lunes, noviembre 18

CENTRO DE ENTRENAMIENTO
Me quedé parada frente ese lugar: no entraré, me dije. De todas maneras ¿que hay ahí adentro? ¿Diversión? Ja, pero yo no lo necesito. Que lo hagan quienes no se soportan. Di-vertirse: volcarse hacia algo distinto a uno mismo. No. Que lo hagan la bola de gringos babosos y embotados. Entonces escuché a Nietzsche:Erizo! Erizo! Te niegas ante lo desconocido, Erizo! Bueno, ok, ok. Pero nada más por ser tú.
Entré al almacén gigante de juegos de video enfocado hacia el consumidor adulto (por lo menos de edad, jaja). Mi paranoia afloró: un gringuito, como de unos 8 años estaba metidísimo en un juego de tanques de guerra. Pero claro! los entrenan desde chiquitos, cuando son esponjitas. Así, cuando tengan 18 no se espantarán al subirse a uno de verdad para "defender" a su país. Y para alimentar aun más mi paranoia, otro videojuego: terrorist attack. La historia: "some terrorist have taken a goverment building and you are the one who's going to..." Perfecto! entrenamiento previo. Ese morrito irá mas que preparado cuando el bisnieto de Bush ataque al nieto de Saddam. Y aparte de todo: pagan! pagan por ser entrenados!
En otro juego, un adolescente practicaba tiro al blanco contra unos pseudomaleantes. Pistola en mano. Instrucciones perfectas. Luego no se quejen de los ataques en las escuelas. Hay que tomar responsabilidad y decir: Ah! pero por supuesto que lo mató. Yo le compré a mi hijo su equipo de entrenamiento Nintendo desde que tenía cuatro años. Era de esperarse.
El frío del lugar y la paranoia crecían. Me resistí a participar. Erizo! Erizo! Ok, ok. De todas maneras era bueno que descargara un poco de energía. Busqué algo adecuado para una mujer: un juego de box virtual. Perfecto. Me coloqué en cada mano unos guantes de a kilo, unidos a la máquina por un cable. Pisé en las huellas reglamentarias y, sorpresa! le puse una madriza a uno, dos, tres batos virtuales, jaja. Entrenamiento solamente. Aunque ya descubriendo mis talentos, como que me quedaron ganas de quitarle lo virtual a la realidad. Y creo que los conductores de tanques y bazookas, desgraciadamente comparten mi sentimiento.