la embriaguez reestablecen su orden.Así perdemos esa sensación desagradable, pero al mismo tiempo construimos de nuevo en nuestra mente la estructura cuadrada y fija que rige normalemente nuestra vida. Estructura que habíamos creído perder durante la borrachera.

Por evitar esto, recomiendo seguir el consejo de Baudelaire:

Y si alguna vez os despertáis en la escalinata de un palacio, en la verde hierba de un foso, en la mustia soledad de vuestro cuarto, habiendo disminuido o desaparecido la embriaguez, preguntad al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, gime, rueda, canta y habla, preguntadle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el reloj os responderán:

"¡Es hora de embriagarse! Para no ser esclavos martirizados por el Tiempo, embriagaos, embriagaos constantemente. De vino, de poesía o de virtud, a vuestro antojo"


O bien, si por algún motivo es imposible seguir este consejo, es preciso seguir uno aún más difícil: evitar el pensamiento después de una borrachera. Tal vez soportemos una cruda que durará varios días, pero tarde o temprano cederá. Días después, al finalizar la próxima borrachera, nuestra mente conservará su desorden previo y sumará el nuevo. Mientras continuemos utilizando este método y dejando de pensar, llegaremos al punto más aterrador para la sociedad de control: eliminar por completo el consciente que nos reprime. Liberados de la carga de pensar, deambularemos con el insconsciente abierto en todo momento. Es cierto, el manicomio será una posibilidad. Pero ya nada limitará el éxtasis de vivir tal cual somos a cada instante.

miércoles, mayo 3

DESDE ABAJO


Entre más se hunde la mano en realidad, ésta se aleja más. Entre más fijamente se observa algo, esto se vuelve más difuso. El deseo de penetrar es impulsado por el deseo de atravesar. Porque quien penetra demasiado, atraviesa; regresando de nuevo al vacío del cual partió.

No existe otra cosa que el vacío. Ésa es la profundidad.


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Si solamente está el muro, es mejor hablar con el muro. El muro no responde, es cierto, pero tampoco se irá.


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Hace mucho tiempo que recuerdo, que regenero, que reinvento. Hace mucho tiempo que estoy ciega.

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Es bien sabido que el arte de saberse fracasado no es visto con buenos ojos, pero ¿quién, mientras espera silenciosamente a que el ocaso de la muerte disuelva sus tendones, no experimenta la risa ajena de aquel que le ha bebido demasiado la vida?
Porque el fracaso no se consigue en soledad, sino que es obtenido a través del vampirismo. Alguien se nutre de quien cae irremediablemente. Una sombra tediosa que impide el ascenso. Una vieja letanía de aquel que, saciado hasta la gula en su existencia, muerde un sabor nauseabundo cada vez que ingiere. El fracasado, por su parte, sin duda, goza la libertad de comer.


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Si un rayo descendiera para inventar en mí la satisfacción, ese rayo regresaría al firmamento insatisfecho por no haber cumplido su labor.


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Dices que éste es el único lugar. Digo que único es demasiado.

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Hilos como luces que desean entablar conversaciones con los hombres. Hombres como arañas mudas, ciegas, enmarañados entre los hilos.

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Porque cada vez que llegamos, aparece de nuevo la visión irrisoria del camino de regreso.

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No hay mar que por quién no venga.

viernes, abril 28

De África al sillón

Los reality shows surgieron cuando la antropología visual ejerció su venganza contra el televidente que la abandonó. Habiendo perdido la mayoría de su público ante una programación más espectacular, los antropólogos utilizaron el mismo formato de los documentales que transmitían en el Discovery channel, donde hostigaban con su cámara a los aborígenes africanos en su vida privada, para enfocar esa cámara ahora contra el objeto de su venganza: el televidente. Ahora el couch potatoe era quien aparecía en su propio televisor. Una nueva antropolgía del observador.

martes, abril 11

Es lo que llevo de desconocido lo que me hace ser yo.

Las lagunas son mi punto de partida.

Sé bien que no es el mismo día, pero no soy capaz de hacer otra cosa que saberlo.

Si supiéramos, no hablaríamos.

Estás lleno de secretos que llamas Yo. Tú eres la voz de tu desconocido.

Y, sin embargo, qué tentación es la muerte.



