REGRESO A LOS ORIGENES
Es frecuente escuchar críticas acerca de la tecnificación de las relaciones personales mediante el cada vez más frecuente uso de las pláticas electrónicas. Se dice que vuelven a la persona un ser solitario que únicamente se interrelaciona con un aparato, descuidando así la convivencia directa con sus semejantes. Sin embargo, creo que el auge de éste medio como instrumento de comunicación, lejos de ser un vehículo tecnificado de aislamiento, se encamina al desarrollo de un lenguaje más puro entre las personas, un lenguaje a través del cual se intenta volver a las formas originales de comunicación interna. Es un regreso al lenguaje natural del cuerpo, por eso la interacción que se logra va más allá que la del lenguaje hablado. Nuestro cuerpo se comunica mediante impulsos eléctricos; todos nuestros pensamientos son electricidad, las órdenes para llevar a cabo nuestras acciones voluntarias e involuntarias son comunicadas desde el cerebro mediante electricidad, y nuestras reacciones ante los estímulos del entorno son registradas de la misma manera. Por eso, en ésta era de la información, en la que el uso del cuerpo se ha minimizado debido a los avances de la tecnología, es natural que, a punto de reducir nuestras actividades al mero pensamiento, a simple actividad neuronal, tendamos a comunicarnos mediante el lenguaje mismo de nuestro cuerpo: la electricidad.