domingo, octubre 26

ROJO


Había esperado muchos años al sol rojo. Lo observé un día mientras tuve una visión de mi persona en el desierto, sintiéndome unida a un grupo de desconocidos, mientras cantábamos algo incomprensible. Entonces observé el sol rojo en el horizonte y supe que el día que lo viera en el cielo que consideramos real, sería el inicio.

El inicio de qué, lo desconozco. Puedo argumentarme que de todas maneras siempre se incia algo, que siempre se está en un proceso, que el cambio es el estado esencial del ser; pero ese sol rojo muestra el inicio de uno de esos cambios que SI se perciben, de esos que provocan un giro en el camino que se lleva, hacia uno con corazón. Dice un chamán yaqui que todos los caminos son los mismos, que no te llevan a ninguna parte, pero uno tiene corazón y otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte, el otro te debilita.

El sol rojo me recuerda que estoy destinada a volar. Claro que nadie nunca me verá pasar por encima del Hotel Camino Real, o de la Garita de San Ysidro, pero yo sabré en qué momento iniciaré a hacerlo. Sé que, como dice el mismo chamán, aunque me amarre una roca a una pierna, lo haré, aunque terminemos volando la roca y yo.

Mircea Elíade explica que el que deseo de volar no es sino un intento por trascender la condición humana. Romper el tejado de la casa. Ascender. Eso me anuncia la visión del sol rojo, no importa que lo vea así porque los gringos, en su intento por destruir el Amazonas, han construído todas las casas de madera y ahora se está incendiando San Diego.

Hoy es el primer día,

por eso será más corto, y la noche terminará pronto con él, porque el primer día siempre es corto, porque lo que trasciende dura instantes solamente, porque los instantes se pueden prolongar mientra estemos en la disposición de permanecer.

Si te aburre la vida y deseas algo que la condimente, dí la verdad.

Habrá miles de explicaciones científicas, pero el hecho que la ceniza descienda sobre la ciudad no es coincidencia. La ceniza es símbolo de renacimiento. Algo ha muerto e inicia un nuevo ciclo. El viento habla con las voces de lo muertos.

Un nuevo sol ha salido, un sol que significa muerte y vida.

Es imposible elegir ambas.