martes, noviembre 4

-Tengo hambre!

No es hambre, es la necesidad que tienes de llenar tu vida y lo traduces a comida.

No es hambre, sucede que te quedaste en la fase oral y necesitas tener ocupada la boca.

No es hambre, lo que pasa es que estás a dieta y tu cerebro pide lo que no debe obtener.

No es hambre, es la necesidad de compañía que, no saciada con personas, la intentas satisfacer con alimento.

No es hambre, es gastritis, y tu estómago te pide que lo rellenes con el fin de amortiguar el efecto dañino de los jugos gástricos.

No es hambre, es que acabamos de ver un anuncio de alimentos y es tu respuesta a la publicidad.

No es hambre, es el condicionamiento de tu cuerpo porque ha llegado la hora en que lo alimentas.

No es hambre, es nerviosismo, y deseas tener algo bajo control, ese algo se llama comida.

No es hambre, son tus ganas de ser rechazado por las personas y para ello quieres volverte obesa y amenazante.

No es hambre, es la necesidad de recompensarte porque has trabajado mucho.

No es hambre, es que no soportas esta situación y buscas evadirte con otros pensamientos.

No es hambre, es la visión de otras personas comiendo lo que te llevó a pensar eso.

No es hambre, es tu afán de solidarizarte con quien acaba de decir que siente lo mismo. Te gusta.

No es hambre, simplemente quieres sacar plática.

No es hambre ¿No sabes que comer puede resultar dañino para la salud?

No es hambre, tal vez sea úlcera.

No es hambre, es tu necesidad de sabotear este momento tan perfecto.

No es hambre, lo que pasa es que te llegó el olor de la comida del vecino.

No es hambre, tal vez sea solamente sed.

No es hambre, tienes demasiada imaginación.

No es hambre, podrá ser incluso cáncer, pero hambre no es.


Y la piel se reseca. Y los ojos se hunden. Y los huesos se notan. Y la boca murmura.


Cuatro labios sostienen las esquinas de su ferétro. Se miran.

-¿Tu crees que...?

-No. Fue la depresión.