Frases de Paul Valéry en
El señor Teste.

lunes, marzo 27

Signos humanos

Poseer una identidad equivale a colocarnos al nivel de signo. Según Sassure el signo lingüístico posee significación, lo que equivale al significado que posee respecto a sí mismo. Identidad. El problema con esta significación se debe a que el signo, originalmente, no la obtiene de sí mismo, sino por su relación con los demás signos. Una vez ubicado su sitio dentro de ese sistema de relaciones, puede reconocer los atributos propios y determinar su significación. Del mismo modo, el individuo humano nace abierto, sin la expectación de ninguna idea fija de lo que es; una vez que desarrolla el uso del lenguaje, va escuchando su definición por parte del sistema : eres enojón, tienes que estudiar medicina, a ti no te gusta pegarle a los niños. Para su edad adulta, ya puede ocupar sin duda un sitio en el diccionario de los signos humanos, con sus “atributos personales”, atribuidos por otros. Ahora, como el signo, también posee su significación.

domingo, marzo 19


Born to be retired



After we were born to be wild, comes the time when we will be born to be retired.

Cita falsa



Y como no deseo que el final me tome por sorpresa, elijo lo último. Estoy crónicamente retirada.

Descansar es un acto revolucionario. Después de que durante millones de años el ser humano ha trabajado incansablemente para ganarse el pan de cada día, generaciones como la mía deben ya, descansar.

¡No al workaholiquismo!

El hombre de hoy necesita descansar. Entonces, ¿qué trabaje la mujer? Esta parece ser la consigna que nos han impuesto. Sintiéndonos liberadas por ello, lo hemos creído. No más. La feminista del siglo XXI es una mujer que descansa. Estudia, piensa, pero NO TRABAJA.

Así que si el hombre contemporáneo necesita descansar, que se olvide de las mujeres. Deberá trascender sus paradigmas y buscar en otra especie (aquí un estudio intenso de la zoología le será útil) una compañera que no se encuentre históricamente cansada. Sugiero algunas especies marinas para su consideración.

viernes, marzo 10

übersexual

Hace tiempo escribí acerca de lo metrosexual. Actualizaré hoy esos conocimientos. Resulta que, después de que largas filas de hombres y semi-hombres esperan su turno en el salón de belleza, los “expertos” (Who the fuck are they? ¿Expertos en qué?) han determinado que la mujer dejó de gustar del hombre depiladito y con uñas relucientes y está ahora en busca de uno más cochinón que la raspe con su barbita y le haga cosquillas con unas uñas mugrosotas. Ese “nuevo” hombre se denomina übersexual. Sí, señores, tomado directo del alemán. Y este espécimen se distingue del macho común en que, a pesar de su barriga fofa y su atuendo mal combinado, gusta de cambiar pañales, lavar trastes y escuchar música romántica con su pareja. Digamos que es un macho querendón. Aquel metrosexual quedó en el pasado para la heterosexualidad masculina, que no canina ni felina, pues lo que para los hombres está out, para las mascotas está in. Así encontramos ahora que los alimentos de canes y micifuces están adicionados con vitaminas y otros menjurjes con la finalidad de “belleza y salud” que garantiza, no perros o gatos con rayitos o pelambre a lo Ricky Martin, pero si unas mascotitas más bonitas y calillitas que compensen ahora lo desgarbado de su mejor amigo, el hombre übersexual.

viernes, marzo 3

Leo solamente lo que ya conozco porque forma parte de mí. Lo desconocido para mí sin duda es conocido para otro y, por ende, forma parte suya y eso es lo que debe recordar mediante la lectura.


~

Existen tres opciones para existir: creer que existe la seguridad y vivir en ella tranquilo y vacío, creer existe la seguridad y aventurarse a lo desconocido y vivirlo con miedo y emoción, o saber que no existe tal cosa como la seguridad y vivir al tono de cada instante.


~

A partir de hoy, no voy a cambiar. Voy a seguir creyendo en lo que creo y no creyendo en lo que no creo. Dejaré de ser lo que nunca fui. A partir de hoy seguiré siendo lo que soy, y haciendo lo que hago: amar, pensar, leer, conversar, escribir, beber y reír. Nunca he necesitado algo más para ser feliz.

