martes, octubre 28

PROCRASTINATOR

Lo acepto hoy, pero igual preferiría aceptarlo mañana. Tengo una compulsión a posponer los eventos, las decisones, las cosas y por supuesto, la vida.

Pospuse mi adolescencia hasta casi los catorce años y, como siempre, llegué tarde con todo y sus consecuencias. Se me aplica a la perfección el no dejes para mañana lo que puedes hacer pasado mañana. Y así me voy posponiendo siempre. La cosa es que soy responsable (si?), lo cual significa que no dejo de hacer las cosas, solamente que las hago en el último minuto.

Ahora que estoy a unos meses de cumplir treinta años, me he dado a la tarea de apurarme lo más que puedo para llegar a los treinta, de treinta. Para esto he estado viviendo meses e incluso días, que me dan la vivencia de años. No le recomiendo a nadie esto, pues lo que se debería de asimiliar en, digamos, tres años, viviéndolo de esta manera se asimilia en seis días, y el desgaste físico y mental es agobiante.

Lo bueno es que todavía me faltan seis meses para los treinta, y ya siento que ando por ahí de los veintiséis, asi que cuatro años en seis meses da un promedio de .66 años por mes, lo cual me pronostica un futuro mejor. Todavía tengo tiempo, mucho tiempo.