VISA DE TRABAJO Hay quienes se entristecen o alegran ante tal o cual situación, y no se cuestionan si en realidad ese hecho tuvo la suficiente intensidad como para provocar ese sentimiento, o si en realidad lo que sienten es verdadero: felicidades para ellos. Sin embargo, habemos otras que, ante la llegada de un sentimiento, lo pasamos por el servicio de inmigración y aduanas:
-¿Que traes?
- Un cúmulo de sensaciones que invadirán tu cuerpo.
-¿Cual es el objetivo de tu visita?
-Hacerte saber que estas viva, que tienes la capacidad de sentir y disfrutarlo.
-¿Cuanto tiempo piensas permanecer?
-No lo sé, depende de lo que tu lo necesites.
-Identificación por favor!
-No tengo, tu me tienes que identificar.
Y aqui comienza el problema, NO se puede comprobar su identidad. Es aceptar siempre un desconocido en el país; y más que eso, alguien de quien se sospecha. No se sabe si es real. Toda investigación es infructuosa porque se desconoce si el investigado existe o lo hemos inventado. Sentimientos que corren como ilegales en nuestra mente. Están ahi, huyen a su tierra, desaparecen; no echan raíces porque no se los permitimos, porque aunque percibimos su presencia, los negamos. Sentimientos de alegría, dolor, amor, miedo, compasión, indiferencia; ilegales que residen en la mente, esperando eternamente su visa de trabajo.