~

Solamente en la soledad es posible ser. Quien es en compañía termina con camisa de fuerza. Ahí nuestra libertad.

~

Escribir poesía es tener la posibilidad de retener un instante para su traducción. Algo imposible desde la invención del tiempo.

martes, febrero 14

Portadas


Las portadas de los libros se vuelven, con el tiempo, imágenes aterradoras. No es saludable poseer una sola imagen alrededor de tanto lenguaje. Generalmente, no suelo abandonar los libros hasta que los termino. Soy fiel. Es sólo que esa imagen comienza a calar en mi mente. Cada vez que tomo el libro para continuar la lectura esa misma imágen está allí, sin cambio alguno a pesar de las transformaciones del texto. Pareciera decir que la escritura no importa, que puede discurrir todo lo que desee, pero la imágen continuará ahí.

En ocasiones he llegado a abandonar la lectura con tal de no seguir observando la portada. Guardo el libro con esmero, de modo que no vuelva a encontrarlo ni por error. Tiempo después, cuando husmeo buscando algún otro libro, me encuentro de nuevo con las imágenes que abandoné, que ahora no sólo me aterran, sino me culpan de haberlas abandonado. Portadas terribles de colores mórbidos llenan los estantes de mis libreros con sus imágenes fijas, inmutables, eternas. Visiones tan espantosas como las que utilizadas para asustar a los niños que se han portado mal. No en vano el número de lectores va en picada. Nadie con cierta sanidad desea rodearse de un paisaje tan yerto. Incluso el cementerio con sus sepulcros rodeados de flores y pasto ofrece una vista mejor. Jamás volveré a criticar la afición a las revistas de moda.

martes, febrero 7

Ya salió Replicante
"Narrativas y poéticas desde el abismo"

Por aquí un texto mío sobre la escritora gringa Kathy Acker. Y muchos más...

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sábado, febrero 4


Demasiado


Existe demasiado. Solamente demasiado. No es una multitud ni una acumulación. No tiene ejemplos. Ni siquiera causas. Simplemente existe a la vez, caóticamente. No es demasiado pensar, ni demasiado alcohol. Ni demasiados productos o discursos. Ni siquiera demasiado espectáculo.


Demasiado aturde y confunde. Demasiado paraliza. Demasiado incluso puede ser nada. Una nada que petrifica. Demasiado conecta siempre. No puede estar solo. Demasiado necesita demasiado. Demasiado al pasado. Demasiado coloca sobre un punto todo lo que no está. Demasiado produce vacío. Ausencia. Demasiado no llena huecos, los produce.

Nada es demasiado. Nunca es demasiado. Éstas son frases totalmente ciertas. Demasiado aniquila porque nunca está en el presente. Porque demasiado impide el contacto. Demasiado es sinsentido y duración.

Pero demasiado es una orilla. Un borde. El precipicio. Demasiado es la aproximación a una frontera. La cercanía del límite. Del fin. Demasiado es cerca, pero no ahí.

Demasiado obliga el deseo del futuro. Vislumbrar el sitio donde termina.

Desgraciadamente, demasiado es cíclico.

Demasiado no es, solamente está. Demasiado está en el lenguaje.

domingo, enero 29

Yo/Tú


Cruzar la frontera con frecuencia, garantiza al mexicano su mexicanidad. No hay acto más visible de nuestros límites que éste. Mientras el mexicano hace línea en auto o a pie, no hay manera de que evite algún tipo de reflexión acerca del acto que realiza. Cruzar la frontera "legalmente" es un acto demasiado violento como para darlo por hecho.

Es injusto establecer juicios contra nuestros paisanos del sur respecto a su conocimiento o desconocimiento del tema fronterizo. Es injusto juzgar el hecho de que la norteamericanización de México se presente con más fuerza al sur que al norte. En el sur de México Estados Unidos es una idea, y como toda idea, se busca materializar. Para hacer esto es necesario que el idioma, los productos y los modos de relación norteamericanos estén presentes dentro del territorio nacional. De esta manera, la presencia de los Estados Unidos no se percibe como ajena, pues se funde en el paisaje, entre los cuerpos, en los sonidos; no hay delimitación física de la otredad.

