viernes, noviembre 15

CON MUCHO GUSTO
He visto todo tipo de expresiones faciales, la mayoría de ellas lugar común; sin embargo, hoy presencié una que merece blog.
Llegué al restaurancito a pedir comida para llevar y me senté en la única mesa que, junto con una barrita de doce centímetros, formaban el comedor del lugar. Estaba muy contenta, de buenas, viendo pasar los carros en el boulevard. Dos señores jóvenes entraron al restaurant y ordenaron comida "para comer ahí" . La cosa es que me levanté y fui a sentarme a uno de los banquitos de la barra:
-Siéntense aquí, yo nomás pedí comida para llevar.
Un no se hubiera molestado con la boca abierta.
Y es que he visto mujeres que ante la caballerosidad de un hombre se muestran halagadas, se molestan, y otras que de plano son indiferentes. Pero el rostro de un hombre ante la damosidad de una mujer es igual al que debieron haber mostrado las mujeres del siglo XV: la expresión de quien contempla la divinidad ¿Tan mal acostumbrados los tenemos?