jueves, octubre 16

EL MURO

Hablar solamente dos idiomas es un gran impedimento cuando leo autores extranjeros. Mi problema es que desconfío demasiado de todo y todos, de manera que los traductores no se escapan de mis sospechas. Trato de tranquilizarme diciéndome que no intente leer la obra original, sino una obra totalmente distinta, que trate de creer que el traductor es el autor y que es su obra la que leo: pero no logro convencerme.

Los idiomas se complementan entre sí, por eso el idioma ideal sería el que conjunta a todos los idiomas del planeta; pero aun así sería imperfecto al excluir los idiomas de otros planetas, y con esa inmensa imperfección debe trabajar el traductor.

Las palabras tienen, en apariencia, la posibilidad de ser representadas por su equivalente en otro idioma, sin embargo, no es en la palabra ni en su significado donde se encuentra el secreto para su traducción, sino en la capacidad de recrear el pensamiento del autor para cada palabra, que puede resultar en una muy distinta a la que se utilizaría para traducirla. Quién traduce sentido, significado o frases, traduce tan sólo resultados, y entrega al lector un producto digerido que carece de los nutrientes del original. Es obvio que la barrera entre los lenguajes existe, pero esta debe ser transportada en la traducción, ya que al tratar de eliminarla se elimina el fondo que sustenta la obra.

Por otro lado, la traducción es también un acto en dos tiempos distintos del lenguaje. Es indispensable que esto se tome en cuenta al hacer parir en un idioma un texto que fue concebido hace décadas en otro: el mundo en el que ahora nace utiliza un lenguaje muy distinto al que fue paralelo en tiempo al de la obra. Por eso las traducciones urgen, deben llegar a la sala de emergencia del traductor tan pronto el autor la haya dado a luz. El esperar reconocimientos, validaciones y procesos burocráticos tan sólo acrecentarán la barrera.

Traducir es apropiarse, aumentar los recursos de la lengua materna y potencialmente los recursos de los habitantes del país. Traducir derrumba los mitos de la grandeza de tal o cual nación disectando sus ideas, escudriñando con habilidad en los procesos de pensamiento que dan lugar a la opresión. Traducir es una forma de poder. Traducir integra. Traducir elimina. Traducir vence.