En la frontera, Estados Unidos es ese territorio hosco que está del otro lado del muro. Y del otro muro. Y del otro muro. Ese lugar que sólo permite el acceso a través de una larga fila y una minuciosa inspección, o a través del desierto. Vaya que Estados Unidos es distinto. Vaya que ese lugar no se parece a México. Cualquier mexicano que cruce la frontera lo puede constatar; y cuando regresa a su país,a su ciudad, no puede mirar a la norteamericanización sin distancia. Las trasnacionales se vuelven ahora pequeñas sedes del territorio abandonado. Estar dentro de ellas es como estar otra vez allá. Se puede percibir el mismo olor, los mismos colores, el mismo tono de la luz. Ese vacío invisible que invade los comercios. Es desconcertante entonces ver a los empleados del lugar, intentando adecuarse a actitudes que se les requieren y que les son ajenas. Intentando traducir al español un modo de vida que desconocen.

Definitivamente es verdad. Es necesario ver para creer. Literalmente ver diariamente el muro o la garita, es percibir los límites de nuestra mexicanidad. Con los límites claros y tangibles es menos posible fundirse con el otro. Por el contrario, unos límites tan explícitos producen aún más extrañeza con lo ajeno. Más orgullo de lo propio. Más fricción.

La fricción dialéctica del movimiento.

domingo, enero 22

2006

Si escribir en el blog consiste en hablar acerca de lo que el autor de la página hace, siente, piensa o dice, escribiría que atravieso un período de contemplación. Pero escribir acerca del autor es una manera fácil de atraer lectores, por eso elijo escribir de algo que no tenga nada que ver conmigo. Y como es imposible hablar de algo que no sea yo misma, hablaré de mí misma, y diré que atravieso un período de contemplación.

Sólo que haciendo esto convierto mi persona en personaje. Ficción.

Una forma literariamente correcta de negar la autoexposición.

martes, diciembre 20

Apología musical
(o resignándome a la escritura)


Hace unas semanas estuvo coqueteando entre las circunvoluciones de mi cerebro la idea de escribir en contra del sintetizador. Quería decir que su mismo nombre es una utopía, que nada puede ser sintetizado. Diría también que es un excelente ejemplo de la sustitución de lo real por lo artificial ( o de lo real por su doble, dijera Baudrillard). Pero no continuaré con esto, pues hace unos días tuve encuentros cercanos con un aparato de ese tipo, y con su compañero, el secuenciador.
Lo siento Baudrillard, pero mi experiencia real con el doble fue superior al doble de la experiencia real que había fabricado en mi mente. Esos aparatos me produjeron éxtasis y boquiabiertismo. Incluso consideré por unos segundos dedicarme a hacer música. De inmediato volví a la realidad: aún soy demasiado egocéntrica y controladora como para tolerar que no sea yo quien delimite con esmero lingüístico el significado de mi creación (absurdamente, creo que esto es posible) y que mis palabras (las mías, sí, las mías, por supuesto) no aparezcan una a una como una constante y repetida rúbrica de mi obra.


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Literaturita Vivanco

La literatura inició su proceso de declive desde que se asumió como tal. Basta nombrar algo para matarlo y sólo se puede nombrar lo que está muriendo. El cambio experimentado por la literatura a través del tiempo es un proceso de endurecimiento; de los ondulantes sonidos de la música a la rigidez de unos trazos en la página. De los trazos cantados a la lectura silente. El enmudecimiento es propio del moribundo.

La música ha sido sabia al no permitir su lectura silente. De esa manera, al transcurrir los siglos, sigue presente en el concierto y el salón de baile, pero también en el automóvil, la cantina, el ipod, el videojuego, la feria y el teléfono celular. Al contrario, la literatura, ya sea solemne o transgresora, tradicional o experimental, continúa mansa en los estantes de las librerías y bibliotecas, esperando pasiva como una dama decente a que algún valiente abra sus pastas y la recorra en silencio.

Y mientras la música contornea sensualmente su cuerpo a la vista de todos, la literatura, desde una esquina, y agitando un té caliente para su resfriado, la mira con desdén.

miércoles, noviembre 23

ERUDO

Prefiero lo erudo a lo erudito. Erudito es una denominación peyorativa. Erudito es diminutivo, mínimo, empequeñecido. Un erudito se desprecia, como si cada libro que consumiese lo volviera menos hombre. Erudito denota, en su reducción, las “pequeñeces” a las que se accede con el conocimiento. La discapacidad de una mente especializada.

