miércoles, noviembre 20

NGC6240
Siempre he tenidO problemas con el tiempo: llego tarde a todos lados. En mi cerebro, el tiempo es una especie de esquema preestablecido en el que puedo observarlo como una gráfica. El tiempo es un diseño, y como tal, una invención. Preocuparse por el tiempo resulta entonces preocuparse por algo inmodificable. Nadie se preocupa por el sistema métrico decimal, o el sistema binario, aunque tambien en estos se desarrolla nuestra existencia.
Hace rato leía acerca de una observación que acaban de hacer los astrónomos norteamericanos de un par de agujeros negros que están a 400 millones de años luz de distancia. Resulta que estos sujetos (los agujeros negros) tardarán 100 millones de años en acercarse y fundirse. Cada uno era de distinta galaxia, que ahora es una sola, y se llama NGC6240. Se cree que tienen una masa millones de veces mayor que la de nuestro sol. Su fuerza gravitacional es tan grande que se atraen. La cosa es que, cuando se fusionen, causarán una conmoción universal: los planetas se desplazarán por una pulgada y los satélites e instrumentos de navegación espacial se descontrolarán momentaneamente. El efecto será parecido al que resulta de tirar una piedra en un lago. Esta observación de los agujeros negros es del pasado, ya que a la distancia que nos encontramos de estos, la imagen que recibimos tiene 400 millones de años de antiguedad (o sea que es probablemente ya chocaron, pero el efecto tardará en llegar). Estamos viendo un pasado, y un pasado que al mismo tiempo es la visión de nuestro futuro, pues se augura que en unos cuatro billones de años, nuestra galaxia Vía Láctea, se fusionará con su vecina Andrómeda, ya que los agujeros negros que existen en cada una, ejercen atracción entre sí.
Pasado que se observa en presente y que será futuro. ¿Dónde el tiempo? ¿Dónde comprobar? Todo es presente; un único, indisoluble, inevitable y constante presente.