viernes, noviembre 29

LEJOS DE ELLA
Huyo dispuesta a encontrar el sitio perfecto en donde no estoy. Entro al pequeño bar. Me siento. En la mesa contigua, espero un trago de licor. Observo mis ademanes con cuidado: la mano resbala por la pierna y se detiene, sube a la mesa y gira simulando el movimiento de mis ojos que, parecen dirigirse a mí. Finjo distraerme en otra cosa, para no delatarme, para continuar observándome en secreto. El bar pesa cuando no hay compañía, lo siento descansar sobre mis hombros; es carga que me obliga a doblar un poco el cuerpo. ¿Es esa la mujer a la que todos miran? Mi silueta se pierde entre las mesas, poco a poco, con tragos de licor. Descanso de mi impulso constante de saberme, pero me observo, lo sé, desde otro extremo, desde miles de ojos que se alternan. Cada trago los multiplica. El bar se ha vuelto ligero, pero ahora estoy en cada mesa. Es tiempo de salir.