En lo erudo está lo rudo, pero sin ser tan áspero. El erudo no cita frases prestadas, el conocimiento entero le pertenece. No es un flemático bibliófilo de las oscuridades, su saber incluye la experiencia de la tierra; su fortaleza está en la conquista de batallas que van más allá de lo lingüístico. Erudo también es carne, saber y sudor.

Propongo, pues, la abolición de lo erudito incluidas sus debilidades humanas, y la celebración de lo erudo, como recipiente gráfico y fonético de quien se vive en el festejo sapiencial de la vida.

viernes, noviembre 18

Manifiestos en el inbox

Los medios están pasando a ser fines. El poder de convocación de un grupo subversivo anteriormente era lento, y se limitaba a la zona geográfica en la que se generaba. Pero poco a poco los medios fueron ganando terreno en esa reunión de insatisfacciones, tal vez sin proponérselo. En su afán de sensacionalismo, no dejan de transmitir imágenes que instan a los pueblos en los que la opresión está llegando a sus límites (¿y en que país no sucede esto?) a unirse contra la voluntad imperialista.

Hay una lluvia de correos electrónicos que recorren el mundo en distintos idiomas. En Francia, los blogs han sido un elemento importante de convocación y comunicación entre los manifestantes. Al fin un instrumento diseñado para la guerra, el internet está funcionando de la misma manera; sólo que hacia rumbos no planeados. Los caminos están ya trazados. Es una supercarretera de información, ¿por qué no transitar en ella con el equipaje que se desee?

Ya no hay tal cosa como el pensador solitario. Ese que repartía panfletos anarquistas entre su círculo intelectual. Tal vez ahora será necesaria la policía del pensamiento (o de la escritura) que profetizó Orwell (y que es ya una realidad en las intervenciones que se hace a la red por parte de los gobiernos represivos). O tal vez aún más necesarios los policías filósofos de Chesterton. Lo cierto es que sí, hay una conspiración, y ya no es solamente en las palabras. Este siglo XXI que nos ha dado eclipses, tsunamis, atentados terroristas y a Bush, es un tiempo de revolución.

Ya no es difícil leer los signos de los tiempos. Basta abrir la bandeja de entrada, y ahí están.

sábado, octubre 22

Pieza de museo

Escribe Huidobro en Arte poética:

Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
Cómo recuerdo en los museos;
Más no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero reside en la cabeza.


Partidario de la dualidad cuerpo-alma, el poeta chileno apoya la idea del progreso. Sin embargo, el otorgar la potencia a un fragmento del ser humano (la cabeza) ha contribuido a su estasis corporal. Adoradores de la tecnología, morimos de problemas del corazón. Conectados a nuestra PC, inmóviles frente a la pantalla, nuestras células se vuelven contra nosotros, reclamando la vida que no les damos. Morimos de cáncer. La supremacía de la mente sobre el cuerpo provoca que veamos con desprecio a esos seres que maquilan con sus manos los productos que nos ahorran movimientos, a esos otros que construyen con sus manos las habitaciones que no necesitaremos abandonar para comunicarnos con el mundo. A esos “salvajes” del movimiento muscular de los que hablaba Aldous Huxley en Un mundo feliz. Y mientras nos volvemos Alfa, Beta o Gamma y continuamos drenando nuestro cuerpo de la grasa que se acumula en el sillón, nuestro vigor verdadero, la cabeza, está cada vez más alterada por el estrés, la depresión y el déficit de atención. Posiblemente pronto nos demos por vencidos y colguemos, también, nuestro cerebro en el museo.


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Ah, el inverno. Sin duda la escritura originalmente debió crearse para ser utilizada en esta estación del año.

Pero, ¿utilizo la escritura o es ella quién me utiliza a mí?

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La escritura tiene una fuerte relación con el agua. Mares, lagos, lluvia, lágrimas han acompañado a la escritura desde sus inicios. Incluso, básicamente es un líquido, la tinta, el que hace posible la escritura. Tal vez por ello todos los seres humanos tenemos algo de escritor: casi el 90% de nuestro cuerpo está compuesto de agua.

lunes, octubre 17

El espejo de un huracán

La destrucción causada en Estados Unidos por el huracán Katrina y su remate, Rita, y la catástrofe en México de Stan, hicieron evidente las enormes diferencias que existen entre ambos países. A pesar la cercanía, del discurso global y del aparente dominio de Norteamérica sobre nuestro país, la distancia entre ambas culturas es de años luz.

Es paradójico que un huracán cause más devastación en un país de primer mundo que en uno tercermundista. Lás imágenes con las que nos bombardeaban los medios sobre Katrina eran las de un sitio en caos, en el que sus habitantes se comportaban como bebés desvalidos a quienes había que ir a rescatar en brazos. Parados sobre los techos de sus casas, extendían los brazos vociferando contra papá gobierno porque los había olvidado ahí. En los albergues, una vez rescatados, los niños de cuarenta años se violaban entre sí, incluso lo hacían a los niños reales, quienes eran las verdaderas víctimas de todo esto. Mientras la ayuda llegaba, tuvieron que saquear negocios para "sobrevivir", hasta que les enviaron unas cuantas tropas, recién llegadas de Irak, para "reestablecer el orden" (¿cuál?). Los bebés, como en los videojuegos, les dispararon a matar.

Una vez en los albergues, había que degustar esa asquerosa comida. Lo bueno fue que papá Bush al fin se compadeció de ellos enviándoles seiscientos dólares al mes para sus hamburgers.

No faltaron las entrevistas en las que los ciudadadanos (de todas las nacionalidades, incluso mexico-americanos) exponían sus quejas, no acerca de sus pérdidas, sino del mal servicio que les prestó el gobierno, o de las disposiciones tomadas por éste, como la de cercar la ciudad e impedir que entraran sus habitantes.

Por supuesto que hubo sufrimiento. Horror. Pérdidas humanas. Todo esto real y doloroso. Pero también la visión de una sociedad desvalida, dependiente de su Führer, incapaz de salir adelante por sí misma, que incluso se agrede entre sí en vez de ayudarse. Una sociedad en estado infantil.

Stan también causó devastación. Muerte. Pérdidas totales en casas de las que ninguna aseguranza responderá. En hogares que no ganaban ni siquiera seiscientos dólares al año. Inundaciones en sitios no pavimentados, en chozas, entre la selva. Sin embargo, la población no se encontraba arriba de los árboles, esperando a los helicópteros. Se trasladaban en lanchas improvisadas o caminando en el río. Atados a una soga, cruzaban la inundación para llegar al otro lado. Trabajaban con palas y cubetas para limpiar su casa. Se alimentaban de los víveres a su alcance, cocinando en fogatas. Por supuesto que necesitaban (aún la necesitan) ayuda. Por supuesto que la que llegaba poco a poco era bien recibida. Por supuesto que solicitaban más. Sin embargo, quien no ha vivido del welfare, no lo extraña. Hay algo de útil en estar acostumbrado a resolver los problemas propios. Algo que incluso, llega a salvar la vida.

Los reporteros de todos los medios pululaban en la zona de desastre. Entorpeciendo las labores de los damnificados, los entrevistaban sin cesar para mostrar al mundo lo más desgarrador (filmando incluso a quien se ahogaba, sin ayudarlo). Pero era bueno ver cómo la población no caía en sus juegos alarmistas. En una entrevista a un hombre humilde a quien su casa se le había venido abajo, el reportero le preguntó, orillándolo hasta la pared: ¿y ahora qué va a hacer? Él le respondió, con lágrimas en los ojos: volverla a hacer.

En otro reportaje, una mujer joven con un bebé en brazos esperaba cruzar el río sentada en una cuerda que habían improvisado para ello. El reportero se acercó y le preguntó: señora ¿pero cómo le va a hacer con el bebé? La mujer no lo miró de frente, pues estababa atareada con su sobreviviencia. Le respondió con rapidez: pues a ver cómo le hago, tengo que cruzar. Esto es a lo que me refiero al hablar de las diferencias abismales en la manera de enfrentar las catástrofes entre dos países. Incluso México envió tropas de ayuda a Estados Unidos. Donde come uno, comen dos. Aunque el primero no tenga welfare.

sábado, octubre 8

El fin de los tiempos ¿o el fin de los dentros?

El mundo, como la realidad, está formado por capas. En la antigüedad, los habitantes del planeta vivían en un mundo más pequeño, más cercano al núcleo terrestre. A medida que el polvo de la galaxia se ha ido acumulando sobre nuestro planeta, las civilizaciones terrestres nos alejamos cada vez más del núcleo. No conformes con ello, pavimentamos la superficie o construimos edificios altísimos para alejarnos de nuestro centro. Y entre más lejos estamos, es obvio que vivimos cada vez más sobre la superficie. Por eso, llamar a nuestra civilización superficial es hacerlo literalmente.

El problema de la existencia superficial es que resta complejidad. Entre más nos acercamos al núcleo, estamos más en contacto con la tierra, con el centro, con nuestra totalidad. Al estar más cerca del núcleo dedicamos nuestras acciones a nuestro bienestar interior, que trae como consecuencia el exterior. Pero al alejarnos del núcleo, nuestras tareas mundanas se dedican sólo a satisfacer lo dérmico. Desconectados casi por completo del núcleo, simulamos evolución, cuando ya sólo lo que existe es lo observable. Las imágenes. No es extraño que nuestra era sea una era visual. La tendencia actual hacia la imagen es precisamente porque lo que va quedando de nosotros es, poco a poco, solamente una imagen ¿Quién dijo que el fin de la humanidad tenía que llegar repentina y tajantemente? Estamos desapareciendo de adentro hacia fuera. Lo último que quedará de nosotros son las imágenes. Cuando éstas desaparezcan, habremos llegado, ahora sí, a nuestra extinción.


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Mecánica irracional

Giré la llave y mi carro no encendió. Descarté la posibilidad de problemas con la batería, pues no hacía ni un mes cuando adquirí una nueva, capaz de dar la energía suficiente a una residencia entera. Ante la negativa de mi auto y la presión del tiempo, decidí caminar un poco y tomar un taxi para irme a trabajar.

Durante el día estuve pensando que posiblemente sería el alternador. La causa estaría sin duda en el sistema eléctrico.

A la mañana siguiente me levanté lista para pedir ayuda. Solicitaría a algún vecino que me pasara corriente y después iría con algún mecánico. Intenté encenderlo de nuevo y no pasó nada. Levanté el cofre para revisar que todo estuviera en su lugar. Todo estaba. Entonces caminé hacia un costado del carro y me escuché. Algo dentro de mí me decía que si lo movía, iba a encender. La idea era demasiado absurda, ¿cómo era posible que yo estuviera pensando eso? Pero las llantas llamaban mucho mi atención. Tuve la imagen de éstas moviéndose, y de nuevo la idea de que si lo hacían, el problema estaría resuelto. Sonreí. No cabía duda que, ante un problema, mi solución más rápida era fantasear. Me subí al carro y traté de encenderlo por última vez. Y, obviamente, no encendió. Entonces, sin pensarlo claramente, bajé la palanca de los cambios hasta neutral y comencé a balancearme rítmicamente en el auto. Luego lo encendí.

Todavía no me recupero. Ya he dejado de buscar una explicación racional a la voz que me decía la solución, o a lo que sucedió con el auto. Lo cierto es que me ahorré tiempo y dinero. Mi carro funciona ya a la perfección. Y todo por permitirme avanzar sin juicios a lo irracional. A ese terreno que la civilización nos tiene prohibido; y que por experiencia propia puedo decir que se nos tiene prohibido por su sencilla y asombrosa funcionalidad, que nos vuelve más completos e independientes, pero genera ingresos a nadie.



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Causas alimenticias de la separación

Si la atracción en una pareja se debe a la química, su separación sin duda es un problema alimenticio. Cuando la pareja se conoce, la alimentación de cada uno de ellos es totalmente distinta. Ya sea que provengan de una familia en la que sea la madre la quien los alimente, o vivan solos y se alimenten a sí mismos, su constitución química se debe a los compuestos que introducen cada día en su cuerpo. Y estos compuestos combinados son los que producen en última instancia el interés químico en el otro. Cada uno se alimenta y de ese modo alimenta la atracción. Una vez seguros de que son esas las sustancias junto a las cuales desean permanecer, deciden unir sus vidas. Y es en esta etapa donde el cliché nos dice que ahora sí los cónyuges se mostrarán como son, y como resultado de estas revelaciones, la relación de atracción disminuirá y se convertirán, de una pareja atraída a una pareja estable, con todas las implicaciones relacionales de ello.

Nada más falso.

El problema de las parejas que cambian su modo de relacionarse de noviazgo a vida en común, se debe a su alimentación. Todos esos nutrientes que la relación disfrutaba en los cuerpos son sustituidos por otros; los que ambos compran y preparan. Los que ambos consumen en los restaurantes. El estado químico previo se modifica, y así también sucede con la atracción inicial. Es innegable que la composición corporal es la que se vuelve decisiva en esto.

Por ello, es obvio que la mejor solución al problema de la separación es la alimentación individual. Un estilo alimenticio satisfactorio para cada cónyuge, aunque esto implique mayor trabajo, es una vía importante para mantener una composición química propia y, de este modo, garantizar una atracción constante y duradera en la vida de la pareja.

domingo, septiembre 18

Una librería es un sitio terrible. El sitio donde todas las atrocidades del presente y del pasado se vuelven literales. Donde el universo conocido y el especulado convergen y se vuelven información. Tanto lenguaje pronunciado al unìsono sòlo es tolerado por quien deambula lejos del palabrerìo cotidiano.

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Cosumir drogas es de lo màs conservador. Las drogas provocan que quien las consume perciba una realidad trastornada; una realidad peor o mejor que la que existe, evitando asì la inconformidad del consumidor respecto a la realidad que ofrece el sistema. Este sonrìe feliz, acelerado o extàtico, tirado en la calle, en un sillòn, bailando o trabajando con eficiencia. Què mejor ciudadano que un drogadicto.



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En la sección de antropología social de la librerìa Borders, encontrè un texto que analiza con seriedad de culto, el fenómeno de la Disneyficación de la sociedad. Es cierto que el fenòmeno existe. Vaya, es innegable; pero lo relatado por este hombre va del absurdo a lo bizarro. Dice: "las personas que presentan resistencia al parque temático, suelen identificarse porque acuden a èste con camisetas de los villanos de Disney". Pero esas no son las ùnicas fechorìas que cometen los resistentes, màs adelante señala que: "a varias Bellas Durmientes les han apretado las tetas, y ha habido casos de violación de algunas Blanca Nieves". Vaya maneras de derribar los cuento de hadas.


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La sociedad se consume a sí misma; el problema es que es insumo y no producto terminado.

martes, septiembre 6

Hace unos días tembló en Tijuana. Mientras temblaba, permanecí inmóvil. Cuando era pequeña, temblaba con mucha frecuencia en esta ciudad; yo solía correr despavorida sin rumbo, esperando encontrar un lugar seguro. Hoy sé que no existe tal cosa como la seguridad.


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Hay días en los que el monadismo es tan claro que me asombra. Días especialmente cerrados en los que puedo experimentar la imposibilidad de ir-hacia-el-otro. Saberme mónada me reconforta y, en ocasiones, me resulta totalmente disfrutable. Mira que ni siquiera me es necesario hablar o hacer algo, pues tan sólo alteraría mi realidad y la de nadie más. Y como mi realidad es perfecta en el silencio, no necesito hacer otra cosa.

La historia de la humanidad es la historia de la lucha imposible contra el estado monádico. El hombre no puede aceptar su soledad. Centenares de teorías y disciplinas han tratado de probar la posibilidad de las relaciones interpersonales. Afortunadamente, la tecnología y el espectáculo han llegado para probar lo contrario. El cine nos presenta el ejemplo más cercano de la creación de nuestra propia realidad, y de la proyección de ésta hacia el mundo. Del mismo modo, todos caminamos como proyectores de nuestra propia cinta, en la que actuamos y sentimos en relación a los personajes que se hemos colocado para actuar ahí.

Experimentar la soledad monádica es doloroso porque hemos creído en la posibilidad de abandonar ese estado. Pero en tanto más aceptamos que es imposible cualquier tipo de contacto, y que somos un conglomerado de soledades; ésta, la única, la existencia para sí mismo será satisfactoria. Al fin de cuentas, aquel que dicta lo que es o no es satisfactorio, no puede ser alguien distinto a mí.